El camarada Juan Yañez, ícono del obrero revolucionario
Este 29 de julio se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de Juan Yañez quien fuera fundador y dirigente del Partido Obrero Revolucionario. Quien cuando era un joven dirigente de la juventud socialista del Chile revolucionario, y luego del golpe de Estado del año 1973, tuvo que huir a Argentina. Allí comenzó a trabajar como obrero de la construcción y se vinculó con Política Obrera en la provincia de Río Negro, además fue fundador del Partido en la región del Alto Valle. Incluso sostuvo su militancia bajo la dictadura argentina, donde una de las fábricas que volanteaba asiduamente en plena dictadura era la después famosa cerámica Zanón.
Este año particularmente queremos destacar su rol vinculado a las luchas de la construcción que fueron fundantes en la región y que muchas veces al explicar la activa lucha de clases en Neuquén no es citada.
Con el crecimiento exponencial de la industria petrolera en los años ´80, que había empezado varías décadas antes, hubo una importante inmigración interna de distintas provincias y extranjera de países limítrofes como Chile y Perú. Había necesidad de viviendas y escuelas y la obra pública se convirtió en un boom. Recordemos el antecedente de la lucha del año 1969 conocida como el Chononazo. Para que tengamos una idea sobre la influencia de la inmigración en el año 1991, el 64% de los chilenos de Neuquén residían en el departamento Confluencia (Capital), 29.863 sobre un total de 314.347 personas (Aiziczon, 2015). Esa camada obrera, en un contexto de plena ocupación, tenía una experiencia de luchas y politización ligada al clasismo.
Así fue que, en octubre del año 1984, en un contexto hiperinflacionario del 700% y apenas estrenando el advenimiento de la democracia burguesa, miles de obreros se lanzaron a la huelga por aumento salarial y reconocimiento de zona. Esta huelga tuvo varias particularidades que sorprendieron a propios y ajenos en la zona, como dijera la dirigente docente Liliana Obregón: “Era la primera vez que veía a un trotskysta dirigiendo una huelga” en referencia a Juan Yáñez. A un sindicato como la UOCRA, burocratizado, intervenido y de puertas cerradas, se le opuso la organización de un cuerpo de delegados que representaba a más de 40 obras que declaró la huelga y que efectivamente se convirtió en dirección del conflicto. Este cuerpo de delegados convocó a una Multisectorial en apoyo a la huelga, creó comisiones de prensa con la propuesta de un boletín informativo, de fondo de huelga, de seguridad y organizó una olla popular en el centro de la Ciudad. Un detalle interesante fue la Comisión de mujeres que cumplió un rol central en este conflicto ganando y organizando la solidaridad de la población. Con Yañez en la dirección se encontraba una camada destacada de dirigentes.
Esta huelga que fue derrotada militarmente con la primera represión bajo el advenimiento de la democracia y con la persecución de sus dirigentes generó una gran solidaridad de sindicatos como Ferroviarios, el sindicato de Prensa, ATEN, aportes de comercios y de trabajadores que se acercaban a la olla popular. En su contraparte, las patronales junto con el gobierno (Felipe Sapag del MPN era el gobernador) desplegó todos los mecanismos posibles para intentar quebrar la huelga como la fallida introducción de rompehuelgas, envío de telegramas de despidos, que fueron quemados por los obreros, una marcha “en defensa de la democracia” y la declaración de ilegalidad de la huelga.
Del boicot a la huelga fueron parte no sólo la juventud del MPN y los partidos patronales como la UCR, el Partido Intransigente y el PJ, sino también quien fuera en ese momento el dirigente de la CGT Jorge Izquierdo. Se destacan entre las posiciones públicas de que estaban espantados por la huelga un artículo en la prensa del PC, escrito y firmado por la entonces dirigente del PC Sara Mansilla, y un comunicado de Jaime de Nevares que hablaban de una huelga “salvaje” que atentaba contra la democracia. Es que la irrupción de los obreros con patas de porlan, los pobres o como decía Juan “los negros” en el medio del centro neuquino molestaba a la patronal y a un sector del progresismo.
De la represión y la feroz persecución a los dirigentes, montada previamente por la provocación de Felipe Sapag quien pasó entre medio de las esposas de los huelguistas, queremos resaltar la decisión de Yañez, quien no se entregó a la justicia frente al pedido de captura. Esta decisión estuvo sostenida por una caracterización política y fundamentalmente por la posibilidad material de una organización que podía sostener la clandestinidad, una organización que todavía no había sido ganada completamente por el discurso de la democracia burguesa.
Para otro artículo quedará cómo la experiencia de la huelga, contribuyó a la ruptura de decenas de células obreras con el Partido Obrero que ya mostraba vicios de burocratización y de adaptación a la democracia burguesa, ruptura de la que nunca pudo recomponerse esa organización.
Cuando atravesamos coyunturas como las actuales donde la situación económica es insoportable y los trabajadores resisten de forma aislada parece muy lejos la posibilidad de romper el cerco que imponen las burocracias sindicales, vale la pena entonces recordar al camarada Yañez, un obrero revolucionario, recordar su certeza sobre el hecho que la lucha de clases siempre se cuela por algún lugar y recordar que los métodos de la clase obrera son un capital de todos los que peleamos por un mundo sin explotados ni explotadores.
¡Camarada Juan Yañez presente ahora y siempre!
(Articulo de MASAS n°484)