Frente a la crisis económica y social precipitada por la pandemia del coronavirus

¡LEVANTEMOS EN ALTO LAS BANDERAS DEL PROGRAMA DE LA REVOLUCION PROLETARIA!

 

Todos los gobiernos del mundo se han visto obligados a tomar medidas extraordinarias para enfrentar la pandemia del coronavirus.

 

Invariablemente todas estas medidas han sido diseñadas pensando en afectar lo menos posible los intereses de la clase dominante, de los grandes empresarios y terratenientes, de las grandes transnacionales imperialistas, que, por el contrario han encontrado en esta crisis una oportunidad para resolver sus problemas de sobre producción y abaratar sus costos desembarazándose del peso de cargas sociales, cerrando fuentes de trabajo, recortando salarios y prestaciones sin tener que enfrentar la resistencia organizada de los trabajadores recluidos en sus casas.

 

Los hechos ponen en evidencia que en un mundo estructurado sobre la base de la desigualdad y la explotación social, dividido entre naciones opresoras ricas y naciones oprimidas pobres; en una sociedad estructurada sobre el respeto a la gran propiedad privada burguesa, donde la anarquía del mercado se impone por encima de las necesidades de la sobrevivencia humana, es posible anticipar que la peor parte de la crisis de salud será pagada por las grandes mayorías oprimidas del planeta

 

Somos testigos de que en una sociedad en decadencia, como es el capitalismo en su fase imperialista, toda crisis de alguna magnitud, tiene como resultado acentuar los niveles de barbarie y desintegración social. No otra cosa significa el beneplácito expresado por algunos sectores frente a la destrucción de fuerzas productivas (cierre de fuentes de trabajo, destrucción física de la fuerza de trabajo, reducción de la población mundial, etc.) presentando el mismo como «beneficioso a la naturaleza y al planeta».

 

Al proletariado consciente le corresponde proponer a la humanidad un programa para enfrentar la crisis y prevenir hacia adelante que nuevas calamidades devasten la sociedad humana.

 

Un programa que partiendo de las necesidades inmediatas nos encamine hacia soluciones estructurales a los grandes males sociales, entre ellos la crisis del sistema de salud pública.

 

En el actual nivel alcanzado por el desarrollo tecnológico y científi co humano, es posible exigir

 

1.- Que todos los Estados garanticen el funcionamiento de un sistema único de salud pública, universal, nacional, gratuito, que integre las obras sociales públicas, clínicas privadas, laboratorios, etc.

2.- Aumento real de salarios y jubilaciones para que alcancen a cubrir como mínimo lo que cuesta la canasta familiar.

3.- Garantizar la distribución gratuita de alimentos, medicamentos y artículos de higiene a toda la población. Estatización de las grandes fábricas y cadenas farmacéuticas.

4.- Suspender el pago de alquileres y tributos, garantizar la gratuidad y el acceso a todos los servicios: luz, agua, gas, teléfono, internet, etc.

5.-Rechazar los planes patronales de despido justificados en la crisis. Terminar con toda forma de trabajo precarizado, en negro y acabar con la desocupación distribuyendo todo el trabajo entre todos los trabajadores.

6.- Plan de obras públicas, que comience por la construcción de los hospitales, escuelas y viviendas.

7.- Concentrar los recursos en manos del Estado, expropiando a los terratenientes, recuperando la propiedad de los hidrocarburos, minerales y empresas estratégicas para planificar la economía en función a las necesidades de la vida y la salud humana y no del lucro capitalista.

8.- Estatización de la banca y el comercio exterior.

9.- Desconocimiento y no pago de la deuda externa de los países semicoloniales.

 

Corresponde adecuar este programa mínimo a las particularidades de cada país.

 

Solamente la unidad de la clase obrera y los demás explotados puede responder al derrumbe del capitalismo y a sus bárbaras consecuencias – agraviadas por la pandemia- El proletariado está obligado a responder frente a las medidas burguesas con sus propios métodos de lucha, y a superar los obstáculos políticos, con la movilización unitaria y su organización independiente. Obstáculos levantados por las direcciones burocráticas de los sindicatos y por los partidos reformistas que los controlan.

 

La crisis de dirección mundial se refl eja en la capitulación de la burocracia sindical a los planes de la burguesía y al sometimiento a una bandera antiobrera de unión nacional. Está planteada la necesidad de una fi rme resistencia de la clase obrera mundial y de sus expresiones nacionales. Por encima de las particularidades de cada país, que deben ser consideradas por la vanguardia revolucionaria, está la defensa del proletariado mundial.

 

¡Organicemos la lucha en cada país como parte de la lucha mundial del proletariado y demás explotados!

 

Por encima de las fronteras nacionales, cerradas por los interés de los capitalistas, se plantea la tarea de derrotar las orientaciones del imperialismo que defienden sus intereses.

 

Convocamos a la unidad de los proletariados y explotados del mundo para impedir que la burguesía y el imperialismo descarguen la crisis sobre la mayoría oprimida. Para construir un mundo nuevo, un mundo mejor, solidario y libre de las mezquindades y la barbarie capitalista. La revolución proletaria es la única vía para cumplir ese objetivo histórico.

 

¡Organicemos la lucha en cada país como parte de la lucha mundial del proletariado y demás explotados!

 

21-03-2020

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