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II Encuentro Internacional León Trotsky – Intervención del POR

El encuentro fue organizado por el Comité Mário Pedrosa. El panel en el que participó el POR abordó la cuestión «Las tareas del trotskismo en el Brasil de hoy». A continuación se transcribe la presentación y la conclusión.

Declaración del Partido Obrero Revolucionario (POR) de Brasil 

En nombre del POR y del Comité de Enlace para la Reconstrucción de la IV Internacional, quisiera agradecerle la oportunidad de hacer una referencia al asesinato de León Trotsky, que fue sin duda uno de los asesinatos políticos más graves de la historia del capitalismo. No sólo fue asesinado un hombre, fue asesinado un programa, fue destruida una idea, fue liquidada la oposición marxista a las fuerzas restauracionistas del estalinismo que venía surgiendo desde 1923.

Cualquier evento que tenga que ver con Trotsky merece mucho cuidado y una preparación rigurosa. Cuando vi que hoy estaba en la mesa sobre las tareas de los trotskistas, me alegré porque es una mesa que no permite el academicismo, porque el academicismo se vale demasiado del trotskismo. Es un terreno en el que se puede hablar mucho y practicar poco, y lograr poco.

Esta mesa está formada por corrientes políticas que se reclaman trotskistas. Y hay muchas dudas sobre quién es trotskista. ¿Cómo caracterizase como trotskista, por qué estamos tan divididos? Porque precisamente en una mesa se va a tratar uno de los mayores problemas de la historia, que fue la destrucción de un dirigente de la Revolución Rusa, un dirigente de la Oposición de Izquierda rusa, un dirigente de la Oposición de Izquierda internacional y un dirigente que llevó a la constitución de la IV Internacional. Esto tiene hoy una importancia trascendental, por lo que pensé que era una mesa muy importante. Pero también me di cuenta de que esta mesa podía dar lugar a discusiones etéreas entre las corrientes. No se trata de eso, el POR no tiene ningún interés en hacer balance de ninguna de las corrientes aquí presentes. Sólo nos interesa presentar las verdaderas tareas del trotskismo. Eso es lo que me he propuesto hacer esta tarde.

Lo que caracteriza el momento es la profunda crisis del capitalismo, su descomposición, por un lado, y una crisis de dirección extraordinaria, por otro. Ésa es la discusión. Esa fue también la discusión cuando se aprobó el Programa de Transición en una conferencia a principios de septiembre de 1938. Así que el Programa de Transición comienza precisamente con la formulación del gran problema al que se enfrentaba la Oposición de Izquierda, al que se enfrentaba la IV Internacional que estaba naciendo, que era la grave crisis de dirección. Y el Programa de Transición concluye en su introducción que la crisis de la humanidad en aquel momento se reducía a la crisis de dirección del proletariado. Y hoy seguimos enfrentándonos a una profunda crisis de dirección. ¿Y cuál es la responsabilidad de las corrientes que se reclaman trotskistas ante esta crisis de dirección? ¿De dónde viene esta enorme fragmentación de las corrientes? Viene del propio revisionismo dentro del trotskismo. Todo el mundo aquí conoce la revisión que se produjo en la dirección de la IV Internacional a mediados de los años 50, que se agravó a mediados de los 60. Como consecuencia, la IV Internacional se escindió, se fragmentó y, a día de hoy, hay una enorme fragmentación de las corrientes que se reclaman trotskistas.

Ahora bien, esta fragmentación nació del revisionismo en el seno del trotskismo. Y la esencia del revisionismo concierne a la dirección de la IV Internacional, que fue incapaz de comprender toda la lucha de la Oposición de Izquierda contra el estalinismo. Incapaz de comprender el Programa de Transición, cómo aplicarlo a la realidad particular de cada país, construir las secciones de la IV Internacional y, sobre todo, incapaz de comprender el lugar del estalinismo en la Segunda Guerra Mundial y posteriormente a ella. Fue precisamente la impotencia de esta dirección para responder al problema de la guerra -la Segunda Guerra- lo que condujo a la desintegración de la IV Internacional. Todo el mundo aquí conoce la historia de Michel Pablo, del pablismo, que minó la dirección de la IV Internacional desde dentro, y la incapacidad de la fracción de oposición para mantener la IV Internacional en funcionamiento. Como ven, la crisis de dirección es el gran problema que tenemos entre manos.

