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Un balance del paro del 9 y del plan de lucha que venimos librando contra el gobierno de las grandes corporaciones y el imperialismo

Enorme paro nacional de la CGT y de las CTAs. Es un gran golpe al Gobierno, al gran capital y también a los gobernadores y legisladores que respaldan al gobierno.  Más contundente que el anterior del 24 de Enero.

Fue un paro político. Les duele porque los trabajadores pudieron golpear como un solo puño expresando la necesidad de resistir a un ataque generalizado a todos los oprimidos. A la brutal caída provocada en la economía, la destrucción masiva de fuerzas productivas, más de 200.000 despidos, miles de trabajadores suspendidos, y todos bajo amenaza de perder el puesto de trabajo, el freno de la obra pública, caída del poder adquisitivo de salarios, jubilaciones y planes, peor que en una guerra, peor que la pandemia. Es la respuesta al saqueo descarado de nuestro país, a la privatización de las empresas del Estado.

Refuerza la importancia política del paro el haber derrotado las amenazas de represión y de sanciones económicas contra los huelguistas.

El paro del 9 de Mayo es parte de un plan de lucha que arrancó con la jornada del 20 de Diciembre en Plaza de Mayo enfrentando el Protocolo represivo, con los masivos cacerolazos en todo el país, la movilización de la CGT a Tribunales del 27, el paro del 24 de Enero, las movilizaciones masivas de las organizaciones de desocupados reclamando alimentos para los comedores, contra la baja indiscriminada de planes; las movilizaciones del 8 de Marzo, 24 de Marzo, el 23 de Abril en defensa de las universidades.

El paro es el método más importante de la clase obrera, cuestiona la propiedad privada, al Estado, hace visible quien produce la riqueza, por eso dicen que un día de paro “le cuesta 1500 millones de dólares al país”. En el paro actuamos colectivamente, como clase. Es por eso que debemos cuidar la medida.

Los medios de comunicación difunden abusivamente la idea de que muchos trabajadores pararon obligados porque no había transporte y que muchos trabajadores de comercios y kioscos trabajaron. Ocultan que muchos de los que fueron a trabajar hubieran querido sumarse al paro, simpatizan con la medida, y no pararon por la fuerte coerción que ejercen los empresarios, utilizando el temor a las sanciones. Cierto es que numerosos trabajadores informales, que viven día a día, se pueden perjudicar económicamente con el paro, pero deben saber que sólo la lucha del proletariado puede derrotar estas políticas que hambrean a la mayoría y destruye los puestos de trabajo.

No dicen que el transporte es utilizado como herramienta de presión del Gobierno y de las empresas para romper el paro presionando a los trabajadores para que rompan la medida. Es por eso que quieren prohibir las medidas de lucha en el sector.

Que un paro tan contundente haya sido convocado por direcciones desprestigiadas por su colaboracionismo, en las que los trabajadores no confían totalmente, refuerza la importancia de la medida. Los trabajadores reconocen a sus organizaciones de clase y ahí expresan su unidad independientemente de a quién hayan votado o sus predilecciones políticas o religiosas.

La dirección de la CGT muestra sus limitaciones políticas cuando pide que el gobierno cambie de rumbo, que “reconfigure su política de ajuste”. No es posible corregir la esencia de este gobierno, es posible que atenúe algunos ajustes para intentar contener el estallido popular, pero no más que eso. Para terminar con la catástrofe social que vivimos debemos derrotar la política de Milei, su programa, y sólo puede lograrse continuando con la lucha, preparando la próxima huelga y movilización. No es reclamando a los partidos patronales “opositores” que se junten en un gran frente para ganarle las próximas elecciones.

Cada huelga debe ser trabajada, preparada, tomada en nuestras propias manos para que sea cada vez más efectiva. Es muy importante realizar un balance completo de todas las luchas que venimos librando, de cómo logramos hacer retroceder al gobierno, para poder definir cómo seguimos hasta derrotar esta política. Tenemos que llamar a hacer un balance en los lugares de trabajo, fortalecer los lazos de unidad, discutir en asambleas cómo vamos a seguir y cómo hacer para que las medidas sean cada vez más multitudinarias y contundentes y el plan de lucha tenga mejor claridad de ideas.

Derrotar la política de Milei es derrotar a las grandes corporaciones que ordenan sus políticas, es derrotar al FMI y su programa, es desconocer la deuda externa fraudulenta e impagable. Es recuperar el petróleo y el gas, el litio y el cobre, las grandes propiedades agropecuarias, el mar y los ríos, para impulsar la industrialización del país. Nos están haciendo pagar por los alimentos y por la energía, como si fueran importados por las multinacionales y no extraídos por dos pesos de las entrañas de nuestra tierra.

Claro que esta respuesta solo puede imponerla la clase obrera en el gobierno acaudillando a la mayoría oprimida en un frente único antiimperialista. Será producto del gran levantamiento nacional, nunca por medio de leyes o constituyentes. Esa es la perspectiva. Esa es la salida para semejante crisis del capitalismo.   

10 de Mayo 2024

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