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Solo la clase obrera, acaudillando a la mayoría oprimida podrá derrotar al gran capital y el imperialismo, responsables del golpe del 76 y que hoy respaldan el violento ataque de Milei

Es necesario hacer Memoria. Repetir una y mil veces que el golpe genocida fue preparado y ordenado por el gran capital y el imperialismo, especialmente EE.UU. Los militares fueron su instrumento.

Fue una operación internacional que tuvo como objetivo liquidar a la vanguardia obrera, juvenil, campesina, en Argentina, Uruguay, Bolivia, Chile, etc. liquidar a sus organizaciones sindicales, barriales, estudiantiles, sus organizaciones políticas.

Terminar con los sindicatos recuperados, con las comisiones internas, con los cuerpos de delegados, con todo el activismo. La enorme mayoría de los detenidos desaparecidos eran trabajadores. Eran parte de un proceso de radicalización social que se vivía en todo el mundo, desde Cuba a Vietnam y el sudeste asiático, desde Europa del Este a Latinoamérica y desde África a Estados Unidos.

Sólo sobre esa base se podría avanzar con las políticas del imperialismo para salir de su crisis y afianzar su dominación, para someter más a nuestros países y saquear nuestros recursos, apoderarse de sectores clave de la economía y hacer retroceder los derechos y conquistas de los trabajadores.

Si hubo una guerra, fue contra los oprimidos, contra la Nación. Las fuerzas armadas actuaron por cuenta del enemigo nacional, fueron serviles a sus intereses.

Si pudo haber procesos de democratización en nuestros países desde los años ´80 es porque se eliminó a lo mejor de esa vanguardia, se destruyó sus organizaciones. Las formas democráticas que surgieron estuvieron fuertemente condicionadas por el imperialismo.

La democracia burguesa es una de las formas del régimen de la dictadura del capital. El poder real bajo la dictadura siguió en las mismas manos bajo la democracia, se enriqueció más, se concentró y centralizó más, endeudó y saqueó al país. Creció la pobreza, la precarización, el hambre, la desocupación, avanzó la destrucción de la escuela y la salud pública. La gran mayoría de las reformas neoliberales, antinacionales, que impusieron la dictadura y Menem, siguen en pie, ningún gobierno dio marcha atrás con su “reforma del Estado”, con sus privatizaciones, con desintegrar el sistema de educación y salud. Y reconocieron y pagaron toda la deuda externa fraudulenta. No existe la “democracia” en general, es un régimen de clase. No hay igualdad posible entre opresores y oprimidos, entre explotadores y explotados, entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.

No se debe confundir la defensa de todas las libertades democráticas con la defensa de la democracia burguesa. No defendemos la democracia burguesa, como se manifiesta en algunas convocatorias, pretendiendo contraponer democracia y dictadura.

El fenómeno Milei nace en las entrañas de la democracia. Alimentado por grandes empresarios y los medios de comunicación, ganando cada vez más espacio, alimentado también por la creciente desilusión en los partidos políticos del sistema y en las formas de democracia burguesa que llevaron a la catástrofe social que vivimos. El peronismo, incluída su ala kirchnerista, se encargó de frustrar nuevamente todas las ilusiones que se habían depositado en 2019 para superar el desastre de Macri y que nació sometido al acuerdo con el FMI.

Como la dictadura genocida, que también nació de las entrañas de la democracia. Bajo el gobierno de Perón. Las bandas ultraderechistas comenzaron su trabajo abiertamente desde 1973 (Masacre de Ezeiza) cobrando innumerables víctimas, combinando su trabajo de terror estatal y paraestatal con la intervención de las provincias y la represión a las luchas obreras. Las cámaras empresarias prepararon el golpe con mucha anticipación, resolviendo su programa y sus ejecutores, contaron con la colaboración de los principales partidos patronales y de buena parte de la burocracia sindical. Como diría Balbin (UCR) el objetivo era terminar con la “guerrilla fabril” como denominaba a los delegados, agrupaciones y activistas clasistas.

Hoy Milei y su gobierno necesitan imponer un régimen de dictadura civil para poder llevar adelante su programa. Todas las cámaras patronales apoyan su ataque brutal a las condiciones de vida y de trabajo de la gran mayoría, de sometimiento colonial al capital financiero. Pero necesitan imponer un aplastamiento de los oprimidos. Es la fuerte y creciente resistencia desde el principio lo que provocó sus derrotas políticas y traspiés contínuos, sus protocolos represivos ya fueron quebrados en numerosas oportunidades.

Por eso este 24 de Marzo tiene un contenido especial. Estamos frente a un gobierno que reivindica a la dictadura genocida y a Menem. Que coloca a recalcitrantes personajes ultraderechistas como funcionarios en su gobierno. Los partidos políticos y los medios de comunicación trabajan desde hace tiempo para reivindicar aquella dictadura militar genocida y justificar sus políticas de ataque a la clase obrera y los oprimidos para arrancarles sus derechos y conquistas. No es un ataque a la burocracia, es un ataque a los sindicatos para poder imponer la ilegalización del movimiento obrero, de sus protestas.

