Los movimientos de desocupadosante la cuestión electoral

La situación de las masas en los barrios más carenciados se ha convertido en catastrófica. La gigantesca pérdida de poder adquisitivo entre los trabajadores no registrados no se detiene desde el Gobierno de Macri. Los que venían a “devolver el asado” no solo no revirtieron esa pérdida, sino que la profundizaron a niveles escandalosos. Los últimos grandes golpes al bolsillo tienen un responsable directo: el Ministro de Economía Sergio Massa y su recorte del gasto público.

Así, los trabajadores no registrados en su conjunto han perdido el 40% de sus salarios desde 2015. Por otro lado, el Plan “Potenciar Trabajo” ha pasado de $21.600 en marzo 2020 a los $59.000 actuales. Para ver la magnitud de la confiscación puede tomarse la canasta familiar que rondaba los $60.000 en ese momento y que hoy está por encima de los $400.000. Es decir, el costo de vida se multiplicó por 7 y el “Potenciar Trabajo” ni por 3. Esta situación insoportable para nada es exclusiva de los trabajadores no registrados, sino que se repite – aunque en menor escala – en los trabajadores registrados y en los jubilados.

Lejos en el tiempo quedaron muchas promesas como la de convertir en trabajo genuino los planes sociales (primero de Daniel Arroyo y luego de Zabaleta). Todo esto da como resultado un rotundo fracaso del Gobierno del Frente de Todos, de Alberto Fernández – Cristina Kirchner. En otras palabras, la consecuencia más palpable de la política de sometimiento a las recetas del imperialismo, especialmente el FMI.

Intento de engaño en las PASO

Pareciera que el peronismo pretendía hacer olvidar esta situación con un simple cambio de nombres y así pasó de ser el Frente de Todos a Unión por la Patria. La candidatura de Grabois, con “críticas” a Massa y a la política del Gobierno, terminó nuevamente desenmascarándose como dócil instrumento, intentando retener los cuestionamientos dentro del propio frente electoral.

Otros armados electorales vinieron a cumplir una función similar, por ejemplo, los “movimientos sociales” oficialistas. La CCC, Movimiento Evita y Barrios de Pie lanzaron sus candidaturas en octubre de 2022 para competir en importantes localidades del conurbano, mostrando más interés en el armado electoral que en defender los intereses de quienes dicen representar. Sus pobres resultados electorales reflejaron un evidente descontento con el Frente de Todos.

Un acto a contramano

El último 14 de septiembre Sergio Massa relanzó su candidatura justamente en un acto con sectores de los “movimientos sociales” oficialistas. Aunque se ha intentado rodearlo de un halo de mística, la realidad es que las promesas presentadas tienen gusto a muy poco. No es casualidad que se haya utilizado el micro-estadio de Argentinos Jrs., de menor capacidad incluso al estadio de Laferrere donde se presentaron las candidaturas en aquel octubre 2022.

La devolución de una parte del IVA (con tope de $18.000), la oficialización de 2 bonos de $10.000 cada uno, o la nueva promesa acerca de vivienda, no logran siquiera mitigar lo perdido con la devaluación del 14 de agosto, post-PASO. Estos anuncios no convencen a nadie para militar el voto “barrio por barrio, casa por casa”, como pidió Massa.

Incluso a no pocos los habrá llenado de bronca la presencia de la sanguinaria Tolosa Paz en el escenario, la misma encargada de dar de baja a casi 100.000 planes sociales y retacear la entrega de alimentos sistemáticamente a los comedores populares.

La integración de estos “movimientos sociales” a los ministerios y listas de diputados del Frente de Todos deja en evidencia la subordinación de estas organizaciones frente a un Gobierno hambreador que ataca ferozmente las condiciones de vida de sus propios militantes.

Levantemos el voto nulo programático

Ha quedado claro que la lucha por independizarse no solo de estas direcciones traidores, sino del Gobierno impostor, se volvió fundamental. Hace 4 años el Partido Obrero Revolucionario intervenía en la campaña electoral del 2019 para romper las ilusiones en las salidas parlamentarias que proponía el kirchnerismo frente al fracaso del macrismo. Y que esta frustración le daría impulso a otras variantes derechistas. Alertábamos que era preciso organizarse desde los lugares de trabajo, de estudio y desde los barrios para hacerle frente a las recetas fondomonetaristas que todos juraban obedecer. No nos equivocamos ni en el pronóstico, ni en los métodos señalados.

Como revolucionarios volvemos a intervenir llamando a desconfiar de las promesas electorales, pero alertando que se cometería un grave error si ese desencanto con el oficialismo y sus auxiliares, se convierte en apoyo a otra variante burguesa u otra organización que deposite expectativas en mejorar nuestra situación desde las instituciones del Estado burgués, como el Congreso y las Legislaturas.

Es imprescindible reforzar nuestra organización, politizando el enorme descontento que se expresa en abstencionismo y voto blanco y nulo. Al mismo tiempo, es necesario luchar por nuestras reivindicaciones desde ahora con nuestros propios métodos de acción directa. Por todo esto levantamos el voto nulo programático.

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