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El POR interviene en las elecciones señalando que a Milei y las corporaciones no se los derrota con el voto o en el Congreso, sino con la lucha generalizada de los oprimidos, con sus propios métodos, acaudillada por la clase obrera

Intervenimos desalentando cualquier ilusión en que el Congreso o la Justicia puedan poner siquiera un límite al régimen de dictadura civil de Milei que busca terminar con todos los derechos, precarizar completamente las condiciones de trabajo para todos los trabajadores, y destruir sus organizaciones sindicales y sociales.

Combatimos toda ilusión de que el voto antiMilei sea el camino para derrotarlo. Ya vimos cómo en minoría en el Congreso, pese a su debilidad, se las arregló para avanzar contra la mayoría.

Para derrotar a Milei y las grandes corporaciones nacionales y multinacionales, y el FMI, es necesario librar una lucha colectiva, unitaria, consecuente, por el salario, por la jubilación, por las condiciones de trabajo, contra los despidos, que rechace el programa del FMI y desconozca la deuda pública, que plantee la necesidad de reestatización de todas las privatizadas en sectores vitales de la economía y recupere todos los recursos, que se garantice el derecho a la salud, la educación y la vivienda. Se debe defender la soberanía nacional contra toda prepotencia imperialista. Sólo la clase obrera puede encabezar esa lucha, a condición de que se independice políticamente.

Las masas vienen dando la espalda a las elecciones con una participación extraordinariamente baja, de las más bajas de la historia. Están poniendo sobre la mesa la magnitud de la crisis política. Están procesando el agotamiento de la democracia burguesa, el agotamiento de las formas de dominación basadas en la conciliación. Bajo ese régimen se retrocedió décadas en las condiciones de vida y de trabajo, el país está más sometido, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Debemos dar expresión consciente a ese desgaste que tiene su correlato en las crecientes luchas y movilizaciones pese a sus direcciones impotentes y conciliadoras. Las masas buscan todos los caminos para resistir.

La politiquería burguesa ve con preocupación e impotencia este proceso ya que no sabe cómo revertirlo. También el capital financiero sigue con atención el resultado de las elecciones para ver qué grado de sustentabilidad puede tener el ajuste brutal que se hizo y el que quieren seguir haciendo. Evalúan qué porcentajes de votos pueden ser satisfactorios para que el Gobierno pueda avanzar con su obra destructiva.

El propio armado de las listas para septiembre en la Provincia de Buenos Aires y para las nacionales de octubre mostró las dificultades para conformar los frentes patronales. Procesos de “rosca”, negociaciones turbias, completamente al margen de las bases que verán cómo le sirven otra vez el mismo plato recalentado.

La clase obrera, la mayoría oprimida, deben confiar exclusivamente en sus propios métodos de lucha, en su organización, en su programa.

(Editorial de MASAS n°484)