Historia de las relaciones de la OTAN con Ucrania
Las relaciones entre Ucrania y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comenzaron en 1992, rompiendo el acuerdo de EE.UU. y Rusia de 1990 de no extender la OTAN más allá de Alemania.
Las potencias imperialistas y Rusia acordaron quitar a Ucrania su mejor garantía de soberanía e independencia a través del “Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad” que se firmó el 5 de diciembre de 1994, adhiriendo a Ucrania al “Tratado de No Proliferación Nuclear”. En virtud de ese acuerdo Ucrania cedió a Rusia entre 1994 y 1996 5.000 bombas nucleares y 220 vehículos de largo alcance necesarios para usarlas, incluyendo 176 misiles balísticos intercontinentales y 44 aviones bombarderos de gran alcance con capacidad nuclear, el tercer mayor arsenal nuclear del mundo.
Ucrania se incorporó al Consejo de Cooperación del Atlántico Norte en febrero de 1994. Ucrania fue el primer país de Europa del este en concluir un acuerdo marco con la OTAN en el marco de la iniciativa de la Asociación para la Paz. El 7 de mayo de 1997 se inauguró en Kiev el primer centro oficial de información y documentación de la OTAN.
Desde 1997, trabaja estrechamente con la OTAN, y especialmente con Polonia. Una unidad ucraniana fue desplegada en Irak, como parte de la fuerza multinacional bajo mando polaco. Tropas ucranianas están desplegadas como parte del Batallón Ucraniano-Polaco en Kosovo.
El 6 de abril de 2004, la Rada Suprema aprobó una ley sobre el libre acceso de las fuerzas de la OTAN al territorio de Ucrania.
En la cumbre de la OTAN en Bucarest en abril de 2008 se les prometió a Georgia y a Ucrania una futura entrada en la organización. “La OTAN celebra las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania y Georgia de ser miembros de la OTAN. Hoy acordamos que estos países se convertirán en miembros de la OTAN”. Bush no logró que se aceptara en ese momento la incorporación, por la oposición de Europa.
En los años siguientes se avanzó en esa integración, excepto bajo el gobierno de Víktor Yanukóvich, en que se enfrió esa relación. Francia y Alemania continuaron renuentes a la incorporación de Ucrania y Georgia.
Ante el levantamiento del Euromaidán, Víktor Yanukóvich huyó de Ucrania en febrero de 2014. Asume interinamente el Gobierno, mediante un golpe parlamentario, Yatseniuk. Adelanta las elecciones presidenciales para mayo 2014.
Ante esa creciente lucha, desde 2013, cada vez más radicalizada, especialmente en el Este, y los nuevos acuerdos que imponía el FMI a un país en quiebra, en la primera semana de marzo de 2014, Estados Unidos envió al Mar Negro un grupo de portaaviones que incluyó al USS George H. W. Bush —que transportaba 90 aviones y helicópteros de varios tipos— además de otras diecisiete naves y tres submarinos (uno de la clase Ohio con misiles balísticos). Adicionalmente, el Pentágono envió seis aviones de combate y un avión de reabastecimiento de combustible para aumentar los cuatro que ya participan en la misión Policía Aérea del Mar Báltico. El 6 de marzo, se anunció que 12 combatientes y 300 miembros del personal de servicio irían a Polonia.
En los días siguientes se publicaron en internet videos donde aparecía personal militar de la compañía privada estadounidense Blackwater Worldwide en las calles de Donetsk. Al mismo tiempo, aviones de la OTAN comenzaron a vigilar la frontera de Kaliningrado con Polonia y Lituania. Además, el 10 de marzo el destructor de la Armada estadounidense USS Donald Cook cruzó el estrecho del Bósforo hacia el Mar Negro como parte de los esfuerzos de El Pentágono por mostrar «apoyo a los aliados de Europa del Este, preocupados por la concentración de las tropas rusas en la frontera con Ucrania». Ya el 12 de marzo, Bulgaria, Rumanía y Estados Unidos realizaron una serie de ejercicios conjuntos en la parte occidental del Mar Negro, en unas maniobras que formaban parte de la preparación conjunta de las flotas de los tres países.
