Solo el POR realizó una campaña revolucionaria en las elecciones
La campaña electoral de 2023 tendrá una significación histórica fundamental para los revolucionarios. Casi no existen antecedentes en la historia reciente donde el nacionalismo burgués se haya jugado tan a fondo la posibilidad de arrastrar tras de sí las más variadas expresiones políticas. Esto ha implicado una fuerte presión fundamentalmente para las organizaciones que se reivindican de la clase obrera. Como decimos en otro artículo, esta presión ha redundado en un notable éxito.
El POR ha intervenido en la campaña desde muy temprano elaborando toda una serie de artículos por cada elección provincial, donde anticipó las principales tendencias de la lucha electoral. Analizó y pronosticó uno de los fenómenos más destacados del año que fue la alta abstención electoral y el desencanto con la politiquería burguesa.
En la medida de nuestras posibilidades, ya desde los primeros meses del año, hemos salido a las calles, a las ferias y a las fábricas con nuestros volantes, con nuestro periódico impreso, con nuestras declaraciones y afiches. Aunque no tengamos candidatos, el POR siempre interviene en las elecciones burguesas para esclarecer su papel. Las elecciones buscan legitimar la dictadura de clase, encauzando el descontento hacia caminos institucionales. Sostuvimos la necesidad de enarbolar nuestra propia estrategia, con nuestros propios métodos de lucha, sin depositar un solo gramo de ilusión en los parlamentos, en los diputados o en las leyes.
Estas ideas, tantas veces rechazadas o ignoradas, despertaron vivas simpatías en quienes accedían a nuestros materiales o escuchaban nuestros voceos. Así hemos podido entroncar -por momentos- con cierto instinto elemental de los oprimidos a rechazar el circo electoral burgués. El propio avance de la contienda electoral logró reencauzar esta tendencia con poco éxito a pesar de la propaganda ininterrumpida sobre “los 40 años de democracia”; “democracia vs fascismo”; “el mal menor”; y otras cantinelas por el estilo. Tal es así que el balotaje tuvo la participación más baja en una elección general en los últimos 40 años.
Sin embargo, lo más destacado ha venido a ocurrir durante las elecciones del 19 de noviembre. La campaña revolucionaria es por definición una campaña contra la corriente. Un episodio de la situación política donde debemos ir contra cualquier expectativa en el voto, contra las ilusiones despertadas en las masas alrededor de la contienda electoral. Y contrariamente al centrismo, multiplicamos nuestra energía militante de cara al balotaje, cuando mayor interés y avidez había por conocer cómo debía intervenirse.
No resulta novedoso reconocer que las ideas revolucionarias no han penetrado ni incidido en los resultados electorales, pero esto solamente nos obliga a redoblar nuestros esfuerzos, sabiendo que hemos escalado otro peldaño hacia futuras luchas. Cargamos sobre nuestras espaldas la enorme satisfacción de haber sido no solo la única organización que ha militado consecuentemente con las ideas marxistas, sino que no ha tenido el más mínimo temor de propagandizar su política, a riesgo de quedar aislado ante falsas expectativas.
El POR ha intervenido en la contienda electoral a diferencia del centrismo abstencionista que se contentó con simples declaraciones virtuales. Ha buscado penetrar en el seno de las masas con la intención de politizarlas y dirigirlas; ha colocado sus afiches en fábricas; e incluso ha militado con la política del proletariado en el propio corazón del peronismo (La Matanza). Esto es motivo de orgullo y una obligación para redoblar esfuerzos a fin de cosechar lo sembrado.
(nota de MASAS n°446)