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EE.UU. quiere apoderarse de Venezuela y su petróleo

Toda América Latina debe enfrentar y derrotar esta amenaza militar con el programa, la política y los métodos de la clase obrera ¡No queremos sus guerras!

Ese es el objetivo, y no el combate al narcotráfico. Elevan la intervención para tratar de dividir y voltear el gobierno de Maduro. Ya lo hicieron en Irak, para quedarse con su petróleo acusando a Saddam Hussein de ocultar armas de destrucción masiva. Repetidamente Trump insiste en las muertes por sobredosis de fentanilo, como bandera de combate al narcotráfico y dice que cada lancha que hunde salva 25.000 vidas, todos saben que no procede de Venezuela y que lo que dice es una brutalidad. La amenaza también se dirige directamente contra Colombia, acusando a su presidente, y para todo Latinoamérica, para que se disciplinen a su orientación en la guerra comercial contra China.

Hipócritamente el Secretario de Defensa dice que la presencia militar “reforzará la capacidad de Estados Unidos para detectar, monitorear y desmantelar actores y actividades ilícitas que comprometen la seguridad y la prosperidad del territorio estadounidense y nuestra seguridad en el hemisferio occidental”.

Ahora ha desplazado al mar Caribe el inmenso portaaviones Gerald Ford, el más grande del mundo, con 337 metros de eslora, 5000 marineros y capaz de operar a 75 aviones de combate al mismo tiempo. Estaba ubicado actualmente en Croacia haciendo de apoyo a Israel. Ya había desplegado 8 buques de guerra y un submarino en la región. Actualmente hay unos 10.000 soldados estadounidenses, la mayoría en bases de Puerto Rico, pero también unos 2200 marines en buques de asalto anfibio. Dicen que es una operación contraterrorista y antinarcóticos. Nadie puede creerse que semejante despliegue sea para impedir que lanchas con motor fuera de borda lleguen con droga a sus costas.

Impone así un bloqueo marítimo, cercando a Venezuela. Y dispone de aviones para actuar sobre territorio venezolano. Es otro hecho de guerra. Antes “el gobierno de Trump había autorizado en secreto a la CIA a llevar a cabo acciones encubiertas en Venezuela… Trump dijo que Estados Unidos estaba considerando ataques en territorio venezolano” (New York Times). El gobierno venezolano también denunció la presencia de aviones de combate cerca de sus costas con fuerte incremento de las operaciones de inteligencia y exploración.

Desde principios de septiembre, las fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses han atacado diez embarcaciones en aguas internacionales frente a la costa venezolana que, según la Casa Blanca, transportaban drogas, matando a 43 personas. Funcionarios estadounidenses han dejado claro que el objetivo principal es expulsar del poder a Nicolás Maduro.

El Gobierno Trump no entregó ninguna prueba sobre el tipo ni la cantidad de drogas que se encontrarían en las embarcaciones, una de ellas en el Océano Pacífico. La práctica usual era interceptar las embarcaciones, inspeccionarlas y detener a su tripulación si se encontraban en actividades ilegales, no ejecutarlas sumariamente.

En este marco, el jefe de operaciones militares de EE.UU. en Centro y Sudamérica, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, que supervisa todas las operaciones en Centro y Sudamérica, el almirante Alvin Holsey, renunció por su desacuerdo con las operaciones ordenadas. Menos de un año después de su toma de posesión, cuando se estima en tres años la permanencia en el cargo. Había asumido el mando en noviembre de 2024, en reemplazo de la general del Ejército Laura Richardson. Varios oficiales han sido desplazados por criticar esta ofensiva, recordando las experiencias de Vietnam y Afganistán.

Jack Reed, senador demócrata, en el Comité de Servicios Armados del Senado, criticó. “En un momento en que las fuerzas estadounidenses se están concentrando en el Caribe y las tensiones con Venezuela están en un punto de ebullición, la partida de nuestro principal comandante militar en la región envía una señal alarmante de inestabilidad en la cadena de mando… Antes de Trump, no se me ocurre ningún comandante jefe que haya abandonado su puesto antes de tiempo”.

