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La lucha contra la desocupación y los “olvidos” de Del Caño

Plantea en su campaña una respuesta correcta ante la desocupación: reducir la jornada laboral sin afectar el salario y que se reparta todo el trabajo entre trabajadores ocupados y desocupados, pero planteada al margen de cómo se lo impone se transforma en un planteo vacío y demagógico. ¿Qué sentido tiene plantearlo en una campaña electoral para elegir legisladores al Congreso?

Si se introduce esta reivindicación vital, debe decirse que para imponerlo es necesaria la lucha generalizada de los trabajadores, su huelga general.  Que esta medida le debe ser impuesta a los burócratas que dirigen la CGT, CTA, y sindicatos.

Debe decirse que nunca se resolverá por ley. Que aunque hubiera una ley que diga que debe haber trabajo para todos sólo podrá cumplirse si lo impone la clase obrera con su lucha, de lo contrario es letra muerta. No decirlo claramente crea ilusiones en el Congreso, es un planteo reformista.

Debiera aclarar que ya el Artículo 14 de la Constitución Nacional dice que “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos…: de trabajar”. Y que el Artículo 14 bis dice que “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público…”, bla, bla, bla….

La burguesía no sólo no puede garantizar los derechos que consagra en su Constitución sino que los vulnera permanentemente. ¿Cómo se supone que haría para garantizar lo que dicta una ley?

Del Caño no dice que el Congreso es una cueva de bandidos que avaló el endeudamiento criminal de la Argentina, que esa institución es responsable junto al gobierno de las políticas que se aplican. Querer hacer creer que el Congreso pueda resolver la desocupación es reformismo puro. Hasta los principales candidatos del Frente de Todos levantan estas consignas sobre la desocupación, demostrando la impostura que significan estos planteos desligados de los métodos para conseguirlos. Pura demagogia.

Los revolucionarios intervenimos en las elecciones para desenmascarar la democracia burguesa, la dictadura del capital, para desenmascarar el papel del Congreso y sus leyes, nunca para generar alguna ilusión. El Congreso no puede ser rescatado, ni reformado, es parte del Estado en descomposición. Ni 10, ni 100, ni 500 legisladores de izquierda pueden resolver la desocupación si la clase obrera no lo impone con sus propios métodos de lucha. Así hay que decirlo.

En el cuadro de catástrofe social que se vive es necesario plantear que hay una salida para los oprimidos: la revolución social que termine con la gran propiedad privada de los medios de producción y los transforme en propiedad social, que imponga un gobierno obrero-campesino, de los oprimidos de la ciudad y el campo, para conocer por primera vez la democracia. Que esa es la única vía para comenzar a construir el socialismo.

La izquierda democratizante cree que es posible lograr nuestras reivindicaciones en el marco del capitalismo. ¡Basta de reformismo democratizante! Tiremos al cesto de la basura el comunicado vergonzoso del FIT (publicado por Telam).

 

(nota de MASAS nº399)

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