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Milei insiste con su avanzada dictatorial antiderechos que es parte inseparable de política económica

¿A quién iba dirigido su discurso cavernícola? No al escaso público que concurrió a su charla en Davos, Suiza, y que no aprobó sus provocaciones (menos aun que el año pasado, en la sala más pequeña). Buscó acercarse a los líderes de ultraderecha que giran en torno a Trump y fundamentalmente a Elon Musk. Y también para su base electoral en Argentina.

Tomamos en serio las barbaridades que dice porque se transformarán en nuevas medidas de ajuste, en leyes, en más discriminación y represión. No es solo Milei, son las grandes corporaciones nacionales y extranjeras que enarbolan estas banderas que quieren hacer retroceder 200 años a la humanidad.   

Milei destacó que los únicos capaces de salvar al mundo son sus actuales aliados: “Mi querido amigo Elon Musk, Donald Trump, la primera ministra Georgia Meloni, Viktor Orban o el presidente salvadoreño Nayib Bukele”. Todos “símbolos de creatividad y coraje”. Como Benjamín Netanyahu en Israel”. Todos ellos expresión de las tendencias fascistizantes propias de la avanzada descomposición capitalista. Lo único que acertó en su discurso fue al señalar que “Hoy asistimos a un agotamiento global de este sistema que nos dominó las últimas décadas” y que “las fórmulas políticas han fracasado y están colapsando sobre sí mismas”. Sus políticas no hacen más que profundizar ese agotamiento, ya fracasaron en el pasado.

Su discurso apuntó a dar la “batalla cultural” contra el progresismo. Dijo “Un presidente de ese país se para en este estrado y le dice al mundo entero que están equivocados, que se dirigen al fracaso, que Occidente se ha desviado y que debe ser reencauzado”.

“… les dije que era el comienzo de una nueva Argentina, que Argentina había estado infectada de socialismo por demasiado tiempo y que con nosotros iba a volver a abrazar las ideas de la libertad; un modelo que nosotros resumimos en la defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada”.

No solo miente en Argentina, también lleva sus mentiras de viaje, dice: “Argentina se ha convertido en ejemplo mundial de responsabilidad fiscal, de compromiso con nuestras obligaciones, de cómo terminar con el problema de la inflación y también de una nueva forma de hacer política, que consiste en decirle la verdad a la gente en la cara y confiar en que la gente entenderá.

Solo es ejemplo de ajuste brutal contra la mayoría. De provocar una profunda recesión con cientos de miles de despidos, de pérdida del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, de freno total de la obra pública, de reducción de los presupuestos de salud y educación, etc. La deuda pública creció solo en un año casi 100.000 millones de dólares, ¿responsabilidad fiscal?, del gran superávit del comercio exterior no quedó ni un dólar; las reservas del Banco Central siguen tan negativas como hace un año; cayó la recaudación impositiva en términos reales; crece el saqueo de la economía y el sometimiento al capital financiero… Hay que decirle la verdad al Presidente, que la inflación no se terminó, ni podrá terminar con sus políticas que han fracasado.

Milei insiste con que “Nuestra primera cruzada,… si queremos construir una nueva época de oro, debe ser la reducción drástica del tamaño del Estado y de todos los organismos supranacionales. Hay que eliminar la burocracia estatal”.

Vuelve a reiterar su defensa irrestricta de las empresas a obtener el máximo de ganancias: rechazando “… la utilización del poder coercitivo del Estado para distribuir la riqueza creada por el capitalismo. Su justificación fue la siniestra, injusta y aberrante idea de la justicia social…”

Cuestionando otra vez los derechos de la mayoría: “…una cantidad artificialmente infinita de derechos positivos. Primero fue la educación, luego la vivienda y, a partir de allí, cosas irrisorias… y un sinfín más de deseos que se transformaron en derechos humanos fundamentales, derechos que, por supuesto, alguien tiene que pagar. Y que sólo pueden ser garantizados mediante la expansión infinita del aberrante Estado”.

