CERCI

¡Salió el boletín del CERCI nº31!

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Presentación

Este Boletín concentra su atención en la dramática crisis social, económica y política, por la que pasa el Continente. Avanza la descomposición capitalista y la barbarie social. Las masas, movidas por las necesidades de sobrevivencia más elementales, recurren a la acción directa, a sus métodos de lucha y a su propia organización. Resisten y se rebelan, potenciando el instinto de revuelta, rompiendo el cerco de la política burguesa de colaboración de clases.

En todas partes, surge el problema de la dirección política y sindical de las masas, que buscan mantener la rebelión dentro de los marcos del orden capitalista, de legalidad. Desvían las tendencias profundas que se forman en el seno de las masas, que buscan instintivamente la conquista del poder, para poner fin de una vez a los desastres del capitalismo en desintegración.

La pandemia expuso más claramente el significado histórico de la destrucción de la III Internacional por el estalinismo y la desintegración de la IV Internacional por el revisionismo. En todo el mundo, sin excepción, a pesar de las diferencias, la clase obrera y demás trabajadores fueron obligados a soportar no sólo la ola de muertes, sino también la del cierre de fábricas, de despidos, de pérdidas salariales y la precarización de las condiciones de trabajo. El flagelo generalizado solamente podía ser respondido por el proletariado a nivel internacional y con orientaciones centralizadas de combate a los monopolios, al imperialismo y a las burguesías serviciales de las semicolonias. La resistencia de las masas en el ámbito nacional marcó la necesidad de la lucha mundial del proletariado, bajo las orientaciones del Programa de Transición de la IV Internacional.

La capitulación generalizada de los reformistas y de las izquierdas centristas a las respuestas de la burguesía en cada país concluyó en capitulación frente a la guerra comercial en torno a las vacunas, orquestada por los Estados Unidos. En medio de las brutales consecuencias de la crisis, de la desesperación de los explotados y de la ausencia de direcciones revolucionarias, se elevó la tarea de reconstrucción del Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional.

Es en esas condiciones que también se evidenciaron las debilidades del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional. Lo que trajo a luz la necesidad imperiosa de asimilar la historia del POR de Bolivia y el particular lugar de su dirigente Guillermo Lora. En junio de 2021, el POR completó 86 años de su fundación. Lo esencial es que el marxismo-leninismo-trotskismo dio expresión consciente al proceso instintivo de las masas. Le dio expresión política y teórica, interviniendo desde el seno de la clase obrera y de las masas oprimidas. Y, al mismo tiempo, el POR se vio limitado por la crisis mundial de dirección, que se agravó con el revisionismo y el astillamiento organizativo de la IV Internacional. Esa contradicción solamente fue comprendida y respondida con la construcción del programa en el seno del proletariado minero y de la aguda lucha de clases. La tarea de romper el aislamiento del POR de Bolivia es parte de la lucha por la reconstrucción del Partido Mundial de la Revolución Socialista.

Frente a tamaña devastación de las conquistas mundiales del proletariado, la vanguardia revolucionaria se encuentra con el hecho de que el POR boliviano, desde muy temprano, asimiló la tesis marxista de que construir el partido es construir el programa, esto es, conocer profundamente la realidad que debe ser transformada, bajo la estrategia de la revolución y dictadura proletarias, del gobierno obrero-campesino. En su base programática se encuentra la orientación marxista-leninista-trotskista de que, en Bolivia, como en todas las semicolonias, la burguesía y la pequeña burguesía no podrán cumplir las tareas democrático-burguesas. Esas tareas pasarán a las manos del proletariado. En el país atrasado y semicolonial, de economía combinada, las premisas de la revolución social están dadas porque expresan el entrelazamiento de Bolivia con la economía mundial. Esa comprensión esencial, que es la aplicación de la teoría de la Revolución Permanente, permitieron al POR enfrentar al nacionalismo burgués y pequeño-burgués, señalando desde el principio que acabarían de rodillas frente al imperialismo.

Esa fortaleza ideológica llevó al POR a enfrentar el nacionalismo en un momento crucial de la historia boliviana, que fue la Revolución de 1952. Lo que lo obligó a confrontar con el revisionismo de la IV Internacional, que la llevaría a su desintegración. Y, más tarde, a combatir las nefastas experiencias foquistas, que desviaban y se contraponían, a la organización del proletariado, bajo la dirección del POR. El sólido programa porista permitió derrotar políticamente esas expresiones y protagonizar la Asamblea Popular de 1971. Y caracterizar, con precisión, los fenómenos más relevantes de la lucha de clases a nivel internacional, como el castrismo o la Perestroika, o la ola nacional-reformista en el continente y el llamado Socialismo del Siglo XXI. Por eso, su elaboración programática y teórica es esencial para reconstruir la IV Internacional. Es necesario trabajar con ese método para construir las secciones, para edificar la dirección internacional. Tanto en el plano de las orientaciones como en el práctico, el POR boliviano siempre estuvo presente en la lucha de clases internacional, respondió a los principales problemas y dificultades, que sintió en carne propia.

El empeño de Guillermo Lora en establecer los fundamentos de la revolución proletaria en Bolivia, como parte del programa estratégico de los Estados Unidos Socialistas de América Latina, posibilitó que pudiera responder a las revoluciones y contrarrevoluciones en el Continente. En este exacto momento, estalla una crisis política en Cuba, indicando las contradicciones entre la conservación y la destrucción de las conquistas del proletariado. En los documentos del POR, escritos al calor de la revolución, se encuentran presentes formulaciones programáticas que expresan la lucha del marxismo-leninismo-trotskismo contra el planteo de “socialismo en un sólo país” y en defensa de Cuba como parte de la revolución latinoamericana y mundial. Lo mismo se encuentra en los documentos sobre el gobierno de frente popular en Chile, o el golpe fascista que derribó a Allende y el combate para que el proletariado chileno se volviera a poner de pie construyendo el partido revolucionario. Los actuales acontecimientos en ese país pueden ser mejor comprendidos, si se tiene presente la trágica experiencia del pasado. Las masas vuelven a rebelarse, sin que cuenten con el partido-programa. Es sobre esa base que mejoran las condiciones para avanzar en el sentido de la superación de la crisis de dirección. Experiencias semejantes ocurren en otros países de América Latina. En todos los casos, las formulaciones del POR de Bolivia tienen inmenso valor, colocando en cada momento el programa de los Estados Unidos Socialistas de América Latina y la obligatoriedad de construir las secciones del Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional.

La retomada del movimiento de masas todavía bajo el brutal peso de la pandemia exige que la vanguardia revolucionaria responda con el Programa de Transición, aplicado a las particularidades de cada país, con la centralización política y con el empeño de fortalecer el Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional.  Este Boletín debe cumplir ese objetivo.

¡Luchemos bajo la bandera de los Estados Unidos Socialistas de América Latina! ¡Viva los 86 años del POR de Bolivia!

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