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Carestía insoportable

La superdevaluación y liberar todos los controles, regulaciones y limitaciones para fijar precios dieron rienda suelta a los aumentos de precios especialmente en alimentos y servicios que afectan a la gran mayoría de la población.

El precio promedio del kilo de pan en Provincia de Buenos Aires es de $1.800 y en Ciudad se vende en algunos barrios a $2.000. Es la consecuencia de liberar el mercado y finalizar el fideicomiso triguero que subsidiaba el precio de la harina. Una docena de facturas puede costar entre $3.800 y $4.200. Desde el Centro de Industriales Panaderos advierten que puede haber nuevas subas de precios.

La producción y el consumo de leche cayeron el año pasado y volverán a caer este año. En enero el precio subió 29% para los minoristas, en diciembre el precio se había incrementado 34,5% (Indec). El consumo en enero cayó 18,3% anual (según Focus Market). La mejora de los precios internacionales, la eliminación de derechos de exportación y la eliminación de las restricciones para exportar permitirán colocar los excedentes que no se podrán consumir localmente por la brutal pérdida de poder adquisitivo. La baja del consumo es la expresión más clara del empobrecimiento. Los precios seguirán subiendo buscando alcanzar el nivel internacional. El litro de leche larga vida de una marca económica que en enero 23 costaba $199 hoy ya cuesta $700.

El Gobierno habilitó la exportación de 7 cortes de carne que estaban prohibidos. Los frigoríficos podrán exportar asado con o sin hueso; falda; matambre; tapa de asado, nalga; paleta y vacío. Se podrán enviar al exterior reses enteras, medias reses, cuarto delantero con hueso, cuarto trasero con hueso, medias reses incompletas con hueso y cuartos delanteros incompletos con hueso. Esta medida sumada a la devaluación disparó inmediatamente los precios de la carne que se volvieron impagables. Tuvieron que retroceder con los precios por la fuerte caída de la demanda. Pero es transitorio, en la medida que puedan colocar la producción en el exterior volverán a subir los precios y desabastecerán el mercado interno.

Edenor y Edesur quieren subir la tarifa de electricidad un 89% al 31 de diciembre y que se ajuste mensualmente. Como siempre amenazan que el “sistema está al borde del colapso” y seguramente habrá días de corte de suministro para generar la sensación de que el aumento es necesario e inevitable. Los funcionarios de gobierno tal como antes sostenía Macri afirman que las tarifas “carecen de toda razonabilidad”. Dicen que la tarifa solo cubrió un 45% del costo total. La Subsecretaria de Planeamiento Energético Beljansky se burla de todos diciendo que “los aumentos tarifarios, lejos de aumentar la inflación, la reducirán. Es una corrección de precios relativos”. El gas también tendrá un aumento extraordinario.

146% subieron los combustibles durante diciembre y ahora habrá otro fuerte aumento, que inciden sobre las tarifas del transporte de carga y de personas, que se trasladará a todos los precios de la economía.

El boleto de colectivo en la zona de Amba llegará a $270 en la primera etapa, en febrero, de los $77 actuales.

La liberación de los alquileres para los propietarios apenas hizo aparecer unas pocas unidades en oferta, pero con precios absolutamente impagables, un monoambiente en la Capital se alquila ¡a $250.000!

La política de la burguesía es hacernos pagar por los alimentos como si los importáramos de Europa o por el gas y el petróleo como si vinieran de Oriente Medio, cuando los campos, las vaquitas, los trigales, los yacimientos, las represas hidroeléctricas, están acá en Argentina, con costos en pesos, con salarios en pesos. Se está produciendo una extraordinaria transferencia de ingresos al sector más concentrado y poderoso de la economía.

Es urgente la lucha por imponer un salario y una jubilación que cubran lo que cuesta la canasta familiar, la CGT y las CTA deben convocar a un nuevo paro para colocar esta cuestión en el centro del debate.

Esta situación no se soporta más. Debemos acabar con ese puñado de empresas, muchas de ellas transnacionales, expropiándolas, para ponerlas al servicio de la mayoría. Debemos recuperar todos los recursos, debemos recuperar todas las empresas privatizadas en los ´90, recuperar los ríos, los lagos, los puertos, y poner en marcha un plan de obras públicas para resolver las necesidades más urgentes, en primer lugar el techo. Esta política solo puede ser aplicada por un gobierno de otra clase, un gobierno obrero en alianza con la mayoría oprimida.

(Nota de MASAS n°450)

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