El peronismo en clave electoral
El despertar del movimiento universitario se convirtió en el acontecimiento más importante del momento. Ya desde la víspera del veto presidencial y su ratificación en el Congreso, fue formándose una incipiente organización en los centros de estudios superiores. El posterior aval al veto de Milei del Congreso Nacional, mostrando su completa inutilidad como herramienta de lucha, terminó por torcer el rumbo de la situación… a partir del 9 de octubre el movimiento universitario ganó no solo en profundidad sino también en extensión, involucrando una enorme cantidad de facultades tomadas y decenas de miles de estudiantes movilizados a lo largo y ancho del país.
Desde los tempranos decretos de necesidad y urgencia; la primera y fallida Ley Ómnibus; el protocolo represivo; el recorte a los jubilados y posterior veto; la Ley Bases; entre muchas otras, evidenciaron claramente que el pronóstico lanzado por el Partido Obrero Revolucionario en torno al carácter del Gobierno de Javier Milei era correcto no solo por su orientación, sino fundamentalmente por la predisposición a la lucha, a la respuesta organizada que mostrarían las masas, independientemente del ficticio 56% y los más de 14 millones de votos.
La expectativa de los millones de votantes de Unión x la Patria por contar con una oposición firme y consecuente se vio rápidamente destruida. El mismo día del ballotage del 23 de noviembre de 2023 Massa -entonces candidato presidencial derrotado- renunciaba a entablar la lucha mostrando la dirección que iría a tomar la oposición burguesa. Solo algunas semanas más tarde cuando comenzaban a verse los primeros efectos devastadores de la política de Milei, otros referentes importantes como Grabois llamaba a darle 100 días al gobierno y a convertirse en meros veedores de las movilizaciones. O también los más de dos meses que tardó en aparecer Cristina Kirchner (recién a mediados de febrero 2024), con un paro general y al menos dos grandes movilizaciones en el medio. El peronismo fue derrotado electoral y políticamente, no así las masas.
En este contexto, y en medio de fuertes reyertas internas dentro del peronismo, apareció la voz de Máximo Kirchner, presidente del PJ de la Provincia de Buenos Aires, en un acto en Lanús el 13 de octubre. Resulta educador cómo analiza el dirigente la situación y cuál es su planteo a 10 meses de la asunción del Gobierno.
Comenzó su discurso marcando la “obligación y voluntad de construir una salida”, al tiempo que advirtió que esa salida era la construcción de una mayoría “que no se desintegren al primer cimbronazo”. Reconoce, a modo de autocrítica, que la unidad como fin en sí mismo puede llevar a una nueva frustración en la población. Así llega a establecer un paralelismo entre la resistencia actual a Milei y la resistencia al macrismo (durante 2015-2019) y las vías de resolución de esa misma resistencia. Máximo Kirchner se detiene muy especialmente en “cada sujeto que sale a protestar”, pues ese es el interés real al que dirige su alocución: no es tanto Milei el problema, sino el sujeto que sale a protestar. Esto se explica porque, para su óptica, tanto la política del Gobierno como los vetos “son facultades constitucionales”.
¿Entonces? Aquí viene lo más interesante: “si no pudimos rechazar el veto del presidente a la hora de defender los intereses de los jubilados… y de la educación universitaria, es porque aún no tenemos la cantidad de diputados que nos permita hacerlo. Un objetivo para el 2025 a lo largo y ancho de la patria es construir una fuerza electoral que, realmente, cuando el presidente vete, tenga las manos necesarias en el Congreso para poder frenarlo”. Y a renglón seguido su confesión del crimen: “no va a haber otra manera de hacerlo”.
En medio de una rebelión estudiantil sin precedentes inmediatos; con dos paros generales arrancados a las centrales sindicales colaboracionistas; con dos marchas federales multitudinarias; con las gigantescas movilizaciones de salud en defensa de los hospitales públicos; y ni hablar de las sistemáticas y también generalizadas movilizaciones de los jubilados; en medio de ese contexto, Máximo Kirchner sentencia que esa no es la manera de hacerlo, no es en las calles, no es con los métodos históricos de la clase obrera, de acción directa, sino construyendo una nueva estafa electoral.
Esa vía está destinada a una nueva frustración como ya lo han demostrado estos primeros 10 meses, sin mayoría oficialista ni en la Cámara de Senadores ni en la de Diputados. Milei logró ratificar los vetos. El peronismo, a su turno, ratifica su intención de encauzar el descontento hacia los carriles institucionales, con promesas electorales y el canto de sirena de mayorías parlamentarias, por un lado, y con los amparos en la justicia burguesa por otro lado.
El POR ratifica que nuestro deber elemental es no abandonar las calles, profundizar los lazos de solidaridad entre los distintos sectores, elevar la politización de los oprimidos para comprender que únicamente con estos métodos y con estas acciones, podremos derrotar la política general de la burguesía y sus distintas expresiones patronales. No hay vías intermedias.
(Nota de MASAS n°467)