El balotaje y el centrismo abstencionista

La abultada victoria de Milei sobre Massa en el balotaje ha dado lugar a valiosísimas lecciones para los revolucionarios. Nos abocaremos en este artículo especialmente a las que giran en torno a los balances y perspectivas de la vanguardia obrera y las organizaciones que dicen ser sus representantes.

No repetiremos aquí el profuso análisis ya realizado acerca de las inclinaciones de estas organizaciones frente al balotaje del 19 de noviembre. En mayor o menor medida podemos resumir que el NuevoMAS e Izquierda Socialista llamaron a votar por Massa; el PTS y el MST a no votar a Milei; y el PO a no votar a Massa ni a Milei. (Remitimos a los lectores interesados a nuestro artículo del Masas 445 “El balotaje y la bancarrota política definitiva de la izquierda centrista”)

Sin embargo, una vez tomada esta posición el centrismo ha hecho cuanto pudo por que las horas pasen lo más rápido posible desde el 22 de octubre (generales) al 19 de noviembre (balotaje). Con el correr de los días estas declaraciones virtuales, artículos en las web o mensajes en las redes, no se tradujeron en una activa campaña política de la militancia hacia las masas, sino más bien una licencia a cualquier tipo de actividad.

El temor a sus ideas: un síntoma político

Los marxistas elaboramos nuestra línea para intervenir frente a las masas, para politizarlas y conducirlas a la lucha revolucionaria. No hacemos declaraciones con el objetivo de pasar el mal trago, sino como herramienta de lucha, para trabar combate, para fortalecer a los militantes y activistas. Nada de esto se vio en las organizaciones del centrismo. La militancia fue licenciada en la intervención electoral desde el 22 de octubre.

Las centenas de mesas y afiches de estas organizaciones que vimos a lo largo de las elecciones en cada una de las provincias, en las PASO del 13 de agosto y en las generales del 22 de octubre, desaparecieron sin más. Los enormes carteles con las caras de sus candidatos no fueron reemplazadas en la vía pública por sus declaraciones, sino que primó su total ausencia. El centrismo optó por el camino que más nos ha achacado falsamente a los revolucionarios: el más vulgar abstencionismo electoral.

Un debate que esclarece

A pesar de su renunciamiento a utilizar la contienda electoral para propagandizar sus ideas y el boicot a cualquier tipo de intervención real en la campaña al balotaje, los pseudo-trotskistas entraron en una confusa polémica. Comenzaron a achacarse la forma en la que cada uno estaba interviniendo. En general esta polémica vino con toda una serie de deformaciones, calumnias y ocultamientos, propios de la forma en la que el centrismo lleva adelante sus debates. Utilizaremos un instructivo artículo del 17/11/2023 de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista (IS).

Comienza el Señor Sorans explicando que “no era la intención de IS entrar en la polémica por la táctica que cada organización asumió”. Los marxistas, contrariamente a lo que sostiene Sorans, tenemos siempre la intención de ver qué táctica se aplica, que nos dirá mucho sobre el programa que se levanta, entendiéndolo como una unidad dialéctica. Izquierda Socialista no solo renunció a hacer campaña política por su posición, sino que se esmeró en ocultarla y que el balotaje pase cuanto antes para que no quede ningún registro. Un renunciamiento sin precedentes.

Mucho nos dice Sorans en su artículo al explicar que su organización decidió “democráticamente autorizar (¡!) a compañeras y compañeros que no acordaban con la postura ampliamente mayoritaria, a expresar su propio criterio de voto en el balotaje”. Repasemos: abstencionismo electoral; temor a sus ideas; renuncia a una posición unitaria de la organización. Bien podría suceder que un simpatizante podría haber buscado orientación en Izquierda Socialista sobre cómo intervenir en una asamblea y recibir posiciones contrapuestas. Esto va claramente en contra de cualquier intento de dirigir a las masas, colaborando en su desorientación.

Sin embargo, lo que más nos interesa de Miguel Sorans es su polémica con el resto de las organizaciones centristas que le achacaron su “voto crítico a Massa”. Para autoexculparse Sorans da en la tecla: “los votos críticos del PTS, PO y el MST a variantes patronales en otros países, ¿no pusieron ‘en cuestión’ la independencia de clase?” lanza sin comprender que allí se encuentra su propia ruina.

Nosotros respondemos “Sí, sí y mil veces SÍ Señor Sorans”, el acompañamiento a tendencias nacionalistas burguesas o reformistas en el pasado son un signo inequívoco de la renuncia a cualquier trazo de independencia de clase. Lo que el dirigente de Izquierda Socialista pretende utilizar como recurso para protegerse, no hace más que desenmascarar el contenido del centrismo que es el de ausencia definitiva de independencia política. De esta forma, salda todo el debate y nos exime de seguir indagando.

Una campaña solitaria del POR

Los marxistas hemos utilizado la campaña electoral para desenmascarar el contenido de clase de las elecciones. Intervenimos con todas nuestras energías propagandizando orgullosamente nuestra posición irreconciliable con las distintas variantes de la burguesía. Ocupamos cada lugar que nos ha permitido nuestro carácter embrionario para señalar la imposibilidad de conquistar cualquier reclamo desde el Congreso, desde la presentación de leyes, a través de diputados.

El centrismo no solo ha realizado una campaña lavada y socialdemócrata durante las PASO y las generales, alimentando ilusiones en la actividad parlamentaria de sus diputados, en la elaboración de leyes o en frenar ajustes desde el Congreso. Se ha abstenido, también, de intervenir en la campaña al balotaje, luego de rifar su independencia política. Indudablemente esto no es más que un reflejo de su bancarrota política definitiva y la enorme crisis interna que cada una de estas organizaciones está atravesando en estos momentos. El POR sale fortalecido de esta campaña por haber utilizado las elecciones para propagandizar su estrategia de revolución y dictadura proletarias, sin ningún renunciamiento, sin ningún seguidismo al nacionalismo burgués y, sobre todo, sin ningún ocultamiento a nuestras ideas revolucionarias.

(nota de MASAS n°446)

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