Masas n°337 [Marzo 2018]

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EDITORIAL

La lucha en defensa de los puestos de trabajo y del salario es vital

Debemos recuperar lo perdido e impedir que siga retrocediendo el poder adquisitivo; las enormes movilizaciones y luchas deben ser canalizadas hacia un paro activo nacional, la mayoría de la burocracia ha traicionado nuevamente, pactando con el Gobierno y las patronales dar la espalda a las paritarias y los despidos masivos.

El mandato de las movilizaciones de los trabajadores de la educación, de la realizada el 21 de Febrero pasado, de la lucha de los mineros y la pueblada de Río Turbio, los cañeros del noroeste, de los trabajadores del INTI, del Hospital Posadas, la multitudinaria marcha de la Mujeres el 8 de Marzo, y de tantos sectores en lucha, es unificar todos los reclamos, parar y movilizarnos todos juntos para golpear como un solo puño.

La bronca contra los despidos, contra los tarifazos, contra la carestía de la vida, necesita expresarse. Ya sabemos que la mayoría de la burocracia se ha vendido al Gobierno de Macri, como antes se ha vendido a otros gobiernos. El Gobierno busca ganar tiempo, dividir al movimiento obrero, tratando de evitar un paro general, tratando de imponer un tope a las paritarias aunque más no sea por seis meses. Busca el desgaste, la desmovilización. Otros sectores de la burocracia y de la política posan como combativos pero con la mira puesta en las elecciones de 2019, en la reunificación de una oposición antimacri, lo cual juega como un factor de distracción de las luchas.

Gran parte de la burocracia estructurará una CGT a la medida del Gobierno, que le garantice, entre otras cosas, firmar el 15% de ajuste salarial en las paritarias. Como ya se ha visto estos acuerdos tienen corta vida. Es un acuerdo por arriba, sin el acuerdo de los trabajadores que saben que la inflación superará el 20% y no recupera lo perdido.

El movimiento busca abrirse camino pese a todos los bloqueos. En las jornadas de Diciembre no hubo paro general, pero tuvieron la suficiente potencia como para obligar al Gobierno a replantearse los objetivos. Creía que el triunfo electoral de Octubre lo habilitaba para ir con el acelerador a fondo contra los trabajadores.

Ahora los ejes de la resistencia pasan por:

  • parar los despidos y los cierres de empresas; terminar con el flagelo de la desocupación que amenaza a todos los trabajadores. Todo el trabajo debe ser repartido entre todos los trabajadores sin afectar el salario;
  • la defensa del salario, por recuperar lo perdido frente a la inflación y por impedir los acuerdos fijos sin ajuste. La inflación no estará por debajo del 20% y peor para los sectores con más bajos ingresos porque los precios castigan más en alimentación, medicamentos y servicios. Debemos unificar todas las luchas en el reclamo de un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar (que en Buenos Aires el Gobierno ya calcula cuesta $27.700).                                               Donde sea posible debemos impulsar asambleas para debatir las paritarias y mandatar a los delegados sobre la defensa del salario y las condiciones de trabajo.

El Gobierno de los terratenientes, los agroexportadores, los banqueros, las multinacionales, está empeñado en hacer bajar los salarios reales, flexibilizar las condiciones de trabajo, mantener abierto el ingreso de mercancías de todo tipo pese a la creciente ola de proteccionismo en el mundo. El Gobierno está empeñado en seguir endeudando al país a cualquier costo, para cubrir todos sus déficits, agravándolos aún más. Una política que agrava la lucha de clases, que llevará inevitablemente a una explosión.

Pero no caerá solo, es necesario que la acción de las masas no se detenga frente a los bloqueos, que no la distraigan, ni la desvíen, que los pase por encima. En ese camino debemos ir construyendo una nueva dirección que confíe exclusivamente en la organización y la acción directa de masas, que no tenga un gramo de confianza en la politiquería burguesa y las supuestas revanchas electorales.

El próximo 24 de Marzo está planteada una gran manifestación por los 42 años del Golpe genocida, tiene especial importancia por el curso cada vez más represivo y autoritario de un Gobierno que expresa la parte civil de aquella dictadura cívico-militar. Que no duda en reprimir bestialmente la lucha mapuche, en detener y expulsar a Jones Huala a Chile, en amenazar a los mineros de Río Turbio con la Gendarmería, quitar la personería a los metrodelegados, infiltrar las movilizaciones y reprimirlas como en la dictadura, etc.

Es necesario organizarnos y prepararnos desde las bases para la pelea que hay que dar. Nada hay que esperar de la burocracia que se pinta de opositora. Levantemos el pliego de reclamos que centralice los reclamos sociales, democráticos y nacionales, bajo la dirección política de la clase obrera, la única que puede liderar consecuentemente el levantamiento de todos los oprimidos para terminar con este Gobierno colonial.

 

— Artículo disponible exclusivamente en la web —

Rechazar el acuerdo Mercosur-Unión Europea

Los Gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay insisten en superar las trabas en la negociación para llegar a un pronto acuerdo.

El acuerdo que se negocia impone condiciones terribles para nuestros países. A tal punto que las centrales de empresarios industriales de los cuatro países del Mercosur emitieron una declaración crítica contra el acuerdo:

  1. exigen “transparencia” en las negociaciones, plazos y condiciones para que los sectores afectados negativamente por el tratado de libre comercio “puedan transformarse y continuar activos en el nuevo escenario”,
  2. un acuerdo equilibrado “reconociendo las diferencias en el nivel de desarrollo entre las partes”.
  3. Reclaman, además, la inclusión de una “cláusula de desarrollo industrial” y la preservación de diversos instrumentos de protección a la producción y el empleo “fundamentales para el funcionamiento actual y futuro del Mercosur”.

