¡Basta de deuda! El Gobierno fracasado nos endeuda cada vez más para tratar de sostenerse
Debemos declarar impagable toda la deuda
Los tiempos se acortan. Los cambios introducidos en abril ya se agotaron. De los 12.000 millones de dólares que envió el FMI ya se derrocharon más de 9.000. Ahora están pidiendo desesperadamente que envíen otros 8.000 pero solo desembolsarán 2.000, cambiando las exigencias. El gobierno de EE.UU. y el FMI han resuelto dar el máximo apoyo político a Milei para que gane las elecciones.
Milei decía que se llegaría a 50.000 millones de reservas brutas en abril, el saldo a fin de julio es de 41.000. No pudo acumular las reservas prometidas al FMI. Milei también decía que el precio del dólar bajaría a $1.000 y hasta $600 y que recién ahí compraría dólares para acumular. La realidad es que la cotización del dólar no bajó y ya roza el techo de la “banda”. Dice que terminó con el “cepo” para comprar dólares, pero fue limitado solo a las personas. Dijo que el dólar flotaría libremente pero la realidad es que intervinieron fuertemente vendiendo dólares para tratar de impedir que subiera su cotización. Todas muestras de improvisación, desesperación, negociados e ignorancia que facilitaron que por distintas vías decenas de miles de millones de dólares se escaparan.
Para sostener esta ficción de “dólar barato” para controlar la inflación, facilitó la importación de todo tipo de productos, y aumentó fuertemente la deuda en dólares. Pero también la deuda en pesos que sigue creciendo en forma exponencial porque van duplicando las tasas de interés ofrecida para que quienes tienen pesos se queden en pesos y desistan de comprar en dólares. Los intereses de esa deuda monumental se comen buena parte del presupuesto nacional obligando a hacer nuevos ajustes para poder pagarla. Esa abrupta suba de las tasas de interés paralizará más la economía. Las empresas no tomarán crédito para producir y los consumidores evitarán endeudarse más de lo que ya están.
El Gobierno quería llegar a las elecciones con una inflación muy baja, mostrando algún éxito. Pero esa baja inflación es el producto de haber anclado artificialmente el precio del dólar; de haber impedido el reajuste de los salarios para que recuperen por lo menos la inflación; y fundamentalmente una recesión y caída del consumo terrible. El daño que está provocando a la mayoría, el daño que hizo a la economía, es mayúsculo.
El FMI advierte sobre todos estos “errores” pero decide mirar para otro lado y redoblar su apoyo endeudándonos más.
Ya no saben qué excusas dar, culpan al premio Nobel Stiglitz por sus comentarios, a 3 bancos, a la Vicepresidenta, a los kirchneristas.… Era un fracaso anunciado, con los mismos personajes, las mismas políticas, no podía terminar de otra forma.
Para empezar a revertir esta situación desastrosa es necesario tomar medidas urgentes empezando por desconocer toda la deuda pública y el programa del FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior, recuperar los sectores clave de la economía, generar puestos de trabajo genuino y salarios y jubilaciones que por lo menos alcancen para vivir como personas. Estas medidas solo las puede tomar otra clase en el poder, la clase obrera, producto de una revolución social. La burguesía es incapaz de defender a la Nación y los trabajadores, se ha asociado con el capital financiero internacional y aplica sus políticas. Aquellos sectores capitalistas que son víctimas de sus políticas, no resisten, son cobardes e impotentes, nada hay que esperar de ellos.
Las elecciones no cambiarán prácticamente nada. No es votando contra Milei que se puede transformar esta realidad, ya vimos que aun en minoría en el Congreso pudo avanzar con sus políticas contra las condiciones de vida y de trabajo. No habrá “voto útil” ni “voto castigo”. El voto se ha devaluado junto con la democracia burguesa agotada.
El camino para derrotar a Milei y las corporaciones que lo sostienen es la acción directa de masas, es la huelga general, las movilizaciones, las ocupaciones. Para eso debemos imponer a la CGT, la CTA y los sindicatos una política independiente de todos los partidos patronales y el Estado. Una política que tenga por norte llevar al poder a la única clase que no ha gobernado en el país y que no tiene ninguna atadura con el gran capital.
La clase obrera debe convertirse en el caudillo de la mayoría oprimida estructurando el frente único antiimperialista. Unidad imprescindible con todos los trabajadores, con las clases medias arruinadas del campo y la ciudad, con los jóvenes.
El imperialismo avanza con toda prepotencia sobre nuestros países imponiendo sus condiciones, profundizando la guerra comercial. Solo la lucha consecuente de la clase obrera puede detenerlo. Es necesario y ¡urgente! avanzar en la resolución de la crisis de dirección construyendo el partido revolucionario como parte de la reconstrucción del partido mundial de la revolución socialista, la IV Internacional.
(Editorial de MASAS n°485)