Con unidad y lucha se logró la restitución del suministro eléctrico de la Cerámica Neuquén

A finales de agosto la cooperativa Calf cortó la provisión de electricidad a Cerámica Neuquén por falta de pago. Las fábricas ceramistas hace años vienen denunciando que reciben facturas de luz y gas con montos millonarios imposibles de pagar. La última factura fue de 7,4 millones de pesos. A diferencia de las empresas bajo control de la patronal, no reciben tarifas preferenciales.

La suspensión de suministro es parte de las medidas que toma la burguesía para quebrar la experiencia obrera, al igual que el pedido de remate de Cerámica Neuquén dictaminado por la justicia neuquina. El corte de electricidad es un golpe a la producción, ya que genera destrucción de la maquinaria.

La movilización en unidad con otros sectores logró que rehabiliten el suministro eléctrico, a partir de un acuerdo de plan de pago de la deuda contraída. Es un importante avance, pero persiste el problema que enfrentan los obreros ceramistas bajo las gestiones cooperativas. Es difícil que las cooperativas sostengan en el tiempo los costos de producción: pago de luz, gas, arreglo o renovación de maquinaria, entre otros. Esto no es un problema exclusivo de las fábricas ceramistas, que se ven más afectadas por el ataque constante de la burguesía, sino de la inviabilidad del sostenimiento y competencia de la forma cooperativa en el marco del sistema capitalista.

La experiencia de organización, unidad y lucha con los métodos de acción directa que han puesto en práctica los obreros ceramistas es un capital político para el conjunto de los oprimidos. Frente al programa de la burguesía de cierre de fábricas y aumento de la desocupación, los ceramistas defendieron sus puestos de trabajo ocupando las fábricas y poniéndolas a producir. La experiencia también demostró los límites de la cooperativa, es por ello que la lucha por la estatización bajo control obrero colectivo tiene tanta importancia.

La realidad muchas veces impone que se asuman salidas a corto plazo, como pueden ser la exigencia de tarifas preferenciales de luz y gas, plan de pago o condonación de la deuda, compras anticipadas. Son experiencias que nos demuestra que es posible defender los puestos de trabajo en unidad, con los métodos propios de la clase obrera. Son experiencias que se fueron forjando con los años, en ellas nos tenemos que apoyar para defender la fábrica contra el remate y por su estatización. 

La estatización es la salida de fondo. Ello implica que el Estado garantice todos los costos de producción, impuestos, incluso el pago de salarios de los obreros. Es decir que la fábrica esté a cargo del Estado, pero bajo control de sus obreros. Que la producción esté destinada a la obra pública tan necesaria para la creación de un plan de viviendas, hospitales, escuelas. Esta consigna se enmarca en la perspectiva de la revolución proletaria, es la clase obrera en el poder la que sentará las bases para la transformación de propiedad privada de los medios de producción en propiedad colectiva, puesta al servicio de conjunto de la sociedad y no de los intereses de la minoría capitalista.

El NO al remate debe ir acompañado de la estatización bajo control obrero de las tres fábricas. La lucha de los ceramistas es un capital político importante para enfrentar los ataques de la burguesía. Por eso las centrales sindicales deben llamar a parar frente al intento de remate.

(Nota de MASAS Nº442)

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