Impacto de los recortes de financiación de EEUU en la respuesta mundial al VIH/SIDA
La guerra comercial impulsada por Estados Unidos tiene como principal adversario a China, pero repercute directamente en el conjunto de los países de capitalismo atrasado. La interrupción de la financiación estadounidense a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a los programas mundiales contra el VIH/sida, iniciada por Donald Trump, ha tenido un impacto inmediato, especialmente en los países semicoloniales. Se calcula que este retroceso podría causar hasta 6 millones de muertes por sida de aquí a 2029. Históricamente, las muertes por esta enfermedad se han reducido gracias a la financiación internacional, incluida una parte considerable procedente de Estados Unidos. Los principales afectados por esta política son los grupos socialmente marginados, como las personas seropositivas, las poblaciones LGBT, las personas que ejercen la prostitución y los consumidores de drogas.
La respuesta al VIH se ha visto marginada desde la década de 2010, con el auge de las asociaciones público-privadas, el «filantrocapitalismo» (filantropía guiada por la lógica empresarial), el auge de la extrema derecha en varios países y la aparición de otras prioridades de salud pública.
El regreso de Trump a EE.UU. ha reavivado la preocupación por el futuro de la llamada «cooperación sanitaria internacional». La suspensión de la ayuda estadounidense, que suponía el 73% de la ayuda exterior para el VIH, ha afectado drásticamente a África, provocando el cierre de clínicas, despidos de trabajadores sanitarios y un aumento de las infecciones diarias. Además, la crisis de la deuda ha puesto en peligro los sistemas sanitarios. En 2023, África perdió más en intereses y evasión fiscal que lo que recibió en ayuda, y el colapso de los servicios podría provocar 6 millones de nuevas infecciones y 4 millones de muertes entre 2025 y 2029.
En Brasil, los impactos son particularmente graves, ya que el gasto en la deuda pública parasitaria impone restricciones a las inversiones en políticas sociales. Durante el gobierno Bolsonaro, las políticas públicas dirigidas al VIH fueron desmanteladas, reflejando un movimiento global de reducción de la respuesta institucional a la epidemia. El gobierno Lula, expresando continuidad, siguió la lógica de contención del gasto social (marco fiscal). Datos del Ministerio de Salud indican más de un millón de casos de SIDA y casi 400.000 muertes en Brasil hasta 2022. A pesar de ello, falta un mapeo actualizado de las organizaciones activas.
En el Programa de Transición de la IV Internacional, Trotsky resumió la respuesta de la burguesía a las fluctuaciones de la economía en general en la frase «la burguesía quita con la mano derecha el doble de lo que da con la izquierda», que demuestra a los explotados que nunca pueden fiarse de las migajas que caen de las generosas mesas de los capitalistas. Las fluctuaciones de los mercados, las crisis cada vez más agudas, los intereses corporativos, etc., todo ello conduce a recortes en los antiguos fondos y recursos concedidos en épocas anteriores a las crisis.
La respuesta independiente y de clase de los trabajadores debe ser organizar la lucha con sus propios métodos y sus propias reivindicaciones. La lucha contra el pago de la deuda pública y la expropiación de toda la red sanitaria privada son tareas inmediatas en la lucha contra los ataques del gobierno nacional y el imperialismo a las personas con VIH y otras enfermedades.
(POR Brasil – Masas n°786)