Además los medios señalan que el almirante Holsey, “que es negro, es el último de una serie de más de una decena de jefes militares, muchos de ellos personas de color y mujeres, que han abandonado sus puestos este año. La mayoría han sido despedidos por Hegseth o expulsados… Hegseth despidió al jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Charles Brown Jr., que es negro; a la primera mujer al mando de la Armada, la almirante Lisa Franchetti; y a la representante del ejército estadounidense en el comité militar de la OTAN, la vicealmirante Shoshana Chatfield. También echó al teniente general Jeffrey Kruse, jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa”. Holsey es uno de los dos oficiales afroamericanos de cuatro estrellas que lideran un comando combatiente.

“Cualquier operación para intervenir militarmente en Venezuela —sin autorización del Congreso— sería imprudente y peligrosa”, dijo Reed. “La dimisión del almirante Holsey solo profundiza mi preocupación de que este gobierno esté ignorando las lecciones duramente aprendidas de anteriores campañas militares estadounidenses y los consejos de nuestros combatientes de guerra más experimentados” (NYT).

No hay respaldo en la población norteamericana para semejante acción. Además, un número creciente de republicanos en el Capitolio ha expresado su preocupación por la “creciente guerra del presidente Trump supuestamente contra los cárteles de la droga”.

“Especialistas en las leyes que rigen el uso de la fuerza han rebatido la afirmación del gobierno de Trump, que alega que puede matar legalmente a personas sospechosas de narcotráfico como si fueran soldados enemigos, en lugar de detenerlas para procesarlas. Desde el punto de vista del derecho interno, el Congreso no ha autorizado ningún conflicto armado… Desde el punto de vista del derecho internacional, para que un grupo no estatal pueda considerarse beligerante en un conflicto armado -lo que significa que sus miembros pueden ser objeto de asesinato solo por su condición, no por algo que hagan específicamente- debe tratarse de un ‘grupo armado organizado’ con una estructura de mando centralizada y que participe en hostilidades”.

El Pentágono anunció que sus operaciones antinarcóticos en la región no serían lideradas por el Comando Sur, con sede en Miami, sino por la II Fuerza Expedicionaria de la Infantería de Marina, una unidad capaz de realizar operaciones rápidas en el extranjero con base en Camp Lejeune, Carolina del Norte.

Hay una clara decisión de pisotear toda legalidad e imponer por la fuerza sus objetivos. Ha financiado y armado al sionismo para masacrar al pueblo palestino, ha promovido la guerra en Ucrania, los ataques a Irán, etc. Hace mucho tiempo que EE.UU. trabaja para sabotear la economía de Venezuela, debilitar y golpear a su gobierno. EE.UU. tiene una larga historia de intervenciones en nuestros países, organizando golpes militares, bloqueos económicos, las represiones más sangrientas y también la fracasada invasión a Cuba. Contra otros países como Brasil utiliza una agresiva presión económica como la suba extraordinaria de aranceles/tarifas y sanciones contra autoridades brasileras. En esta ofensiva militar y económica EE.UU. se apoya en gobiernos serviles como el de Argentina, Perú y Ecuador.

El Gobierno de Venezuela activó en cuatro estados del occidente de su territorio el plan denominado «Independencia 200» para la “defensa integral del país” ante lo que denuncia como amenaza de Estados Unidos. Ciudadanos, militares y policías fueron movilizados desde temprano en localidades de Mérida y Trujillo, en los Andes venezolanos, así como en Lara y Yaracuy, como parte de las acciones de preparación.

Es importante la organización de la clase obrera y la mayoría oprimida venezolana para enfrentar la agresión militar, los bloqueos económicos, las sanciones e imposiciones del imperialismo, llamando a los oprimidos de toda Latinoamérica a resistir, a enfrentar con métodos de acción directa de masas, apuntando a expulsar a todas las multinacionales norteamericanas de nuestro territorio. Los gobiernos y partidos burgueses están paralizados frente a la ofensiva, sometidos al capital financiero. Está planteada una lucha antiimperialista de alcance continental que debe encabezar la clase obrera. Defendemos incondicionalmente a Venezuela y Colombia ¡debemos detener la guerra imperialista! 

(Nota de MASAS n°491)