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Bolivia: El demagógico discurso del presidente sobre la crisis económica

Sólo los trabajadores junto al conjunto de los oprimidos podrán responder a la crisis económica que se agudiza, expropiando, sin indemnización, a las transnacionales, desconociendo la deuda externa, expulsando del poder a la burguesía vende-patria. ¡¡Gobierno obrero-campesino!!.

El discurso del presidente Arce Catacora, en materia económica fue una reiteración de la propaganda oficial ponderando la hazaña de estar logrando mantener una precaria estabilidad económica con una baja tasa de inflación (baja en comparación con otros países, consuelo de tontos) y de desocupación (80% de la población ocupados sobreviviendo en el comercio informal), en medio de un proceso inflacionario mundial. Atribuye el fenómeno a las virtudes de su “Modelo Social Comunitario Productivo” que nadie entiende qué quiere decir ni en que consiste. Otra farsa masista.

¡Cuánta falta de honestidad con el país! Negar la grave crisis que en cualquier momento puede desencadenarse. La burguesía vende-patria, a través de sus gobiernos, los neoliberales primero, y luego los impostores masistas, ha despilfarrado la oportunidad de haber aprovechado las reservas de gas descubiertas en el país, como base para el desarrollo nacional en vez de cederlas en favor del imperialismo con la “capitalización” movimien-tista que las rifó a precio de gallina muerta a las transnacionales petroleras y luego, la impostura de la “nacionalización” rentista del masismo que mantuvo en manos de las transnacionales su explotación a título de que se habían convertido en “socias y no patronas.”

El hecho es que las reservas de gas se agotan, los ingresos por su exportación no cubren los costos de importación de diesel y gasolina del exterior que es subvencionado para su venta en el mercado nacional. Para cubrir el déficit que cada día se hace más pesado, el gobierno ha recurrido a comerse las reservas del Banco Central hasta agotarlas, a endeudarse con préstamos de los organismos financieros internacionales y de los recursos internos como los fondos de pensiones, a la venta de las reservas en oro del Banco Central. Todo con la esperanza puesta en encontrar el sustituto al negocio del gas con la entrega “con soberanía” del litio y de importantes yacimientos mineralógicos catalogados como “de clase mundial”, a las transnacionales

La vieja derecha y sus voceros economistas, describen la grave crisis anunciando, cada día, la llegada del apocalipsis económico e insinuando que la solución fatal tiene que ser el levantamiento de la subvención a los carburantes y la aplicación de una medida de shock tipo 21060, descargando sin piedad todo el peso de la crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador para estabilizar la economía y la buena salud de los inversionistas extranjeros y de la burguesía nacional.

Pero la ilusión en el litio no acaba de concretarse. Las potencias mundiales luchan por el control de estas reservas. En el triángulo del litio (Argentina, Bolivia y Chile) están las mayores reservas de litio en salmuera, pero esas reservas cada vez son menos significativas. El grado de concentración del litio del “triángulo”, de 2 ó 3 partes por millón (ppm) es inferior al del litio de roca dura como el de Australia, donde se explota un litio de altísima pureza. Se están encontrando otros importantes yacimientos de litio lo que ha hecho que su precio se esté desplomando. Alrededor de los 23.000 dólares por tonelada, en contraste con los 80.000 dólares por tonelada registrados en noviembre de 2022. Aun así, pronostican que la región tendrá unos “cinco o siete años” de buenos negocios; no más.

Naturalmente la oposición de derecha y ahora el evismo, están interesados en boicotear en lo que puedan al gobierno de Arce para que se hunda y sacar rédito político de la catástrofe. La suerte del pueblo les importa un rábano. Los esfuerzos desesperados del gobierno por evitar el estallido de la crisis y aguantar por lo menos hasta las elecciones del 2025 están al límite; comienza a tener problemas en el abastecimiento de diesel, posterga para el 2025 el inicio de operaciones del Mutún y de la Planta Industrial de Carbonato de Litio, dos emprendimientos “soberanos” de su pregonada política de industrialización, Shell denuncia deuda de YPFB, exige el pago de 30 millones de US$. por servicios en la explotación de gas. ¿Donde está la supuesta nacionalización?