El 13 de marzo, funcionarios dieron a conocer una solicitud del Gobierno de Ucrania a El Pentágono en la que pedían el suministro de cantidades «significativas» de armas y municiones, equipos de comunicaciones, de apoyo de inteligencia, combustible de aviación y otros elementos. Sin embargo, las autoridades estadounidenses se negaron a «tender la mano militar» a Kiev, ya que en ese momento no consideraban la posibilidad de prestar asistencia militar. Al día siguiente, el Departamento de Defensa de Estados Unidos decidió ampliar «por unos cuantos días» la estancia en el Mediterráneo de su portaaviones George H. W. Bush, acompañado con otras naves.
El 19 de abril de 2014, el ministro de Defensa polaco anunció que Estados Unidos desplegaría sus tropas en Polonia en respuesta al «despliegue ruso» en el este de Ucrania. El 2 de mayo, una flotilla de buques dragaminas de la OTAN llegó a Klaipeda, en Lituania, para «fortalecer» las fuerzas en la región en respuesta a la crisis ucraniana. El Ministerio de Defensa de dicho país informó que «esta visita del grupo de dragaminas a la zona del mar Báltico tiene como objetivo garantizar la seguridad marítima en la región y la disponibilidad de la OTAN para responder a cualquier incidente». La flotilla está compuesta por cinco embarcaciones de Noruega, Países Bajos, Bélgica y Estonia y llevarán a cabo en aguas territoriales de Letonia entrenamientos entre el 9 y 22 de mayo. Al mismo tiempo, partieron hacia Estonia una unidad británica de infantería compuesta por 100 efectivos. Además, la primera ministra de Letonia, Laimdota Straujuma, dijo que le gustaría ver efectivos de las Fuerzas Armadas estadounidenses en una base permanente en el territorio de su país, siendo justificadas por la situación en Ucrania. Anteriormente, la OTAN ya había intensificado patrullas de «policía aérea» en los países bálticos, Polonia y Rumanía, por la situación en Ucrania.
Como dijimos, entre 2013 y febrero de 2014 se produjo un levantamiento nacional de masas, cuyo centro fue la Plaza Maidán, que por medio de su acción directa tiró abajo al gobierno fondomonetarista de Yanukovich (apoyado por Putin), sin poder colocar un gobierno propio. El poder fue usurpado por sectores nacionalistas de derecha proeuropeos generando ilusiones en las bondades de la Europa occidental.
Ya vimos cómo la OTAN rodeó Ucrania en esas semanas decisivas. Desde abril de 2014 el ejército ucraniano llevó a cabo una operación contra las milicias en el este del país (Donbás), para dividir a la clase obrera. En esa región se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al nuevo gobierno. Esta guerra civil contra el Este es orientada desde el gobierno con respaldo de la OTAN. El poderoso movimiento obrero resistió duramente los planes del gobierno, que no pudo doblegar a la región durante 8 años.
El día después de su elección, en mayo 2014, Petro Poroshenko, prometió que la reconquista del este del país no duraría “más de dos o tres meses”, incluso “horas”. Lo que sí ocurrió fue la matanza de 15.000 ucranianos (como consta en las denuncias en la ONU), la migración de 2 millones de personas.
El gobierno de Poroshenko llamó al reclutamiento masivo de decenas de miles de soldados entre 18 y 25 años para aplastar el Este, pero fracasó, no había disposición en la juventud a enrolarse para ir al frente a matar a sus hermanos. Miles fueron procesados por negarse al enrolamiento. Sí incorporó al ejército regular a las milicias fascistas. Tuvo que recurrir a bombardeos masivos y masacres y como no fue suficiente lanzaron un cerco de hambre y desabastecimiento. Cortaron el suministro de gas y electricidad para hacer sentir todo el rigor. Y ni aun así lograron ocupar militarmente el Donbass. Se denunció a la OSCE que no proporcionar gas a las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk agravaba la catástrofe humanitaria, que se asemeja a un genocidio. Tampoco llegaban las partidas presupuestarias, no se pagaban salarios y jubilaciones.
