El acuerdo antinacional para pagar la deuda y el discurso “nacional y popular” para justificarlo
Alberto Fernández repite que “no mentir en política es central”. ¿Quién podría estar en contra de esta afirmación? Pero vamos a mostrar como presenta el gobierno sus “verdades”, su discurso.
No se puede analizar la cuestión de la deuda o cualquier otro tema sobre la base de qué “hubiera sido peor” o es “mejor que lo que teníamos”. Nunca tenemos que perder de vista cuáles fueron las causas del endeudamiento, quiénes se beneficiaron, qué consecuencias tiene y tendrá para la economía, cómo impactará sobre las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría oprimida.
Poco interesa la opinión de periodistas, políticos y economistas que defienden incondicionalmente al capital financiero. Ahora nos interesa analizar los argumentos de aquellos que defienden la política del gobierno y buscan la mejor forma de presentar el tema a la mayoría para defender y justificar las medidas que se adoptan como si fueran las mejores, o no hubiera otra salida, ocultando lo esencial.
Zaiat en Página 12 dice que “el acuerdo con los acreedores es un incuestionable triunfo político de Fernández”. Si el acuerdo es un triunfo para los grandes capitalistas, para la oligarquía, para los banqueros, para los medios que actúan como voceros del capital financiero internacional, para los oprimidos seguramente es lo contrario, ¿de qué triunfo habla?
Se dice que se “Rechazó la lógica del ajuste que pretendían imponer”. Que “Guzmán, impuso el principal concepto de la negociación: la sustentabilidad de la deuda. Y logró un acuerdo que está en el límite máximo de ese principio”. Que “La clave del gobierno fue saber cómo diseñar una estrategia para hacer valer el principal y casi único activo de un país endeudado y periférico: la soberanía financiera y la defensa de sus intereses”.
Este es un concepto que repiten todo el tiempo: lograr la sustentabilidad de la deuda. Solo escuchamos generalidades sin ninguna precisión sobre qué consideran sustentable. Nos dicen que en los próximos 5 años de alivio en los pagos a los acreedores se podrá avanzar en resolver la cuestión del empleo, la vivienda e impulsar el crédito para la producción. ¿Quiere decir esto que en los próximos años estarán resueltos los principales problemas? Nada de eso. Si la economía sigue en manos de los grandes capitalistas, de los bancos, de las multinacionales, los salarios y las jubilaciones seguirán lejos de cubrir las necesidades vitales, seguirá la marginalidad en el empleo, y una masa importante de desocupados. Entonces, cada dólar que se utilice para pagar la deuda a partir de ese momento es un dólar que se deja de utilizar para resolver esos problemas básicos.
Entonces, ¿qué quiere decir sustentabilidad? Deben decir concretamente cómo se recuperan las jubilaciones y los salarios, y en cuánto tiempo, cuántas viviendas se construyen para terminar con el déficit habitacional que se estima entre 3 y 4 millones de viviendas, cómo ha avanzado la industrialización. Viendo los planes que presentan, entendemos que su sustentabilidad es intentar mejorar un poco la situación dramática que se vive, sin terminar con la pobreza, la desocupación, la precarización, sin salir del atraso. Es pretender hacer sustentable el orden capitalista en completa decadencia. En estos 5 años nos ajustarán para juntar los pesos necesarios para comprar los dólares que harán falta para pagar la deuda
Todo pago que se haga en el futuro de la deuda externa e interna será a costa de sacrificar nuestras necesidades. El asistencialismo no es una solución. Queremos trabajo genuino ¡para todos! Salarios y jubilaciones que alcancen para vivir como personas y vivienda digna. Queremos salud y educación públicas, gratuitas, con presupuesto suficiente. Conocemos muy bien qué significa “sustentable” para el FMI: que el presupuesto esté lo suficientemente ajustado como para que se aseguren los recursos para pagar la deuda.
No hay soberanía financiera bajo la tutela del FMI, no la hay pagando la deuda, no la puede haber con los bancos privados manejando las finanzas del país.
Cuando dicen “empezar a arreglar el problema de la deuda con el objetivo de generar condiciones para la recuperación de la economía…” “estos recursos estarán disponibles para apoyar la producción y cumplir con la promesa de “poner a la Argentina de pie””. “37 mil millones de dólares menos que deberemos pagar (en los próximos diez años)”. “Esto significa que hemos recuperado recursos para que muchos argentinos puedan tener su vivienda, para que muchos empresarios accedan al crédito para impulsar la producción y recuperar el empleo”. Todo esto es falso. Esos recursos no están disponibles. Ni estarán. Porque la deuda es impagable. Es pura ficción decir que hemos recuperado recursos que no teníamos, ni tenemos, ni tendremos, en las condiciones actuales. La deuda equivale a un PBI completo y esto no se ha modificado.
Nos dicen que han reducido “el interés que pagan los títulos externos a una tasa promedio del 3,07% anual cuando la deuda anterior pagaba cerca del 7 por ciento”, sin decir que sigue siendo una tasa de interés extraordinaria, en un momento en que los capitales se fugan desde las semicolonias hacia Estados Unidos cuyos bonos del tesoro pagan cerca de 0% de interés.
Federico Kucher también menciona como un logro “recuperar la credibilidad en la palabra de la Argentina”. Hay que hablar claro: está queriendo decir que como buen gobierno burgués acepta las exigencias del capital financiero, que hace buena letra evitando un default completo de la deuda, a costa del sacrificio de los oprimidos, que sabe olvidarse de la soberanía nacional.
Zaiat dice que “Por un papel de deuda de 100 dólares de valor nominal recibirán otro por apenas arriba de 54 dólares”. Esta afirmación es confusa a propósito porque omite decir que los acreedores recibirán hasta el último dólar que pusieron para comprar los bonos más una elevada tasa de interés. Lo de 54 dólares es un cálculo de los especialistas financieros para determinar el llamado “valor actual” de un título, es decir a cuánto venderían hoy ese título que empieza a vencer en 4/5 años y que hace unos meses cotizaba entre 25 y 40 dólares. Argentina pagará todo el capital más los intereses NO 54 dólares. A lo que habría que sumar lo que ya cobraron los bonistas en los años pasados por esos títulos con tasas de más de 7% anual.
Aquellos que compraron los bonos en el último año los compraron a precio de remate debido a la situación de default en quedaba el país y están haciendo una ganancia extraordinaria. Los “inversores” también tenían contabilizados los bonos a precio de mercado, por lo que ahora registrarán la superganancia por este acuerdo. ¿Cómo no van a festejar?
La diferencia con la oferta original presentada el 21 de abril pasado es de unos 11.500/16.000 millones de dólares, según quién haga el cálculo. En aquel momento se decía que no se podía ofrecer más porque se quería garantizar la sustentabilidad de la oferta y que no se pagaría con hambre y ajustes. Sin embargo, en las negociaciones entregaron esa cifra adicional. Ya sabemos cuál será el costo adicional de este ajuste que nos cargan en nuestra mochila. Nada más que con ese dinero se podrían construir no menos de 1 millón de viviendas.
Este acuerdo es una traición al interés nacional. Debe ser desconocido. Esa será una decisión verdaderamente soberana.
(nota de MASAS nº 376)