¿A qué se reduce la crisis de dirección? Precisamente a la ausencia de partidos marxistas-leninistas-trotskistas implantados en el proletariado. Esta es nuestra comprensión, de la que se deriva la tarea estratégica. Cómo implantarnos en el proletariado aplicando el Programa de Transición, en nuestro país, en Brasil, en América Latina y, finalmente, en el mundo, en las condiciones de un profundo retroceso causado, en particular, por la acción restauracionista del estalinismo que llevó a la liquidación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El hundimiento de la URSS en diciembre de 1991 supuso un cambio cualitativo en la situación mundial. Y este cambio cualitativo correspondió a la victoria de la contrarrevolución imperialista, que se sirvió de la burocracia estalinista para provocar la caída de la mayor obra del proletariado mundial, que fue la creación de la URSS. Las relaciones mundiales se caracterizaron entonces, por un lado, por el proceso de decadencia del capitalismo. Pasados los primeros momentos de la recuperación de las fuerzas productivas tras la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo entró en una profunda crisis en los años 70, por un lado, y en el avance de la restauración capitalista, por otro.

Si no entiendes la gravedad de la restauración capitalista, no se puede ser trotskista, porque lo que destaca a Trotsky en la historia es que dio continuidad al leninismo. Por eso el POR dice ser marxista-leninista-trotskista. La continuidad del leninismo, a través del trotskismo, era la única posibilidad de impedir que el proceso de descomposición del Partido Comunista en Rusia y el proceso de burocratización del gobierno obrero, del Estado Obrero, condujeran a la restauración. La gran lucha del trotskismo fue contra la restauración capitalista. Como ven, Trotsky dirigió un movimiento bajo una persecución sanguinaria, bajo una sed de sangre que pocos dirigentes en la historia han sufrido. Fue precisamente en las condiciones de un proceso de destrucción de toda la vieja dirección del Partido Bolchevique que se desarrolló la lucha de la Oposición de Izquierda. Esta destrucción tuvo una profunda importancia en la historia del capitalismo y en la historia de la humanidad, porque, como Trotsky analizaba y pronosticaba -no había análisis sin pronóstico, todas las formulaciones de Trotsky, en gran medida, estaban ligadas a un pronóstico: o era derrotada la burocracia estalinista -fuerza burocrática basada en las conquistas revolucionarias del proletariado-, que era revisionista, que sustituía el internacionalismo por la falsa teoría del socialismo en un solo país; o se impondría, tarde o temprano, la restauración capitalista.

¿Y cómo analizó Trotsky esta situación? La analizó desde el punto de vista de que había una profunda crisis de dirección, y levantar la IV Internacional, en estas condiciones, era una tarea que había que hacer a contracorriente de los acontecimientos. En una situación en la que el imperialismo se enfrentaba a una nueva crisis mundial, acercándose a la Segunda Guerra Mundial, la clase obrera estaba siendo desorganizada por la acción del reformismo socialdemócrata y la acción del estalinismo -el partido bolchevique fue eliminado en la URSS y las traiciones se impusieron a los levantamientos y revoluciones-, por lo que la embrionaria IV Internacional no podía cumplir la misma tarea que la III Internacional, que nació impulsada por la revolución. Pues fue precisamente en las condiciones de la contrarrevolución, de las tendencias más profundas de la contrarrevolución, donde nació la IV Internacional.

¿Cuántas veces la dirección del Partido Comunista Alemán, en particular Thälmann, acusó al trotskismo y a Trotsky de sectarismo? Cuántas veces dijeron que los trotskistas no sabían utilizar la correlación de fuerzas. El problema es que la correlación de fuerzas no es subjetiva, sino objetiva. No depende de la subjetividad, que en última instancia actúa a través del partido. Depende de las condiciones económicas y depende de las condiciones de la clase obrera y de su organización. Y hoy estamos a contracorriente de la misma manera y en una situación peor, porque en el momento de la fundación de la Cuarta, luchábamos por preservar el proceso de transición del capitalismo al socialismo. Hoy, ¿por qué luchamos, camaradas? Luchamos por reanudar el proceso de transición del capitalismo al socialismo, por eso luchamos. Y si hay una tarea que hacer, si hay una tarea que discutir a fondo, es la reconstrucción de la IV Internacional.

No se puede ser trotskista si no se trabaja por la reconstrucción de la IV Internacional. No se puede ser trotskista si el Programa de Transición sólo sirve como libro para comentar en tiempos de fiestas y debates. No, el Programa de Transición es un arma del proletariado. Es el arma que los revisionistas del trotskismo no pudieron empañar. La Tercera Internacional empezó a ser liquidada no organizativamente, empezó a ser liquidada en su programa. El estalinismo comenzó a liquidarla a partir del V Congreso (julio de 1924) y liquidará finalmente en el VII Congreso (agosto de 1935), el programa de los cuatro primeros congresos de la III Internacional, para luego, en 1943, liquidarla organizativamente, disolviéndola por una simple resolución dictada por la camarilla dirigente, entregando así la III Internacional al imperialismo.