El 5 de septiembre de 2014 se firma un “Acuerdo de Paz” firmado por Ucrania, la Federación Rusa, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, bajo la intervención de la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa (OSCE). El objetivo era desarmar y desmovilizar a los sectores más radicalizados del Este. Ese acuerdo fracasa porque Kiev siguió atacando y el Este siguió resistiendo. Era la formalización de varios acuerdos previos para detener los combates en la región del Donbass.
Ante el fracaso del Acuerdo se vuelve a negociar en febrero de 2015 un nuevo acuerdo denominado Minsk II en el que participaron Francia y Alemania. El 21 de enero las fuerzas de Kiev habían perdido el Aeropuerto Internacional de Donetsk y las regiones rebeldes pasaron a la ofensiva sobre un importante nudo ferroviario de carreteras de Debáltsevo, en los días previos al acuerdo los combates se aproximaban a Mariúpol. Para el presidente de Francia ese plan “era la última oportunidad” para resolver el conflicto. La mayor militarización, ataques, muerte y destrucción serán la respuesta del imperialismo ante la inviabilidad de derrotar y desarmar “pacíficamente” al Este.
En 2015, se planificaron una serie de ejercicios militares entre los miembros de la OTAN y Ucrania. Entre ellas, la Operación Fearless Guardian (con un total de 2.200 participantes, incluidos 1.000 militares estadounidenses). El personal y el equipamiento iniciales de la 173ª Brigada Aerotransportada llegaron a Yavoriv, en el oblast de Lviv, el 10 de abril de 2015. Fearless Guardian entrenaría a la recién formada Guardia Nacional de Ucrania en el marco del Fondo de Seguridad para Contingencias Globales aprobado por el Congreso. En el marco del programa, EE.UU. iba a entrenar a tres batallones de tropas ucranianas durante un periodo de seis meses a partir de abril de 2015. Otros ejercicios incluyeron Sea Breeze 2015 (un total de 2.500 efectivos, de los cuales 1.000 eran militares estadounidenses y 500 militares de países de la OTAN o de la “Asociación para la Paz”), “Saber Guardian/Rapid Trident – 2015” (un total de 2.100 efectivos, de los cuales 500 eran militares estadounidenses y 600 de países de la OTAN o de la “Asociación para la Paz”), así como el ejercicio aéreo ucraniano-polaco “Safe Skies – 2015” (un total de 350 participantes, de los cuales 100 eran militares polacos) y la policía militar “Law and Order – 2015” (total de 100 participantes, de los cuales 50 eran militares polacos). El presupuesto de seguridad y defensa de Ucrania fue elevado al 5% del PIB.
En marzo de 2016, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, declaró que Ucrania tardaría al menos entre 20 y 25 años en integrarse en la UE y la OTAN. En contra de esa posición, el 8 de junio de 2017, la Rada Suprema de Ucrania aprobó una ley que convierte la integración en la OTAN en una prioridad de política exterior. Evidenciando el choque entre las potencias europeas y EE.UU. junto con su gobierno servil sobre este tema.
El 10 de marzo de 2018, la OTAN añadió a Ucrania en la lista de aspirantes a miembros de la OTAN (entre otros, Bosnia y Herzegovina y Georgia).
El 20 de septiembre de 2018, el parlamento ucraniano aprobó enmiendas a la Constitución que harían de la adhesión del país a la OTAN y a la UE un objetivo central y el principal objetivo de política exterior. El 7 de febrero de 2019, el parlamento ucraniano votó con una mayoría de 334 de 385 para cambiar la Constitución ucraniana con el fin de entrar en la OTAN y la Unión Europea.
En 2019 aparece un documento fundamental de la Rand Corporation (creada en 1948 como parte del aparato militar industrial de Estados Unidos), “Sobreextendiendo y desbalanceando a Rusia”. En sus páginas se “enumeran opciones no violentas y de imposición de costos que EE.UU. y sus aliados podrían promover en las áreas económica, política y militar para estresar a Rusia –sobreextendiendo y desbalanceando- su economía, sus fuerzas armadas y la estabilidad de su régimen político”. El documento examina prolijamente las diversas áreas. Propone por ejemplo, en la economía imponer sanciones y trabas comerciales, acabar con la dependencia europea del gas ruso, favorecer las exportaciones norteamericanas de gas hacia Europa, y fomentar la emigración de científicos y gentes con elevada formación técnica para privar a Rusia de este tipo de recurso humano. Para cada una de estas opciones se estimaba la probabilidad de éxito de la medida, sus beneficios y también sus costos y riesgos, y a partir de allí se formulaba una recomendación.
