Las mismas recetas ortodoxas de siempre
Las mismas recetas ortodoxas de siempre: provocar una recesión, un fuerte aumento de la desocupación, para “enfriar” la economía y hacer bajar la inflación
Se está anunciando entre las medidas económicas la eliminación de la obra pública. Las consecuencias son terribles como ya se pudo verificar en el pasado. Decenas de miles de trabajadores especialmente de la construcción nuevamente en la calle. Ya se están produciendo despidos. Se podrían perder 250.000 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos.
El Ministerio de Obras Públicas de la Nación informa que actualmente hay 2.329 obras en ejecución y 676 proyectos en proceso de evaluación y aprobación.
Es el Estado quien motoriza la obra pública, con las partidas del presupuesto y las transferencias extraordinarias. Es el Estado el que construye hospitales, escuelas, rutas, casas. Las grandes obras de infraestructura que existen en el país han sido por impulso de los Estados nacional y provinciales. Si hubieran quedado esperando la iniciativa privada y su inversión jamás se hubieran hecho.
El plan de participación privada ya fracasó en todo el mundo y también en la Argentina. El planteo de Milei desconoce esta realidad. Los capitales privados sólo invierten en actividades que puedan garantizar la mayor ganancia en el menor tiempo, por lo cual de su iniciativa no puede esperarse ninguna obra de importancia. Diana Mondino ya fue muy clara de cómo entienden la obra pública: “que los vecinos se junten para hacer una cloaca…” Cuando Milei dice: “No tenemos plata, esas obras pueden ser entregadas al sector privado, que las termine el sector privado” está desconociendo la realidad. El modelo “chileno” que invoca representa una ínfima parte del total de obra pública que se ejecuta en Chile, ¡basta de mentir con ejemplos falsificados!
El daño que produce esta política dura mucho tiempo y retomar la obra pública es un proceso lento. Está claro que uno de los caminos para el gobierno para bajar la inflación y reducir los impuestos a los ricos es frenar brutalmente la obra. Contrariamente a lo que sostiene Milei, Argentina tiene demasiado poca obra pública, siguiendo las recetas del FMI. El país necesita más obra, mucha más obra, para resolver demandas urgentes.
La política de la clase obrera es contraria a la de Milei. Es impulsar el mayor desarrollo de la obra pública para resolver cuanto antes el déficit de vivienda, de escuelas, de hospitales, de rutas. Para eso necesitamos poner en pie una empresa constructora estatal bajo control de los trabajadores que se haga cargo de todas las obras para terminar con la intermediación y los sobreprecios. ¿El dinero para financiarla? Terminando con el parasitismo financiero, desconociendo toda la deuda externa fraudulenta.
(nota de MASAS n°446)