Los reclamos que enumera el documento chocan con las concesiones hechas ante las autoridades europeas para apurar un acuerdo.

 

Un acuerdo con la UE es de sometimiento colonial.

La liberación de aranceles entre países atrasados y potencias industriales no puede tener otra consecuencia que destruir la industria de los países atrasados que no pueden competir de ninguna manera con las potencias y facilitar la exportación de materias primas. La única posición de defensa de la Nación es rechazar totalmente estos acuerdos que reprimarizarán nuestras economías. La única ventaja que pretenden ganar los gobiernos es una mayor exportación de productos agrícolaganaderos.

Desde 2016 la disputa del Mercosur se redujo a obtener una ampliación del cupo de exportaciones de carne a Europa, de las 70 mil toneladas ofrecidas en octubre pasado, a 99 mil toneladas. Ampliación que ni siquiera ha sido aprobada por Europa por el rechazo de varios países a esa ampliación.

 

El pedido de las burguesías nativas

La burguesía industrial pretende “se establezcan plazos y condiciones para que los sectores afectados negativamente puedan transformarse y continuar activos en el nuevo escenario”. Sólo los sectores más poderosos podrían sobrevivir, adaptándose a las nuevas condiciones.

Las entidades empresarias entienden que la propuesta de la Unión Europea de octubre de 2017 –que el Mercosur aceptó salvo en el capítulo referido a las exportaciones de carnes al Viejo Continente– “es mucho peor a la del año 2004 que se rechazó; la actual es un certificado de defunción para muchos sectores industriales”.

La declaración que la Unión Industrial Argentina y la Confederación Nacional de la Industria de Brasil  compartieron con la Unión Industrial Paraguaya y la Cámara de Industrias del Uruguay, levanta los puntos en que los negociadores del Mercosur habrían cedido en 2016 y 2017. En contraposición a lo que ya estaría acordado, las dirigencias empresarias de los cuatro países reclaman:

“Extensión del período de desgravación de las canastas de bienes, ampliación satisfactoria de cuotas de importación por parte de la Unión Europea para bienes agroindustriales y la remoción de tarifas intracuotas para tales bienes, como parte de un “trato especial y diferenciado” a favor de la parte firmante menos desarrollada;

Eliminación de subsidios europeos a la producción de bienes agrícolas;

Aplicación de reglas y mecanismos de certificación de origen que impidan la triangulación;

Mantenimiento de límites al acceso al mercado de compras y contrataciones públicas como herramienta de desarrollo industrial nacional;

Rechazo a la extensión de las patentes y a la protección de los datos de prueba”.

 

La impostura de las direcciones sindicales

En sintonía y coordinación con la declaración empresaria del Mercosur, la Confederación Europea de Sindicatos y Centrales Sindicales del Cono Sur expresaron su rechazo a “un tratado que perjudica a los países de menor desarrollo relativo”.

Las direcciones burocráticas de la CGT y las dos CTA forman parte del espacio gremial sudamericano que se manifestó en contra del acuerdo. Las tres centrales argentinas emitieron su propio documento cuestionando las negociaciones birregionales que tienen lugar en Asunción. “La firma es la sentencia de muerte de nuestra industria nacional”, afirmaron al advertir las transformaciones negativas que tendrá para sectores sensibles.

Un estudio realizado por el Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior que depende de la UMET estimó que el proceso de desregulación y reducción de aranceles previstos en el tratado pone en riesgo 11 de cada 100 empleos en actividades fabriles nacionales. Los puestos argentinos en peligro son 186 mil. Las pérdidas estarán concentradas en metalmecánica, calzado, textil, marroquinería, muebles, autopartes, química y automotores.

“No aceptaremos el acuerdo en las actuales circunstancias y condiciones, ya que no se perfila un auténtico acuerdo de asociación justo y equilibrado”, considera el texto firmado por los sindicatos europeos y sudamericanos.

Pura hipocresía y demagogia de la burocracia. Si no defiende los puestos de trabajo que se están perdiendo hoy mucho menos podemos creerle que defenderá los que se puedan perder en el futuro. Están actuando como correa de transmisión de un sector de la burguesía que tiene miedo de ser aplastado por este acuerdo gestado a sus espaldas.

No están convocando a ninguna medida concreta de lucha para impedir que este acuerdo se firme. Es necesario lanzar una acción conjunta de los sindicatos de los países del Mercosur, de huelgas y movilizaciones, para derrotar este acuerdo antinacional.

 

Por la formación de Los Estados Unidos Socialistas de América Latina

El Mercosur y la Unión Europea representan la unidad de los países en términos capitalistas y han mostrado, en la práctica, que se tornan en una herramienta para el sometimiento de las semicolonias por parte de las potencias.

Los revolucionarios enfrentamos esa unidad que es la de las multinacionales y nos posicionamos por la unidad de los explotados de todos los países para enfrentar al imperialismo y las burguesías nativas. Somos conscientes del freno que las fronteras nacionales imponen al desarrollo de las fuerzas productivas. Luchamos por una unidad que pueda impulsar el desarrollo integral de los países. Esto sólo es posible sobre la base de la expulsión del imperialismo, que vive de nuestro atraso, es decir, de la expropiación de las grandes multinacionales. Por esto, contraponemos al Mercosur la formación de los Estados Unidos Socialistas de América Latina.

 

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