A un año del gobierno de Alberto Fernández

Frente a los grandes festejos por la derrota electoral de Macri/Clarín, de haber ganado en primera vuelta, de las fuertes ilusiones que despertaba, incluso en sectores de la izquierda, en Masas N° 362 anunciábamos qué sería el nuevo gobierno.

Es un buen ejercicio revisar si aquellos pronósticos se han confirmado o si por el contrario es necesario hacer un ajuste. En la tapa de la prensa señalábamos: “Continuará con la entrega del petróleo y la minería para pagar la deuda externa”. “Pacto Social: van por el ajuste en las jubilaciones y la suspensión de las paritarias”. No fue la pandemia lo que determinó el ajuste de las jubilaciones y suspender las paritarias o negociarlas a la baja. Era política del gobierno.

Decíamos que era “mentira el “nunca más” al neoliberalismo”. Que “Las conquistas del neoliberalismo no han sido tocadas. No se trata de una batalla “cultural”, es bien material. Mientras no se termine con esas bases materiales no se habrá liquidado el neoliberalismo”.

Que “En manos de la burguesía los burgueses expropiadores retienen todo lo que se han apropiado. Nada les pasa”.

Las empresas de servicios que han metido tarifazos extraordinarios no han devuelto un centavo del saqueo. Los exportadores que se beneficiaron con el dólar libre y la baja de retenciones siguen especulando. Las grandes empresas y empresarios fueron beneficiados con la rebaja de impuestos y con el beneficio del blanqueo, nada de eso se recuperará. Y peor: Ante el fraude multimillonario de Vicentin, que estafó a los pequeños productores, al Banco Nación y otros, amagó con la expropiación y luego retrocedió en forma miserable, garantizando que no sea estatal, como reclamaba a coro toda la oligarquía. Dejó en manos de la justicia (manipulada por Vicentin) la resolución de su quiebra.

Denunció en innumerables ocasiones cómo fue tomada la deuda externa y cómo la fugaron. Tuvo en sus manos la lista completa de quiénes saquearon las divisas, no hubo una sola acción para recuperar esas divisas.

A Fernández, como a todo gobierno, lo juzgamos por su carácter de clase, burgués”. “… por las tareas que históricamente le correspondían a la burguesía y que no cumple. No habrá soberanía nacional, bandera central del nacionalismo burgués”.

Decíamos: “Al FMI responsable de haber financiado el default de Macri a costa del país… le va a reconocer toda la deuda. … LE VA A PAGAR TODA LA DEUDA. Porque dice que la contrajo un gobierno democrático”.

“También le va a pagar a los especuladores de la deuda privada, pedirá más plazo, que le hagan una rebaja, que le den un tiempo de gracia, pero les pagará”.

“El nuevo gobierno no está dispuesto a desconocer los acuerdos con el FMI, tampoco los tribunales extorsionadores del CIADI a los que se somete el país”.

“Tampoco habrá “Justicia Social” ni industrialización del país, no se recuperarán los recursos naturales. Por el contrario se dará toda la seguridad jurídica a las multinacionales para que exploten Vaca Muerta. El gobierno apuesta que de ahí saldrán los dólares para pagar la deuda externa”.

Decíamos también: “A los dos días de asumir convocaron a las provincias de Chubut y Mendoza para evaluar cómo levantar las restricciones a la megaminería”. Si no pudieron avanzar fue por la colosal respuesta de masas que los obligó  dar marcha atrás con este proyecto.

“Las multinacionales, los grandes capitales nacionales, los bancos, la oligarquía terrateniente, que concentran los principales medios de producción del país, no serán tocados, a lo sumo limitarán sus ganancias”.

“La política cobarde de la burguesía es no meterse con la gran propiedad en el campo, no meterse con los agroexportadores, ni con el agronegocio. Lo máximo que pretende es cobrarle un poco más de impuestos. No habrá ninguna solución de fondo mientras la gran propiedad de la tierra siga en manos de un puñado de terratenientes. No dejemos que este choque engañe a la población con la idea de que este gobierno se pelea con “el campo” en “defensa del pan en la mesa de los pobres””.

“No desconocemos que habrá roces más o menos importantes, pero no está en disputa lo esencial. El peronismo hace décadas que ha abandonado sus banderas originales y ni siquiera hace demagogia con ellas”.

Anticipábamos que: “El Gobierno de Fernández no tocará la gran banca”. “El mayor parásito de la economía”. “Lo que corresponde es nacionalizar sin pago todo el sistema bancario para monopolizar las divisas, la moneda, el crédito, para no quedar prisionero de un puñado de especuladores que han hecho ganancias extraordinarias a costa de enterrar la economía”.

Ante el crecimiento de la pobreza y la desocupación decíamos: “La respuesta estructural es que haya trabajo genuino para todos. Que nadie se quede sin su puesto de trabajo. La solución es repartir todo el trabajo disponible, entre todos los trabajadores, ya mismo, aplicando la escala móvil de horas de trabajo. Es un error decir que haciendo crecer la economía se crearán los puestos de trabajo. Bajo el gobierno de Kirchner hubo una tasa histórica de crecimiento de la economía, durante un largo período, y sin embargo no se resolvió la desocupación ni el trabajo en negro que no bajó del 30%”. Lo único que ofrece es crear trabajo precarizado y mal pago y ni siquiera recuperar los cientos de miles de puestos de trabajo destruidos en este año.

“Los revolucionarios ante el nuevo gobierno. El papel de los revolucionarios es hablar con toda claridad, reconociendo que para la mayoría hay una fuerte ilusión de que este gobierno podrá resolver muchos de los graves problemas que se viven. Es alertar sobre sus límites de clase, sobre las tendencias mundiales que agravan la guerra comercial y la crisis económica internacional que tiende a descargar sobre los trabajadores toda la crisis capitalista. Es decir con toda claridad que los problemas estructurales no serán resueltos por un gobierno burgués por más discursos que realice. Su incapacidad para resolver los problemas lo llevará a chocar más tarde o más temprano con las masas”.

“La única respuesta posible, la única salida progresista para la sociedad, es derribar el capitalismo y su Estado, imponer un verdadero gobierno obrero-campesino (de la mayoría oprimida de la ciudad y el campo), la dictadura del proletariado, terminando con la gran propiedad privada de los medios de producción, transformándola en propiedad social (de todos en general y de nadie en particular)”.

Como se puede observar la caracterización ha sido acertada. Aquel anticipo tiene plena vigencia. Al mismo tiempo tenemos que balancear cómo han madurado las masas en este año y debemos decir que no han asimilado aun esta experiencia. Que perduran fuertemente las ilusiones debido a la utilización de la pandemia y la “herencia de Macri”, como responsables del actual desastre en las condiciones de vida y de trabajo. Estas cuestiones dificultan la compresión sobre la responsabilidad que ha tenido el gobierno. Situación que se potenciará ante la próxima campaña electoral en la que polarizarán en su discurso sobre el peso del gobierno Macri.

 

(nota de MASAS nº 383)

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