Por eso es tan importante que la CGT, las CTA y los movimientos de desocupados convoquen a esta jornada. Porque entendemos que objetivamente forma parte del plan de lucha para derrotar a Milei y sus políticas. Es el mejor terreno para seguir reclamando el paro general. Y para poder ayudar a los trabajadores y las masas a superar a sus direcciones burocráticas, que estuvieron paralizadas durante muchos años garantizando la gobernabilidad de los gobiernos burgueses que avanzaban sobre nuestros derechos y sometían cada vez más al país. Ellos son responsables de aislar las luchas, de que el capital haya avanzado tanto. Las centrales sindicales y los sindicatos son las que existen, las que tienen poder de convocatoria, que son reconocidas por los trabajadores aun con críticas a sus dirigentes.

El poder real, el dominio de la economía, sigue en las mismas manos que bajo la dictadura y bajo la democracia, son los terratenientes, los bancos, las multinacionales, cada vez más concentrados. La respuesta es que debemos acabar con esos sectores minoritarios que nos llevaron a la ruina, no hay como negociar o convivir con ellos. Mientras ellos tengan el poder real no habrá “Nunca Más” porque adoptan las formas políticas que más les convienen para defender su propiedad, sus intereses.

El país debe ser ordenado sobre otras bases para impedir su camino de barbarie social. Para eso debemos terminar con su dominación. Esa era la lucha de los años ´70, por transformar la realidad, por poner todos los recursos materiales y humanos al servicio de la mayoría, por liberar a nuestro país de toda opresión. Eso significa desconocer toda la deuda externa y el acuerdo con el FMI, expropiar la gran propiedad de los medios de producción, estatizar la banca y el comercio exterior, recuperar los ríos, los lagos, los puertos, los yacimientos, las minas, defender hoy a todas las estatales contra toda forma de privatización, etc.

Los partidos políticos patronales se derechizan, se sometieron completamente al capital financiero, a sus dictámenes, quedaron postrados frente a sus imposiciones al punto de legitimar la deuda externa en el Congreso y adoptar el programa económico del FMI. Es un proceso mundial ante el agotamiento, descomposición y pudrición del capitalismo que se traduce en violentas guerras para sostener su dominación, como las que desarrollan contra Rusia en Ucrania o el genocidio sobre el pueblo palestino, extendiendo la guerra sobre otros países. Milei es parte de ese fenómeno y se ha alineado expresamente con EE.UU. e Israel, con los Trump y Bolsonaro.

Sólo la clase obrera a la cabeza de la mayoría oprimida, con su organización y sus métodos de lucha, puede terminar con las políticas del gran capital. Es necesario poner en pie un frente único antiimperialista que luche por el poder para la clase obrera y los oprimidos de la ciudad y el campo apoyado en los órganos de poder creados por los trabajadores en lucha, asambleas populares, coordinadoras, asambleas en los lugares de trabajo. Un frente que se encamine a sepultar definitivamente al Estado burgués incapaz y vendepatria.

Ya se han probado todas las fórmulas capitalistas, con militares o civiles, nacionalistas o liberales, radicales o peronistas, y ahora disfrazados de anarco-capitalistas. La burguesía y la pequeñaburguesía ya han demostrado que son incapaces, impotentes y cobardes frente al amo imperial.

No hay ninguna salida bajo el capitalismo que no puede ser reformado. Ninguna confianza en los gobernadores, que están atados por mil cadenas a la gran propiedad, ni a sus legisladores, ni el Congreso, ni las elecciones, ni tampoco en las direcciones burocráticas.

Es necesario un buen balance de toda esta crisis para no cometer los mismos errores, para terminar con las frustraciones y los sapos tragados, para poder concluir que necesitamos otra dirección, otra política. La clase obrera está llamada a ocupar ese papel de clase dirigente de la nación oprimida, a condición de que se independice políticamente.

Independizarse de los partidos que defienden la gran propiedad privada, que defienden a los terratenientes, a los banqueros, a las multinacionales. Ellos son la base de todos los golpes, de todas las dictaduras, ellos son los que están detrás de Milei.

Si no terminamos con esas bases materiales, con ese puñado de empresas y empresarios que controlan la economía, no hay forma de democratizar el país, de terminar con la impunidad, de desbloquear las fuerzas productivas.

Para derrotar a Milei y su política antinacional, para luchar contra la pobreza, en defensa de los salarios y la jubilación, contra los despidos y la precarización, debemos confiar exclusivamente en nuestras propias fuerzas, en nuestros métodos de lucha. Las movilizaciones, los cortes, ocupaciones y sobre todo la huelga general.

Es fundamental que reivindiquemos a nuestros 30.000, que querían otro mundo, otra sociedad, que no lucharon por esta democracia burguesa. Se los llevaron porque cuestionaban el orden social desde los sindicatos, desde las fábricas, los centros de estudiantes, las organizaciones barriales, las ligas agrarias, y desde organizaciones políticas que discutíamos la cuestión del poder, qué clase de revolución había que hacer en Argentina.

Milei se ocupa todo el tiempo de fustigar al socialismo, al comunismo, a la izquierda, al colectivismo, porque sabe que la bancarrota del capitalismo revitaliza todas las banderas de la clase obrera que es la única alternativa a la barbarie capitalista, que es la que expresa la revuelta de los trabajadores y los oprimidos en todo el mundo.

30.000 COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS DETENIDOS DESAPARECIDOS ¡PRESENTES! ¡AHORA Y SIEMPRE!  

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