La Cuarta Internacional no sufrió este proceso, ni podía sufrirlo, porque no se afianzó en las masas, en el proletariado. Por eso la Cuarta vive en el Programa de Transición. Para llamarse trotskista, quien construye el Partido Revolucionario debe tener el programa en su país. Y concluyo aquí con la idea de que el POR de Brasil pertenece al Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional, junto con el POR de Bolivia. Y el POR de Bolivia siempre ha estado al margen de toda esta crisis que se ha producido en la dirección de la IV Internacional. Los pablistas, los mandelistas, los morenistas y las diversas tendencias que han surgido de estos troncos, y dentro de estas tendencias hay muchas tendencias, son responsables del revisionismo. Las innumerables tendencias que están fragmentando el trotskismo son el resultado de un revisionismo que viene de lejos. Por eso defender la obra de Trotsky, saludar todos sus esfuerzos, todos sus empeños, toda su dedicación de toda una vida a la revolución mundial, a la revolución proletaria, eso es lo que tenemos que hacer, no sólo en el momento de su asesinato, sino diariamente. Cumplir esta tarea requiere que construyamos el partido con su programa. Ese ha sido todo el empeño del POR de Brasil, que nació en 1989, y esa fue la primera tarea que tuvo que cumplir. En nuestros primeros contactos con Guillermo Lora, oímos «ustedes tienen que establecer el programa de la revolución social en Brasil», «tienen que armarse con el programa». La cuestión era armarnos con el programa. Si no armábamos el POR con el programa, no estaríamos a la altura de la tarea de superar la crisis de dirección, que es reconstruir la IV Internacional.

Me limitaré a eso. Podría entrar en la cuestión del PT, podría entrar en la cuestión electoral, podría entrar en la cuestión de cómo el PSOL es parte del gobierno burgués de Lula, podría entrar en la cuestión de cómo el PSTU votó en la segunda vuelta por el candidato Lula, podría entrar en todas estas cuestiones, pero no creo que estas cuestiones en este momento y en esta mesa respondan a la cuestión fundamental: cuál es el trabajo para superar la crisis de dirección, que es profunda en un momento en que la guerra en Ucrania y el asedio económico del imperialismo a China están creando una predisposición para una Tercera Guerra Mundial. Esta es la comprensión más profunda que debemos tener para este momento, por lo que concluyo con la idea de que la tarea de los trotskistas es reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional. Esto puede parecer una abstracción, pero es exactamente la tarea que expresa las leyes de la historia, que no sólo avanza, sino que también retrocede. Ahora estamos en un momento de la ley de la historia en que se ha producido un gran retroceso, pero seguramente el proletariado, que es la clase revolucionaria por excelencia, con su capacidad social recuperará el terreno perdido ante la contrarrevolución. Esto está en manos del marxismo-leninismo-trotskismo, y no de ninguna otro. Gracias.

 

Respuesta concluyente

Este debate pone de relieve la crisis de dirección. Como dije en la exposición, la crisis de dirección tiene que ver con el revisionismo que disolvió la IV Internacional. Algunas de las corrientes aquí presentes, quizás la mayoría, son resultado de la división del morenismo. Quizás el POR sea el único que este al margen de esta escisión, porque el POR en Bolivia no fue parte de esta crisis, al contrario. En la lucha en Bolivia, el POR se enfrentó al pablismo, sufrió dos escisiones a causa del pablismo, vinculadas a la revolución de 1952 y a la Asamblea Popular de 1971.

He insistido en que la tarea de los trotskistas es luchar por la reconstrucción de la IV Internacional, y no he oído ningún pronunciamiento al respecto. Cada corriente trata de formarse en los países como si fueran núcleos, satélites, de un centro central y la IV Internacional no tiene nada que ver con eso, el internacionalismo no tiene nada que ver con ese tipo de construcción. Esa es la primera consideración.

La segunda: la formulación sobre las tendencias derechistas y fascistizantes es muy importante, porque es real, pero tenemos que entender que ninguna política burguesa o pequeñoburguesa va a derrotar a las tendencias fascistas. Ningún gobierno burgués, por muy democratizador que sea, va a hacer frente a las tendencias fascistas. ¿Por qué? Porque el fascismo es el resultado de la bancarrota de la democracia burguesa. Esto está históricamente demostrado. Vivimos una etapa de desintegración de las democracias burguesas. Mirad la crisis en EEUU. Miren lo que acaba de pasar en Chile. La izquierda se volcó con el impostor de Boric, y Boric abofeteó a todos en la cara. Está con el tema de la guerra en Ucrania, apoyando la intervención de la OTAN. Mira a Colombia. La elección de un gobierno de izquierdas, exguerrillero y proestadounidense. Mira el fracaso de los gobiernos reformistas. ¿Por qué? Porque es imposible reformar el capitalismo. Todas las variantes del reformismo, del nacional-reformismo, fracasan, permiten y facilitan el surgimiento de las tendencias fascistizantes de la burguesía, de las dictaduras.

