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India: La mayoría nacional oprimida se levanta contra el gobierno

Con una huelga general que confluyó con las protestas de millones de campesinos pobres, la India va por el camino de los levantamientos obreros y populares, que están ganando protagonismo en Asia. Es la lucha de clases, a través de la cual las masas pasan a la ofensiva, en defensa de sus reivindicaciones y condiciones de vida, contra las medidas antinacionales y antipopulares, dictadas por el capital financiero y los monopolios del gobierno nacionalchovinista de Narendra Modi.

El objetivo de las protestas fue el plan del gobierno para derogar cuatro artículos de las leyes laborales, eliminando derechos y beneficios (como la jornada máxima de 8 horas, para que los trabajadores tengan que trabajar 12 horas), además de cambiar las reglas para la formación de sindicatos. Los trabajadores también reclaman un aumento del salario mínimo, subsidios a las familias pobres y desempleados, y que se prohíba la privatización y desnacionalización de las empresas del sector público.

A su vez, los campesinos reclaman la derogación de tres leyes agrícolas, que acaban con precios mínimos de venta garantizados y almacenamiento de productos agrícolas (leyes que han protegido a los campesinos indios durante décadas de la libre competencia capitalista en la producción agrícola). Así como las que desmantelan el Comité de Comercialización de Productos Agrícolas, y reducen los créditos subsidiados a los campesinos, a fin de crear las condiciones para su expulsión de las tierras. Es decir, contra el desmantelamiento de la limitada legislación agrícola, que protege al 85% de las familias campesinas, que poseen menos de 2 hectáreas.

Para las entidades campesinas, el gobierno pretende facilitar la concentración y centralización de la tierra y los recursos, así como la fijación de precios monopólicos, lo que favorecería a los agronegocios y terratenientes.

Lo fundamental de la huelga y el movimiento campesino del 26 de noviembre es que más de 250 millones de trabajadores y asalariados (de la construcción, ferrocarriles, textiles, banca, manufactura y militar, servicios, etc.), y millones de campesinos (reunidos en 300 organizaciones sindicales) han demostrado que los explotados no están dispuestos a cargar con la destrucción de sus condiciones de existencia. Y que la confluencia y solidaridad de campesinos y obreros demostraron el camino de la unidad nacional, bajo una misma plataforma común de reivindicaciones y métodos de lucha. Este camino estableció una alianza obrera y campesina.

Su contenido político inmediato está dado por el ataque del gobierno a sus condiciones de vida y, en particular, por el creciente desempleo, que se ha agravado, debido al desplazamiento de miles de asalariados al campo, en busca de medios de apoyo. Mientras que su contenido social expresa los enfrentamientos entre obreros y capitalistas, mediante la apropiación de la plusvalía, por un lado; y de la pequeña propiedad campesina con la gran propiedad agroindustrial, para la posesión y disfrute de la tierra, de otra.

Estas son las manifestaciones de los enfrentamientos entre la abrumadora mayoría nacional -que aglutina a millones de asalariados urbanos y agrícolas y campesinos pobres- contra una ultra minoría capitalista y terrateniente, apoyada por la alta burocracia del Estado, y orientada a servir los intereses del imperialismo.

Se pone en toda su importancia la necesidad de que la vanguardia con conciencia de clase construya el partido marxista-leninista-trotskista, con el objetivo de penetrar en las masas, con la estrategia del gobierno obrero-campesino. La unidad entre la clase obrera y los campesinos pobres permite luchar por el programa de expropiación del gran capital. Por este camino, se torna posible establecer un frente único antiimperialista, necesario para resolver tareas democráticas, como la independencia de la India, la revolución agraria, la nacionalización de tierras y la transformación de la gran producción agroindustrial en propiedad colectiva, socialista. La estrategia de lucha por un gobierno obrero y campesino es decisiva para que el movimiento de masas derrote la ofensiva antinacional y antipopular del gobierno de Narendra Modi.

 

(Nota de Massas nº 625, POR – Brasil)

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