Lejos de resolverse, el problema de la vivienda se agravará

En estos últimos días fue anunciado el nuevo plan de viviendas del Gobierno de Alberto Fernández en medio de una algarabía generalizada. Argumentan que de esta forma las tomas de tierra quedarán en el pasado porque el Gobierno se hará cargo del déficit habitacional estructural de la Argentina. El exceso de optimismo contrasta fuertemente con la miserable partida presupuestaria para el 2021, es decir, contrasta con la propia política de Alberto Fernández.

 

La crisis habitacional

Argentina cuenta con un déficit habitacional de alrededor de 3.800.000 de viviendas. Además existen en el país más de 4.000 barrios populares (privados de derechos). A pesar de convertirse en el caballito de batalla preferido de todas las elecciones y politiqueros burgueses, la promesa de su resolución queda una y mil veces incumplida. El Gobierno del Frente de Todos no constituye la excepción a esta demagógica bandera oportunista.

La creación del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat (extravagante por su nombre, enclenque por su contenido) planteaba el “abordaje integral de las problemáticas vinculadas al hábitat”. Sin embargo según datos oficiales hasta septiembre no se había ejecutado más del 16% del presupuesto para los barrios populares ni el 31% del presupuesto total para el año. Escrupulosamente resguardado por el Gobierno para el pago puntilloso a los especuladores internacionales. No fueron capaces de cumplir su magra meta de construcción de 5.500 viviendas del “Programa Argentina Construye” (¡ni siquiera se han girado las partidas presupuestarias!).

 

Lo sanitario y habitacional van de la mano

María Eugenia Bielsa renunció a su cargo como Ministra del recientemente creado, a principios de 2020, Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, entre cuyos objetivos figuran la urbanización de barrios informales, la dotación de infraestructura básica y el equipamiento comunitario. En su lugar terminó asumiendo el Intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi. La prematura salida de Bielsa es síntoma de un fracaso político. El coronavirus expuso con particular crudeza que la crisis habitacional no es simbólica: la falta de agua corriente y de desagües; el hacinamiento brutal de los barrios populares; la inexistencia de cloacas; la mala ventilación de los hogares de los más humildes, han actuado como caldo de cultivo inmejorable para convertir a la Argentina en uno de los países más golpeados por el agente infeccioso, por encima de Brasil, Estados Unidos y tantos otros. La política burguesa de aislamiento condenó a este sector enorme de la población (a lo más vulnerable por los problemas económicos y también sus déficit nutricionales) a sucumbir en condiciones de verdadero confinamiento

Las tomas de tierras ociosas revelaron -a su modo- que la respuesta a los problemas cotidianos no vendrá de ningún Gobierno burgués, por más que se llene la boca hablando de ellos, sino de su propia organización y con los métodos históricos de lucha, apelando a la acción directa de masas. Y es ahí cuando entró el “flamante” Ministerio a abordar “la problemática” de manera “integral”, justificando los desalojos violentos y las represiones a lo largo y ancho del país. El cinismo hecho bandera.

 

¿Qué es lo que se viene?

El Presupuesto Nacional 2021 tomando nota de esta “problemática” prevé la construcción de 20.000 viviendas durante el año. Es decir nos tomaría solamente 190 años poder resolver el déficit actual de vivienda. Fue el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires quien más tarde puso manos a la obra y anunció su propio “Plan de Hábitat, Suelo y Vivienda 2020-2023”. El mismo planifica la construcción de 30.000 viviendas en los próximos 3 años, comenzando por 10.000 en 2021.

 

A pesar de justificarse diciendo que María Eugenia Vidal construyó 2.000 viviendas por año, a nadie se le escapa que la crisis habitacional tiene su epicentro en la Provincia de Buenos Aires. La mismísima Mayra Mendoza, de Quilmes, sostuvo que en su Municipio se deben construir como mínimo 40.000 viviendas. Es decir el optimista Plan Bonaerense (que ya anticipamos que no se cumplirá ni remotamente) no alcanza siquiera para resolver el problema en 1 de los 135 municipios bonaerenses.

Y si de planes se trata hay que recordar el ProCreAr, que es disputado por el “Ministerio de Desarrollo Social” de Daniel Arroyo, el “Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat” de Ferraresi y las organizaciones de desocupados (con cargos en ambos). Pero este Plan ProCreAr solo nos habla de 43.501 microcréditos para adquirir materiales de construcción, la construcción de 800 viviendas y 21.000 obras de mejoramiento habitacional. Es decir un nuevo anuncio rimbombante de miembros frágiles.

 

Una política impotente expresión de una clase incapaz

Como vemos no será el próximo año, ni bajo el mandato de este Gobierno que los oprimidos encontraremos respuestas a problema tan gigantesco como el de la vivienda. Pero la experiencia enseña que tampoco será resuelto por la politiquería oposicionista que usufructúa estos conflictos para catapultarse como futuros candidatos electorales.

 

A 200 años del nacimiento del enorme fundador del socialismo científico (junto a Marx) Federico Engels, hacemos nuestros sus enunciados en el folleto titulado “Contribución al problema de la vivienda”: “(…) mientras exista el modo de producción capitalista, será absurdo querer resolver aisladamente la cuestión de la vivienda o cualquier otra cuestión social que afecte la suerte del obrero. La solución reside únicamente en la abolición del modo de producción capitalista, en la apropiación por la clase obrera misma de todos los medios de subsistencia y de trabajo”.

La burguesía en el poder es incapaz de resolver el problema de la vivienda porque no ataca -ni puede- la raíz misma del problema que es la gran propiedad privada capitalista, fuente de toda opresión y violencia. Solo la clase obrera puede oponerle una política contrapuesta capaz de conquistar nuestras reivindicaciones, en su lucha por constituirse en caudillo de la nación oprimida para materializar su propio Estado. Es decir la lucha por resolver la cuestión de la vivienda es una lucha a fondo contra la burguesía, sus gobiernos y por la dictadura del proletariado.

 

(Editorial de MASAS nº 383)

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