Boletín del CERCI nº35 – Julio 2022

Publicamos a continuación el Boletín del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional (CERCI), nº 35, de 1 Julio de 2022. El Boletín se centra en la campaña internacional por el fin de la guerra en Ucrania. Es en este marco que varios artículos expresan el recrudecimiento de la crisis mundial del capitalismo y la reanudación de la lucha de clases en un nivel más alto después de los años de la pandemia. La guerra en Ucrania surge como producto de las tendencias bélicas que se nutren en el proceso de la guerra comercial, encabezada por Estados Unidos. El Boletín del CERCI no sólo presenta análisis y explicación de las condiciones de decadencia del capitalismo en la era imperialista, sino que explica la relación entre las demandas más elementales de los explotados con la estrategia de la revolución y el internacionalismo proletario.

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Presentación

Ya han pasado más de 4 meses de guerra en Ucrania. Es necesario vigilar cuidadosamente la escalada de la guerra y el peligro de que se convierta en una guerra mundial. La cumbre de la OTAN celebrada en Madrid a finales de junio reveló claramente su política militarista, comandada por Estados Unidos, que decidió prolongar la guerra, causando el mayor sufrimiento humano y material

La OTAN ha establecido en su documento un nuevo “Concepto Estratégico” para la próxima década. Declara a Rusia como su enemigo, “la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los Aliados y para la paz y la estabilidad”, ratificando su orientación de las últimas décadas. Y establece su objetivo estratégico: “las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, seguridad y valores”. Dice que China es un “competidor sistémico” que “busca controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructuras críticas y materiales estratégicos y cadenas de suministro”. Utiliza su influencia económica para crear dependencia”

Por primera vez Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda fueron invitados a la cumbre de la OTAN en Madrid para no dejar ninguna duda sobre su objetivo militar

Estados Unidos destinará a Kiev un nuevo paquete de ayuda militar de 800 millones de dólares, que incluye sistemas de defensa aérea y armas ofensivas. El Reino Unido destinará 1.000 millones de libras de ayuda militar adicional a Ucrania para adquirir sofisticados sistemas de defensa aérea y nuevos equipos electrónicos. El apoyo militar total del Reino Unido a ese país asciende a 2.300 millones de libras esterlinas, sólo superado por Estados Unidos

EE.UU. informa que “aumentará” las bases, con blindados, aviación, defensa aérea y fuerzas de operaciones especiales, “para reforzar la seguridad en el Báltico” y establecerá una base permanente en Polonia. La OTAN se ha comprometido a desplegar fuerzas más “robustas” y “listas para el combate” en su flanco oriental para ampliar los batallones existentes desplegados en ocho países de Europa del Este. También se aprobó la admisión de Finlandia y Suecia en la OTAN. Su secretario general, Jens Stoltenberg, declaró provocativamente que “Rusia tendrá más OTAN a lo largo de sus fronteras”.

Esta ofensiva militar, en nombre de la defensa del orden mundial, se complementa con sanciones económicas y bloqueos, que repercuten en los precios y en el suministro de alimentos y energía en todo el mundo, multiplicando las penurias de los oprimidos, que llevan dos años soportando la pandemia, la destrucción masiva de puestos de trabajo, el cierre de empresas, los recortes salariales, la precariedad de las condiciones laborales, la miseria, el hambre y la muerte. Estas medidas están llevando a la economía mundial a la recesión, lo que empeorará aún más la situación actual.

El capitalismo en su descomposición no puede proteger la salud. En lugar de proteger, está destruyendo las condiciones de vida y de trabajo de miles de millones de personas en el mundo. El imperialismo, que no puede salir de la crisis, ha reforzado la guerra comercial para sostener la hegemonía de EEUU, y avanza con su militarismo, poniendo en riesgo a la humanidad. Las direcciones políticas y sindicales de las masas han adoptado políticas de parálisis, de conciliación de clases, dejando a las fuerzas más reaccionarias con las manos libres, para avanzar contra las conquistas y los derechos históricos, empujando al mundo hacia la barbarie.

El drama de la clase obrera y de los oprimidos es no contar con su dirección revolucionaria que plantee ante tal situación: la revolución social, que acabe con el parasitismo del capital financiero, con los monopolios que concentran la actividad económica, con la minoría cada vez más concentrada, que no deja de multiplicar sus ingresos, incluso en las peores crisis económicas; y que expropie los grandes medios de producción, para transformarlos en propiedad social, planificando la economía, y acabando con el caos y la anarquía.

Las masas de todo el mundo responden como pueden, a pesar de sus direcciones, se organizan para resistir, recurriendo a métodos cada vez más radicalizados. Este radicalismo, ante la impotencia de no poder acabar con el poder de la burguesía, se desvía al terreno del electoralismo, del legalismo burgués, de la apelación a los votantes, que frustran cada vez más las aspiraciones de los oprimidos, al no acabar con el régimen de la gran propiedad, que impide el desarrollo de las fuerzas productivas.

Es urgente crear partidos revolucionarios en cada país y fortalecer el Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional (CERCI), bajo la estrategia de la dictadura del proletariado, porque sólo la clase obrera puede dirigir los procesos revolucionarios, conquistando la dirección de la mayoría oprimida y llevándola al poder. Los revolucionarios deben ser capaces de dar una expresión política consciente al proceso instintivo de revuelta que crece entre las masas, partiendo de sus demandas más sentidas, para construir un puente hacia la lucha por el poder político. No hay caminos, ni vías intermedias. ¡Socialismo o barbarie capitalista!

Dirección del CERCI

Boletín del CERCI n°35

 

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