El 8 de octubre de 2020, durante una reunión con el Primer ministro Boris Johnson en Londres, el Presidente Volodímyr Zelensky declaró que Ucrania necesita un Plan de Acción para la Adhesión a la OTAN, ya que “el ingreso en la OTAN contribuirá a la seguridad y defensa de Ucrania”.
El 1 de diciembre de 2020 Ucrania expone claramente sus ambiciones de obtener el Plan de Acción para la Adhesión a la OTAN y espera un amplio apoyo político y militar para tal decisión en la próxima Cumbre de la Alianza en 2021.
En febrero de 2021 dos poderosos cruceros norteamericanos surcaron el Mar Negro con la anuencia de Turquía, que tiene soberanía sobre los estrechos de Dardanelos y Bósforo, entre los que se encuentra el pequeño Mar de Mármara. Es esa la única vía de entrada al Mar Negro.
El 10 de abril de 2021, el ministro de Defensa de Ucrania, Andrii Tarán, declaró que la máxima prioridad es obtener el Plan de Acción para la Adhesión (MAP) a la Alianza del Atlántico Norte en 2021.
El senador demócrata Chris Murphy declaró en Kiev, tras una reunión con Zelensky, “que Ucrania ya ha realizado varias reformas necesarias para convertirse en miembro de la OTAN, así como para llevar a cabo reformas adicionales”. Entre las reformas llevadas a cabo se encuentran el “control civil” sobre las Fuerzas Armadas y la “modernización del ejército” … “en lo que está sucediendo en la frontera oriental de Ucrania, por lo que no solo beneficia a Ucrania, sino también a todas las democracias”.
El 28 de junio de 2021, las fuerzas ucranianas y de la OTAN iniciaron ejercicios navales conjuntos en el Mar Negro bajo el nombre de Sea Breeze 2021 que contaron con una gran cantidad de naves de guerra y de aeronaves de la OTAN y de otros países que no la integran, como Ucrania. Fue este un enorme desafío, una provocación dedicada a Rusia, que es uno de los seis países tributarios del Mar Negro. Con posterioridad a estas maniobras multinacionales, las entradas y salidas de naves y aviones continuaron.
Pese a la resistencia de Alemania y Francia, EE.UU. impone el avance sobre Ucrania. La Declaración Conjunta sobre la Cooperación Estratégica Estados Unidos-Ucrania (Joint Statement on the US-Ukraine Strategic Partnership) firmada en la Casa Blanca el 1° de septiembre de 2021 ya se anunciaba que Ucrania tenía las puertas abiertas para ingresar a la OTAN. “Se define el Cuadro de Defensa Estratégica que pone las bases para reforzar la cooperación estratégica en cuestiones de defensa y seguridad entre EEUU y Ucrania” según el cual se la provee de sofisticadas armas antitanque, y no solo estas, además de emprender un “intenso programa de formación y ejercitación en maniobras tras dar a Ucrania el estatus de “socio privilegiado” de la OTAN”. Esta es la declaración de guerra a Rusia, a sabiendas de la respuesta que tendría. Decisión que quedó consolidada el 10 de Noviembre de 2021 con el Tratado de Asociación Estratégica entre EEUU y Ucrania, anunciado por el secretario de Defensa, Antony Blinken.
