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En medio de la pandemia que ya se cobró 85.000 vidas, avanza la desocupación, la precarización laboral, la pobreza y el retroceso del poder adquisitivo

Argentina se encuentra en el puesto 12 entre los países con más cantidad de fallecidos por coronavirus desde el comienzo de la pandemia, lista encabezada por Estados Unidos, Brasil, India, México y Perú. Y en el puesto 17 entre los que más fallecidos tiene cada 100.000 habitantes, lista que encabezan Perú y Hungría. En un porcentaje similar a Colombia, México, Estados Unidos y Reino Unido.

Estos números trágicos expresan la situación al mes de junio. ¿Por qué es importante tener en cuenta estos indicadores? Para desmentir la eficiencia que pregona el gobierno en el combate a la pandemia. El peligro de la propaganda oficial es que la población crea que está todo bien, que se hizo lo máximo que se pudo, que se actuó privilegiando la salud de la población. Que la salud está en buenas manos.

Dentro de unos meses la situación sanitaria será muy diferente porque con el ingreso y producción de varios millones de vacunas y la vacunación masiva, los riesgos de muerte bajarán fuertemente y habrá condiciones para volver a la “normalidad”. El peligro es que no haya un buen balance de los errores y fracasos de la política sanitaria. Debemos exigir explicaciones, concretamente el porqué del elevado número de fallecidos. Cuántas decenas de miles de muertes se podrían haber evitado. La rendición de cuentas es a la población, hablando con la verdad, no una rendición de cuentas a la derecha y sus provocaciones y mentiras.

Vamos a reiterar algunos de esos aspectos:

* no haber estatizado todo el sistema de salud, para poder concentrar todos los recursos humanos y materiales, de las obras sociales, las prepagas, las clínicas y los laboratorios. ¿Cuántas muertes se debieron a la atención tardía o ineficiente de los pacientes? Cuántas de debieron a la falta de equipos suficientes, de oxígeno o la falta de profesionales.

* no haber impulsado desde el principio el desarrollo de una vacuna local o haber desconocido las patentes y copiar su desarrollo para fabricarlas. Conociendo el bloqueo que aplicarían los países desarrollados para concentrar ellos todas las vacunas y para impedir un desarrollo farmacéutico autónomo. Las farmacéuticas privadas respetan como un principio que las patentes no se violan. No rechazamos que se hayan comprado vacunas ni a quien las compraron, pero el gobierno se centró en esos contratos que se están cumpliendo con mucha demora.

* no mejorar el sistema de transporte sumando personal, unidades, formaciones, frecuencias, etc.

* no haber atendido los reclamos de los trabajadores de salud, incorporando masivamente más trabajadores, proveyendo todos los insumos, todos los cuidados.

* no haber garantizado ni controlado los protocolos necesarios en los lugares de trabajo

* no haber aislado a los sectores de riesgo proveyendo todos los recursos para su sostenimiento. Acató, por el contrario, las instrucciones del FMI de reducir el déficit fiscal.

* haber permitido que cada provincia o municipio aplique sus criterios frente a la pandemia, como si el virus se detuviera o actuara diferente según quien gobierna.

La pandemia ha sido utilizada por el gobierno, las patronales y la burocracia sindical para avanzar en ajustes contra los trabajadores precarizando aún más las condiciones de trabajo, despidiendo, suspendiendo, reduciendo salarios. Desde la primera semana hemos dicho que no podíamos confiar en ellos, que la salud pública debía ser debatida resuelta por los propios trabajadores, dando las respuestas de emergencia que correspondía ante la gravedad de la situación planteada. Es la hora de preparar las luchas, como hicieron los trabajadores de la salud en Neuquén, para arrancar todos nuestros reclamos, empezando por trabajo para todos y salario y jubilación mínimos igual al costo de la canasta familiar para derrotar la carestía insoportable.

El gobierno mira para otro lado, echa la culpa de todo a la pandemia y la herencia de Macri. Pero el gobierno es responsable por su impotencia e incapacidad para tomar las medidas necesarias, por su sometimiento al FMI, a las multinacionales y a la oligarquía terrateniente.

Debemos ayudar a las masas a salir de la engañosa polarización con la derecha conquistando su independencia política, abrazando la política de la clase obrera que es la única que puede llevar consecuentemente hasta el final la lucha antiimperialista para alcanzar la soberanía nacional, lucha que entronca con su necesidad de terminar con la explotación capitalista.

 

(nota de MASAS nº395)

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