NO PUEDE HABER UN EXITOSO PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN BAJO EL DOMINIO IMPERIALISTA

“Resulta un vano intento el repetir la experiencia del pasado, creyendo que nuestro país puede industrializarse dentro del marco del mundo capitalista. El desarrollo integral de nuestra economía, que se traduzca en una efectiva liberación nacional y social, sólo se materializará rompiendo con el imperialismo. La única forma de lograrlo es nacionalizar todos los medios de producción que están en manos del imperialismo y esto no podrá hacerlo más que el proletariado desde el poder” (Tesis Socialista de la C.O.B. 1970.)

En el marco de una sociedad capitalista en su fase imperialista, ¿es viable cambiar la matriz productiva de Bolivia de un extractivismo crónico a uno industrialista, como muy entusiasta afirmó Luis Arce en su discurso presidencial? Más cauto se muestra el ministro Montenegro, quien asegura que “el proceso de industrialización es un proceso gradual, pero que ya se ha iniciado en nuestro Gobierno”.

Cuando el gobierno anuncia el cambio hacia una economía industrializada, esto supondría transformar cualitativamente el extractivismo y la exportación de materias primas que caracteriza nuestra economía desde la incorporación de Bolivia a la economía mundial a finales del siglo XIX. Entendemos por “industrialización” de la economía, al proceso de transformación de las materias primas en productos finales de consumo que se conviertan en el eje de la reproducción y acumulación de capital en una economía determinada. De ser cierto lo anunciado por el gobierno, en un futuro mediato ya no sería la explotación de materias primas lo substancial de nuestra economía, sino la instalación de un poderoso aparato industrial (industria pesada, liviana, etc.), que en este nuevo milenio se caracteriza por una elevada composición tecnológica. No sólo se estaría hablando de unas cuantas plantas industriales anunciadas para el aniversario del bicentenario, sino de la consolidación de todo un aparato integrado de industrias que vaya procesar nuestras materias primas hasta la producción de bienes finales y bienes tecnológicos de consumo masivo, lo cual no sucederá.

La clave para el desarrollo de un proceso de industrialización es el mercado. En este caso no se tiene dentro de Bolivia uno para las materias primas. No existen fábricas que produzcan mercancías de consumo final para un amplio mercado interno y para competir en el exterior. La producción de materias primas, además, en manos de las transnacionales, se va al mercado mundial, a los países de capitalismo desarrollado, que tienen el monopolio de la producción de mercancías con elevado nivel tecnológico. “La industrialización latinoamericana no crea, por tanto, como en las economías clásicas, su propia demanda, sino que nace para atender una demanda preexistente, y se estructurará en función de los requerimientos de mercado procedentes de los países avanzados… La industrialización latinoamericana corresponde así a una nueva división internacional del trabajo, en cuyo marco se transfieren a los países dependientes (semicolonias, N.R.1) etapas inferiores de la producción industrial…, reservándose a los centros imperialistas las etapas más avanzadas (como la producción masiva de computadoras, y la industria electrónica pesada en general, la explotación de nuevas fuentes de energía, como la de origen nuclear, etc.) y el monopolio de la tecnología correspondiente.” (Dialéctica de la dependencia, Ruy Mauro M.).

Las transnacionales llegan a Bolivia para saquear los recursos naturales, ese es su interés. A lo mucho, nos venderían tecnología en la instalación de fábricas construidas por ellos, de su interés y cobrando por la patente por tonelada producida y exportada como reza en los contratos del litio con las empresas chinas y rusas. En este contexto, no puede darse un modelo soberano de industrialización. ¿Qué soberanía puede haber si la producción de nuestras materias primas y la instalación de industrias están direccionadas por los intereses y condiciones que imponen las empresas extranjeras?. “Aunque agregar valor al litio sudamericano es algo factible en términos hipotéticos, el especialista dice que no tiene muchas esperanzas de que suceda, entre otras cosas porque para muchos socios internacionales que dominan el ciclo del mineral no es interesante industrializarlo en la región, para evitar una pérdida de espacio de mercado” (A. Hage, Sputnik News).

Las grandes multinacionales capitalistas que vienen de las metrópolis son dueñas de la tecnología y en esta división internacional del trabajo del capitalismo en su fase imperialista, impedirá que países de capitalismo atrasado, dueños de las materias primas, puedan quitarles el negocio de transformar estas en productos finales altamente tecnológicos, manteniendo el monopolio de su producción y comercialización en todo el mundo.

(1 Entre la metrópoli imperialista y las semicolonias hay una relación de interdependencia)

(POR Bolivia – MASAS 2769)

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