La Guerra de Malvinas y la izquierda europea
El 2 de abril de 1982 las Fuerzas Armadas ocupaban las Islas Malvinas. El partido Política Obrera (el genuino, el original), que integraba la TCI junto al POR boliviano, caracterizó de inmediato la situación. Decíamos: “La ocupación de Malvinas por parte del gobierno militar ha dado lugar a una crisis internacional en que están involucradas las principales potencias imperialistas y plantea para los trabajadores y sectores antiimperialistas argentinos un conjunto de problemas que, si no se resuelven acertadamente, pueden estirilizar la larga y dolorosa lucha de nuestro pueblo contra la dictadura militar entreguista y contra el imperialismo. También se plantean importantes problemas para los obreros, y en especial para los revolucionarios, de las naciones imperialistas que nos opriminen (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia), de cuya resolución depende que se desarrolle o no la causa del internacionalismo proletario”.
“Argentina es una nación oprimida por el imperialismo; la cuestión de las Malvinas es un aspecto de esa opresión. Ante esta situación de conjunto, ¿cuál es la prioridad en la lucha de liberación?”.
“Hoy, el Estado argentino que emprende la recuperación de las Malvinas está en manos de los agentes directos e indirectos de las potencias que someten a nuestra nación. ¿Qué alcance puede tener un acto de soberanía cuando el país que lo emprende está políticamente dominado por los agentes de la opresión nacional? Planteando como prioridad el combate contra el imperialismo sólo cambia la forma (los métodos) de la lucha contra la dictadura, ante la nueva situación política creada. En función de ese objetivo, se planteaba un programa de combate consecuente contra el imperialismo:
Denuncia del intento de capitular ante el imperialismo, sea mediante una negociación entreguista, o mediante el retiro de tropas a cambio de la devolución gradual y condicionada del archipiélago;
Reivindicar la intervención de la propiedad de todo el capital extranjero que ya está saboteando o especulando contra la economía nacional.
En caso de guerra, extenderla a todo el país, atacando y confiscando al gran capital imperialista y, por sobre todo, llamar a los trabajadores a armarse;
Satisfacción inmediata de las reivindicaciones planteadas por los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores, y satisfacción de los reclamos del movimiento de familiares y madres de los desaparecidos;
Impulsar la formación de un frente único antiimperialista, que impulse prácticamente este programa.
“Los revolucionarios de las naciones imperialistas -los trotskystas de las metrópolis- salvo excepciones fallaron lamentablemente a la cita: baste decir que el CI (Lambert) y los argentinos del SU (que editaban en Europa la revista “Nuevo Curso”), sostuvieron una política de neutralidad en el conflicto, so pretexto del carácter reaccionario de los regímenes de Argentina e Inglaterra. El lambertismo planteó la consigna “ni Thatcher ni Galtieri”. Con eso no solo olvidan una enseñanza elemental del leninismo (apoyar a la nación oprimida en todo conflicto real con una nación opresora) sino la propia caracterización del imperialismo como sistema de opresión de la mayoría de los países del planeta por un pequeño puñado de naciones imperialistas”.
El deber internacionalista de los revolucionarios de las metrópolis, particularmente de Gran Bretaña, no era solo el de apoyar la reivindicación argentina, con independencia de su régimen de gobierno, sino enfatizar su política en la derrota de su propio imperialismo, como el mejor modo de abrir una vía de combate contra la burguesía de su propio país. En lugar de eso, prefirieron enfatizar la crítica a la dictadura de Galtieri cediendo con ello a la presión de su propia burguesía (que justificaría la agresión imperialista en el carácter “fascista” de la dictadura argentina) y colocándose, de este modo, en el campo de su propio imperialismo. Con esto se ve la profundidad del retroceso político de la vanguardia revolucionaria internacional, y del revisionismo en las filas del “trotskysmo” mundial. “En caso de conflicto, estaré con el Brasil fascista de Vargas contra la Inglaterra democrática”, había dicho Trotsky. Los trotskystas europeos ignoraron olímpicamente esa posición ampliamente conocida.
El estudio de la Guerra de Malvinas permite extraer lecciones extraordinarias para comprender el papel de las clases sociales y los partidos frente a la guerra, frente al imperialismo. Cómo la política democratizante del gran capital y el imperialismo trataron de anestesiar a los trabajadores, a los luchadores, con la bandera de la democracia y el fin de la dictadura criminal.
(nota de MASAS n°477)