Bolivia: No permitir el retorno de la DEA
El imperialismo utiliza de la forma más cínica la “lucha contra el narcotráfico” como un instrumento de intervención a los países cuyos gobiernos no le son totalmente sumisos.
El ejemplo más descardo en este momento, es el acoso militar contra Venezuela a cuyo gobierno acusa, sin prueba alguna, de narcoterrorista responsable de introducir no sólo cocaína sino Fentanilo, una droga sintética mortal 100 veces más fuerte que la heroína, que está causando estragos en los EE.UU. Pero lo que Trump quiere de Venezuela es su petróleo.
El mismo cuento de las “armas biológicas de destrucción masiva” de Irak que no existían pero que fueron el pretexto para derrocar al gobierno de Sadam Husein y asesinarlo. En 1970 Sadam Husein nacionalizó el petróleo y los bancos extranjeros.
El nuevo gobierno de Paz-Lara se ha declarado partidario del retorno de la DEA para la lucha contra el narcotráfico sometiéndose a la hipócrita política norteamericana de victimizarse responsabilizando a los cultivadores de la hoja de coca y a los narcotraficantes proveedores de las drogas a los grandes mercados de drogadictos de los países ricos, flagelo propio de la decadencia capitalista.
La drogadicción y su consecuente demanda es tolerada y hasta subrepticiamente inducida en las películas y los medios de comunicación del imperialismo porque, en definitiva, es un gigantesco negocio que finalmente es absorbido por su economía.
En Bolivia, en la dictadura de Banzer, el narcotráfico se entronizó en el oriente. El cruceñismo logiero se codeaba abiertamente con los capos del narcotráfico; la familia del dictador era narcotraficante, el yerno de Banzer, Luis Alberto Valle (Chito), enviaba droga a los EE.UU. en las valijas diplomáticas con toda impunidad.
Recordamos también los narcovínculos del gobierno MIRista de Jaime Paz Zamora, el papá de Rodrigo Paz, con el capo narcotraficante Oso Chavarria. Y no podemos olvidar la megafábrica “Huanchaca” de cocaína, instalada por la DEA en la Cerranía de Caparuch, dentro de la Reserva Natural hoy llamada “Parque Nacional Noel Kempff Mercado” en memoria de este naturalista que tuvo la mala suerte de toparse con la Huanchaca de la DEA y fue asesinado junto a los miembros de la expedición científica que dirigía.
¡Que el imperialismo, responsable de este flagelo de la humanidad, resuelva el problema en su propia tierra!
¡LIBRE COMERCIALIZACIÓN E INDUSTRIALIZACIÓN DE LA HOJA DE COCA!
(POR Bolivia – Masas No. 2859)
