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Se agrava la crisis: El Gobierno está más debilitado

Milei les confesó a los empresarios más poderosos del país reunidos en el Coloquio de IDEA: “con el tipo de ajuste que estábamos haciendo era importante hacerlo en vacaciones para que la gente no se enterara tanto de lo que estaba ocurriendo”.

Es una de las pocas verdades que se le ha escuchado. El brutal ajuste debía ser descargado apenas asumido el Gobierno porque el verdadero destinatario del ajuste era “la gente” y no “la casta”.

Lo dice con orgullo ante los empresarios que aplauden su política, que hace crecer fuertemente sus ganancias. Pareciera que, por ahora, la enorme movilización y agitación que crece en la sociedad no les preocupara.

Quienes tenían alguna ilusión en que después del sufrimiento de las primeras medidas vendría la recuperación, ya la perdieron. Sólo pudieron verificar el retroceso del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones por la monumental devaluación de diciembre que se trasladó a los precios, que fueron liberados; el levantamiento de todo control o regulación; a los tarifazos en todos los servicios y los cientos de miles de trabajadores despedidos. 

La ruptura de las ilusiones dio un salto con el veto al pequeño ajuste jubilatorio y su celebración obscena por el Gobierno, más la fuerte represión a los jubilados que se movilizaban al Congreso; siguió el veto a la Ley de financiamiento de la Universidad que dio lugar a una movilización histórica en todo el país en defensa de la Universidad y la Educación públicas, se sumó la toma de cien sedes universitarias en todo el país en rechazo al veto, con asambleas, movilizaciones y cortes que se multiplican. También tiene especial importancia la lucha en defensa del Hospital Bonaparte, contra su cierre y la lucha de los trabajadores del Garraham, con asambleas unitarias, actos, movilizaciones. Y las de los trabajadores de Aerolíneas Argentinas, que el Gobierno quiere forzar una vez más su privatización, creando conflictos, vaciando la empresa, haciendo visible el saqueo del Estado.

El Gobierno siguió provocando como si nada hubiera cambiado, mintiendo alevosamente sobre una supuesta recuperación de salarios y jubilaciones, el consumo y la actividad económica. Siguió provocando diciendo que la movilización universitaria pretende impedir que se audite el presupuesto universitario. Estas provocaciones hoy encuentran respuesta activa en la población que no pierde oportunidad para repudiar la presencia del Presidente o de sus funcionarios más conocidos en cualquier lado, inclusive a las puertas del Coloquio empresario en Mar del Plata.

Las movilizaciones contra la Ley Bases o contra los vetos del Gobierno seguían la agenda parlamentaria, tratando de presionar al Congreso para que vote en tal o cual sentido. La movilización que se abrió con el fracaso de la vía parlamentaria dio un salto adelante. Apunta contra el Gobierno responsable de todos los ajustes. Contra la catástrofe social que se vive. La agenda ahora está marcada por las luchas, por las asambleas, las movilizaciones y los paros. La pérdida de ilusiones en el Gobierno y en el Congreso alimenta la rebelión de los jóvenes que venían de años de parálisis, ellos expresan profundamente la bronca popular por los ataques que sufre la mayoría y se van convirtiendo en referencia que suma y coordina a otros sectores.

El cambio en la situación política introduce nuevas cuestiones todo el tiempo. Ni los rectores, ni la mayoría de las direcciones sindicales y juveniles tenía previsto esta situación que los desborda y que no pueden controlar, no pueden evitar. Para profundizar y extender la lucha es fundamental seguir impulsando la más amplia y unitaria participación desde la bases, coordinando las luchas, sumando todas las fuerzas, garantizando las asambleas y la más completa democracia en las decisiones, debatiendo el pliego de reivindicaciones que centralice el movimiento.

Este es el camino para terminar con la política de este Gobierno y también con el Gobierno de las grandes corporaciones y el FMI, para impedir el saqueo del país, terminar con la especulación financiera y poder defender nuestros derechos. La CGT y las CTA deben coordinar el llamado a paro general que permita centralizar semejante movimiento.

El peronismo quiere institucionalizar los reclamos, que se canalicen en las elecciones del 2025 y 2027, que se salga de las calles. Ellos quieren aparecer nuevamente como los bomberos que quieren apagar el incendio social. Este es un problema, quieren desviar las luchas al terreno electoral, institucional. Por eso es tan importante que debatamos cómo nos preparamos para gobernar los trabajadores, los jóvenes, los jubilados, los movimientos sociales. Cómo luchamos por nuestro propio poder para impedir que tengamos otro Milei, o Fernández o Massa o Macri que nos sigan metiendo el perro.   

(Nota de MASAS n°467)

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