Milei desconoce la opresión sobre la mujer con la excusa de criticar al “feminismo radical”. Insiste sobre la “distorsión del concepto de igualdad… ya que la igualdad ante la ley ya existe en Occidente. Todo lo demás es búsqueda de privilegios… poniendo a una mitad de la población en contra de la otra cuando deberían estar del mismo lado. Llegamos, incluso, al punto de normalizar que muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima”. La imbecilidad no merece respuesta, pero su planteo lo llevará a intentar modificar la Ley de 2012, votada por unanimidad en diputados, para rebajar las penas a los femicidas.

Milei, al igual que su amo Trump rechaza que exista el cambio climático diciendo que “…la Tierra ha tenido ya cinco ciclos de cambios bruscos de temperatura y que en cuatro de ellos el hombre ni existía, nos tildan de terraplanistas para desacreditar nuestras ideas, sin importar que la ciencia y los datos estén de nuestro lado”. Por ese motivo rechaza cualquier limitación, cualquier regulación, cualquier medida que tienda a restringir alguna explotación capitalista, especialmente referida al uso de energía no renovable.

Se opone al derecho de las mujeres a decidir abortar, cuestionando a los “principales promotores de la agenda sanguinaria y asesina del aborto, … (como) mecanismo de control poblacional. De hecho, esto ha sido ya adoptado al extremo que hoy en el planeta se está empezando a convertir en un problema la tasa de crecimiento de la población”. “Vaya tarea que se mandaron con estas aberraciones del aborto”. La aberración y la ignorancia es creer que el derecho de aborto es responsable de la tasa de crecimiento de la población.

Tan aberrante como su afirmación “…la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben y nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo o cuando un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión. Sin ir más lejos, hace pocas semanas fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera de la diversidad sexual, y fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años. Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto, quiero saber quién avala esos comportamientos”. Quiere reinstalar un prejuicio contra la homosexualidad y la comunidad LGBT, con un discurso violentamente agresivo y mentiroso, que en el pasado se tradujo en discriminación, persecución, hostigamiento y muerte, que se vuelve a reeditar. Su discurso estaba escrito y fue leído en el Foro de Davos, no fue una improvisación o una charla de amigos. No compartimos la llamada ideología de género, pero deducir de sus posiciones que llevan a la pedofilia es una máxima imbecilidad que condena a Milei.  

Milei contra la inmigración en EE.UU. y en Europa, sumándose a los discursos más ultraderechistas. Dice que se ha “distorsionado la causa de la inmigración… Como Occidente es la supuesta causa de todos los males de la historia, debe redimirse abriendo sus fronteras a todo el mundo, culminando necesariamente en una colonización inversa, que se asemeja al suicidio colectivo. Así es como vemos hoy en las imágenes de hordas de inmigrantes que abusan, violan o matan a ciudadanos europeos…”. Son decenas de millones de seres humanos que empujados por las guerras que provoca su Occidente imperialista, por el saqueo y el hambre que originan sus políticas, que buscan desesperadamente un lugar donde trabajar y vivir. Milei los trata como hordas…

Milei es el producto grosero y bestial de la descomposición capitalista y también del agotamiento de la democracia burguesa, es su producto, nació de su vientre. Detrás suyo o por encima suyo sigue el mismo poder, las multinacionales, los terratenientes, los banqueros, las grandes corporaciones que tienen enormes ganancias.

Para enterrar esta bestia tenemos que terminar con quienes lo sostienen, los mismos que estuvieron detrás de la dictadura genocida. Los oprimidos debemos barrer con toda esa inmundicia independizándonos políticamente de la burguesía y la pequeñoburguesía, de sus partidos y sus instituciones. Alertamos que no será en las elecciones ni con un gran frente anti Milei que podremos derrotar esta política.

(Nota de MASAS n°473)