Si las crisis capitalistas no pueden resolverse con los métodos de la democracia burguesa, la burguesía recurre a métodos fascistas. Esto se debe al miedo de la clase obrera. La clase obrera está extremadamente retraída en Brasil y en todo el mundo. ¿Vieron alguna vez un período de tantos ataques a la clase obrera como el que hemos tenido y estamos teniendo? Las contrarreformas, la contrarreforma laboral, la contrarreforma de la seguridad social, y ahora las contrarreformas en el gobierno de Lula son continuidad, continúan en el gobierno de Lula. Desde el punto de vista de las contrarreformas, es precisamente la continuidad de las de Temer y Bolsonaro. No se puede distinguir el gobierno de Lula desde el punto de vista económico. Usted puede distinguir el gobierno de Lula desde el punto de vista de los valores, la opresión de los homosexuales, el aborto, el lugar de las iglesias en la política, lo que sea. Pero desde el punto de vista de cómo responder a los problemas de la clase obrera, como la tercerización, la informalización, el subempleo, etc., que es donde la clase obrera  se va a levantar, el gobierno de frente amplio establecido por Lula no hace más que seguir los pasos de los gobiernos de derecha y ultraderecha. La clase obrera no se va a levantar porque digamos que somos antifascistas. La clase obrera se levantará contra el fascismo si está en juego su programa, si está luchando por sus reivindicaciones.

Vean el cierre de fábricas como Ford y LG. Vean la destrucción de miles de puestos de trabajo, sin ninguna reacción. ¿Qué ha estado haciendo la burocracia sindical? Firmado acuerdos de PDV, acuerdos de despido, y todo el mundo está corriendo atrás de elecciones, pensando que van a elegir un gobierno antifascista. Ahora, esta es una discusión, si alguien habla de caracterización, toda caracterización comienza con el proletariado, con el lugar del proletariado en la lucha de clases. Sin esta caracterización del lugar del proletariado en la lucha de clases, no hay caracterización. Son caracterizaciones descriptivas de las maniobras de la política burguesa, de los cursos de la política burguesa. Por el contrario, los trotskistas nos basamos en la situación de la clase obrera. La situación de la clase obrera en Brasil y en el mundo es trágica. Esa es la segunda consideración.

La tercera y última consideración es Ucrania. Esto tiene una enorme importancia. Nos enfrentamos a una situación – estamos muy lejos, pero cualquiera que sea europeo y que esté inmerso en la situación de Europa puede ver que este conflicto es un conflicto mucho mayor – que implica a China y es un conflicto que es el mayor desde la Segunda Guerra Mundial y que las tendencias belicistas del imperialismo están alcanzando una fuerza sin precedentes. Después de la Segunda Guerra Mundial, es el momento más alto del militarismo y la clase obrera está retrocediendo. Porque sólo la clase obrera tiene una política para la guerra. Sabemos que esta guerra tiene una particularidad, diferente de las anteriores, que se refiere a la presencia de la restauración capitalista. Es cierto lo que dijo aquí el camarada, que Rusia no es imperialista. Estoy de acuerdo con esa caracterización, Rusia no es imperialista. Pero es una potencia militar regional, que también oprime a las naciones que se han separado de la URSS. Como ven, nos enfrentamos a una cuestión muy compleja sobre cómo responder a esta guerra. Ya se me ha acabado el tiempo, pero para terminar, en el Comité de Enlace tenemos un libro titulado Guerra en Ucrania y el periódico MASSAS lleva 18 meses publicando en cada portada y en cada editorial lo que está pasando con la guerra en Ucrania. Siempre hemos intentado dejar clara nuestra posición de clase sobre la guerra y la defensa de las reivindicaciones. No hemos descuidado la guerra ni un segundo. Cada paso, cada elemento de la guerra, porque creemos que la situación nacional en Brasil y en América Latina está condicionada hoy por la crisis mundial. El gobierno de Lula se encamina al fracaso en medio de las turbulencias de la crisis. Y las corrientes pequeño-burguesas que quieren hacer de la democracia un lugar para derrotar al fascismo también van a fracasar, y van a fracasar en la retaguardia del PT. Esa es nuestra caracterización. Gracias y buenas noches, camaradas.

(POR Brasil – Masas nº696)

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