A comienzos de 2022 hubo una conversación entre Biden y Vladimir Putin, donde planteó la molestia por el accionar de la OTAN en el Mar Negro y pidió explícitamente, entre otros reclamos, que no hubiera emplazamientos atómicos en Ucrania. El Presidente norteamericano respondió que no podía asegurar esto último. En una reunión, al día siguiente, el canciller ruso Serguéi Labrov recibió una respuesta similar del Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
Lo detallado demuestra que hubo un trabajo sistemático de EE.UU. para doblegar todas las resistencias e incorporar Ucrania a la OTAN pese a que sectores importantes del establishment norteamericano que caracterizaban que esa medida era una declaración de guerra a Rusia y que no era conveniente, al igual que Francia y Alemania. La acelerada descomposición capitalista y sus tendencias a la guerra comercial y bélica enterró todos esos “razonamientos”.
En julio 2022 en la Declaración del Cerci decíamos: “La cumbre de Madrid, celebrada por la OTAN, expresa el estado más avanzado de descomposición del capitalismo tras la Segunda Guerra Mundial. Se desarrolla en las condiciones de más de cuatro meses de bárbaro enfrentamiento militar en Ucrania, el recrudecimiento de la crisis económica mundial, la proyección de la miseria y el hambre en la mayor parte del mundo y, sobre todo, el surgimiento del espectro de una tercera guerra mundial”.
“Estados Unidos, como no podía dejar de ser, está al frente del cerco económico-militar a Rusia, la utilización del pueblo ucraniano como carne de cañón, la presión por la escalada militar en Europa y el mundo, y de la cumbre de Madrid. La burguesía imperialista y el gobierno estadounidense son los principales responsables de la guerra en Ucrania y de su continuación sangrienta y destructiva. Pero solo pueden estar al frente de la escalada militar porque cuentan, principalmente, con la ayuda de las potencias europeas, en particular de Inglaterra”.
En la Cumbre de Madrid “pusieron al descubierto su plan de guerra. La revisión del “Concepto Estratégico” para la próxima década apuntando expresamente a Rusia y China”: todos los Aliados acordaron que “la Federación Rusa es el amenaza más significativa y directa para la seguridad de los Aliados y para la paz y la estabilidad en el área euroatlántica” (UKRinform).
El atentado contra los gasoductos a fin de septiembre 2022 fue un acto de guerra de EE.UU. con la colaboración de otros países de la OTAN, violando su propia ley, no sólo contra Rusia sino contra Alemania y Europa. Este hecho es de una gravedad extraordinaria. Un anticipo de la extensión de la guerra. Por otra parte, se acelera el proceso de ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN.
Se realiza en febrero la Cumbre de Vilnius, Lituania, Biden se reunirá con los Nueve de Bucarest (B9) y con el presidente polaco, debemos prestar atención a su solicitud de contar con una base permanente de EEUU y haber más que duplicado sus fuerzas armadas.
Rusia fue obligada a defenderse ante el abierto avance militar sobre sus fronteras. La clase obrera y los oprimidos de todo el mundo deben levantarse contra la prepotencia de EE.UU. y la OTAN de querer imponer su hegemonía a cualquier costo. Son una amenaza para la humanidad, que está empujando la situación a una guerra abierta en Europa ahora mismo, a que se transforme en una nueva guerra mundial.
Una verdadera lucha contra la OTAN y EE.UU, contra el imperialismo y las multinacionales, contra su militarismo, sólo puede ser llevada adelante por la clase obrera con sus propios métodos de lucha en todo el continente, golpeando su gran propiedad, sus grandes negocios, empuñando su estrategia política revolucionaria. Ese es el camino para terminar con la guerra. Lamentablemente, pese a las crecientes luchas proletarias, no se resuelve la crisis de dirección revolucionaria que exprese políticamente esas luchas. Ante la tragedia de la militarización de Europa y la guerra las direcciones políticas y sindicales en Europa siguen mirando para otro lado, sin siquiera advertir las consecuencias que tiene para la clase obrera, para la economía, la ofensiva de EEUU por someter a Europa. Una intervención activa y decidida de las masas en Europa contra los Estados Unidos y la OTAN dará un impulso a las luchas de los oprimidos en Rusia contra toda forma de opresión de clase y nacional. La unidad de la clase obrera y de los demás explotados europeos contra la guerra de dominación abrirá camino para la lucha contra el capitalismo en descomposición, por la revolución proletaria y por los Estados Unidos Socialistas de Europa.