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Elecciones en Neuquén: NO es posible expropiar a los capitalistas votando

Lo que domina la escena política neuquina es la disputa entre los dos candidatos del MPN, aunque Figueroa vaya por fuera. El despliegue de propaganda del candidato Koopman, posiblemente el próximo gobernador, es obsceno frente a la situación económica de los trabajadores.

Está tan polarizada la campaña que muchos sectores del peronismo se han alineado con Figueroa, incluso dirigentes de la burocracia sindical docente. La crisis de los partidos de la burguesía es tan fuerte que la elección se reduce a un juego de colectoras. Las encuestas dan ganador a uno y a otro dependiendo quién la paga y la lista Azul de Sapag ha desplegado todo el clientelismo posible para asegurarse la gobernación.

Esta campaña está totalmente vaciada de contenido con carteles con enormes caras y consignas que se asemejan a pastores evangelistas, como: “votá por Neuquén”, “sumá más para Neuquén”, “neuquinizate” y de ese estilo. Detrás de esta campaña vacía se está jugando quién se queda con la administración del negocio petrolero que no deja de crecer, en una provincia con un 40% de pobreza.

En este marco, el FITU hace su campaña con matices de acuerdo al candidato y al partido que representa, pero con un denominador común que es no chocar con la institucionalidad burguesa. Su consigna principal es: “No los votes más, fuera los políticos capitalistas”. En todas las entrevistas realizan un papel de denuncia sobre las condiciones actuales de los trabajadores y el rol del MPN, pero no dicen cómo se lograría lo que proponen. Incluso frente a la pregunta de los periodistas de si es posible la expropiación sin pago del petróleo o de reindustrializar, o construir 100 mil viviendas en la provincia dicen que sí, que luchan por un gobierno de trabajadores y que los tienen que votar para que los trabajadores gobiernen. Como partido venimos señalando esta adaptación al régimen burgués electoral con el afán de conseguir más votos.

Los problemas fundamentales de la provincia como el acceso a la vivienda y al trabajo se tienen que atacar planteando la expropiación sin pago de la industria petrolera, pero esa expropiación no se logrará votando. Es una acción que toca la propiedad privada de los capitales nacionales e imperialistas y que será una revolución social la que lleve adelante este proceso. En primer lugar, los organismos de la democracia burguesa como la Legislatura y el Concejo Deliberante no votarán esas leyes, y, además, la reacción de la burguesía a una medida de ese tipo no será pacífica. Desde los partidos electoralistas nos responderán que estamos todos de acuerdo con esto y que todos luchamos por la revolución. Sin embargo, el momento clave para plantear los problemas de fondo es en el marco de las elecciones burguesas.

El programa de la revolución social no puede ser un discurso reservado para el Primero de Mayo o para la intimidad de las reuniones de militantes, por lo menos en las organizaciones que se reivindican trotskistas. La situación del mundo demuestra el gran fracaso del capitalismo y su dictadura disfrazada de democracia. Las masas no muestran entusiasmo en las elecciones porque saben que sus problemas no se solucionan allí, están hartos de las campañas electorales. Por ello, es el momento para plantear la necesidad de la revolución social y que todos nuestros reclamos serán impuestos por la vía de la acción directa de masas.

El POR interviene en la campaña electoral denunciando que la democracia burguesa esconde la dictadura del capital, de las petroleras y terratenientes. Y llama a votar nulo o blanco con el programa de la revolución social

 

(Nota de MASAS nº433)


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