No a la privatización del Banco Nación
Estatización de todo el sistema financiero para terminar con el parasitismo
Es posible que el intento de convertir el Banco Nación en Sociedad Anónima por Decreto 116/25, en este momento, busque cubrir la estafa crypto de Milei con otra estafa y se pase a hablar de este tema. Pero lo cierto es que hay un objetivo de entregar el Banco Nación al capital financiero, que ya fue rechazado por el Congreso cuando se incluyó en la Ley Bases, pero sigue siendo su objetivo. El Gobierno aparece cada vez más desesperado por el ingreso de dólares como sea.
El Decreto antes de viajar a EE.UU. y reunirse nuevamente con el FMI es una ofrenda para los acreedores mostrando que está dispuesto a cualquier sacrificio para cumplir con sus exigencias y para que le extiendan un préstamo adicional para sortear la crisis.
El Decreto 116/25 le quita al BNA la exclusividad de recibir los depósitos judiciales de los tribunales nacionales de todo el país y elimina el tercer párrafo del artículo 9 de la ley 23.696 de reforma del Estado, en el que se indicaba: “Exceptuase de la declaración de ‘sujeta a privatización’ al Banco de la Nación Argentina, el que deberá continuar su actividad como institución bancaria de propiedad del Estado nacional”.
El Banco Nación es el principal banco del sistema, fundado en 1891 por el Presidente Carlos Pellegrini, representa el 23,97% de los activos, y el 21,93% de los pasivos del sistema financiero, así como el 20,71% de los préstamos totales y el 23,99% de los depósitos totales (equivale a la mitad de los depósitos que captan los diez primeros bancos privados del país). Posee 310.000 cuentas corrientes, 19.500.000 cajas de ahorro y, entre otras cosas, 4.500.000 de cuentas jubilatorias. Cuenta con 721 sucursales en territorio argentino (entre ellas en la capital de cada provincia y es el que distribuye la coparticipación de impuestos). El BNA tiene sucursales en Bolivia; Brasil; España; Asunción, Concepción, Encarnación y Villarrica en Paraguay; Miami y Nueva York, EE.UU. y Montevideo, Uruguay, además de una oficina representativa en Pekín, China. Sus balances son positivos y aporta el 20% de sus ganancias al Tesoro Nacional. El Banco Nación está sujeto a auditoría interna y externa, sometido al control de la SIGEN y del Banco Central. Ha sido valuado en 30.000 millones de dólares.
El Banco de la Nación Argentina ha facilitado créditos para el pequeño y mediano productor del campo y de las economías regionales, y para las pequeñas y medianas empresas de todo tipo. Los bancos privados más grandes orientan sus negocios al gran capital.
La UIA de Santa Fé alertaba el año pasado sobre la privatización “porque supone la posibilidad de poner en remate el 58% de las tierras productivas que garantizan los créditos tomados con el banco del Estado nacional”.
Rechazamos cualquier intento de privatización del Banco Nación y exigimos junto a sus trabajadores la anulación del Decreto 116/25. No tenemos la más mínima ilusión de que el Congreso lo pueda anular y tampoco en la Justicia. El camino es la acción directa de sus trabajadores y de todos los trabajadores y oprimidos del país.
La política de la clase obrera es la estatización de todo el sistema financiero en un sistema único, nacional, para terminar con el parasitismo financiero y su saqueo de nuestros recursos y orientar la política monetaria y el crédito al desarrollo industrial del país.
(Nota de MASAS n°475)