Bolivia: Las movilizaciones se generalizan signo de desconfianza de los oprimidos en el gobierno del M.A.S.

En los últimos días se hace notoria la incorporación del movimiento campesino a los movimientos regionales que ya venían radicalizándose desde hace algún tiempo. Los bloqueos de caminos en las regiones de Santa Cruz, especialmente la de los pobladores de La Guardia y los de la provincia Ingavi exigiendo se ejecute el proyecto de la doble vía al desaguadero, tuvieron contundencia y persistencia; los bloqueos de caminos protagonizados por los transportistas en diferentes puntos del país (últimamente en Cochabamba) se hacen cada vez más radicales; la rebelión de los trabajadores municipales en Cochabamba y Sucre, esta última que logra soldarse con otros sectores timoneados por la COD logrando una gran victoria; la radical movilización del magisterio urbano nacional que, a pesar de sus pírricos resultados logra sacudir los cimientos del gobierno incapaz de Arce; la puesta en vigencia de “estado de emergencia” de los panificadores del país que puede desembocar en la elevación del precio del pan; en los últimos días se ha realizado un bloqueo radical y contundente de las poblaciones del Valle Alto cochabambino contra la pretensión de las autoridades de trasladar la construcción de un hospital oncológico de cuarto nivel de esa región a otra, cortando completamente toda comunicación con Chuquisaca, Santa Cruz y las zonas productivas del Cono Sur que abastecen de producto agropecuarios a Cochabamba; trabajadores de la siderúrgica del Mutun bloquean y van al paro indefinido, etc.

A todo este conjunto de movilizaciones regionales y sectoriales, en los últimos días, se suma el bloqueo campesino que corta la ruta internacional Río Seco – Desaguadero, exigiendo la construcción de la doble vía en aquella carretera que tiene mucha importancia en las relaciones comerciales con el Perú; lo particular de este movimiento indígena fue su radicalismo que se tradujo en la osadía de tomar como rehenes a dos altas autoridades del gobierno y éste no se atreve a intervenir utilizando el aparato represivo del Estado (la policía y el ejército) y su fracaso en varios intentos de convencer a los indígenas para suspender sus medidas de presión, hasta finalmente la promesa de que pronto se ejecutará la ampliación de la ruta, con 10% de contraparte de la Prefectura; claro está, cuando logre el financiamiento que no tiene para cumplir lo comprometido. Cuando un grupo de los bloqueadores pretendió hablar con Arce Catacora y David Choquehanca en la “Casa Grande del Pueblo”, se les cerró el acceso a la Plaza Murillo exacerbando la bronca indígena al punto de que una mujer aymara ha enviado, a través de la prensa, un mensaje irreverente al Vicepresidente, supuesto representante aymara en el gobierno, enrostrándolo si eso significa el “suma Kamaña” (“vivir bien”) en este país cuando se les cierran el paso con la finalidad de impedir hablar cara a cara con “sus” gobernantes. De esta manera, los aymaras superan la ilusión de que tienen un Vice- presidente que los representa en el gobierno del MAS; llegan a la convicción de que Choquehuanca es un parlanchín que de tarde en tarde lanza discursos exaltando los valores, la forma de vida y costumbres indígenas.

Los hechos que se están describiendo son signos de que la situación del malestar social se está encrespando en el país y el gobierno da mayores muestras de su incapacidad para resolver los problemas nacionales y de los diferentes sectores. Sin embargo, no se los debe tomar como hechos aislados, sus consecuencias tienen estrecha relación entre sí y la profundización de la crisis interna del MAS.

(POR Bolivia – MASAS nº2691)


LOS MOVILIZADOS, QUE NO LOGRAN SUS OBJETIVOS POR LA INCAPACIDAD GUBERNAMENTAL, RETROCEDEN PARA VOLVER A ARREMETER

La oleada anterior de conflictos sociales en el sector de los trabajadores asalariados ha parado momentáneamente; sus graves problemas generados por la crisis económica no han sido resueltos por la incapacidad del gobierno; muchas de las movilizaciones han logrado ganar la batalla legal logrando fallos judiciales favorables ordenando a los dueños de las empresas la inmediata reincorporación de los despedidos a sus fuentes de trabajo, fallos que no ha sido ejecutados por los patrones por la actitud cómplice del gobierno, quien es el encargado de hacer cumplir las disposiciones judiciales aun recurriendo a las fuerzas del orden.

Los mineros privados y los fabriles que han sido los protagonistas de las movilizaciones en el período anterior, aún en medio de la amenazante crisis sanitaria, ahora se encuentran inmovilizados, pareciera que están acumulando fuerzas para volver a arremeter porque todas las puertas para resolver sus problemas se encuentran cerradas y las promesas dilatorias de las autoridades no tienen la fuerza suficiente como para contener indefinidamente las exigencias del hambre. Tarde o temprano volverán a irrumpir a las calles empujados por sus necesidades; se volverá a plantear la necesidad de volver a luchar, pero en otras condiciones superiores porque los combatientes habrán asimilado las limitaciones de los movimientos anteriores; por ejemplo, ya no caerán en el espejismo del legalismo burgués para rápidamente recurrir a la acción directa.

Los otros sectores de cuentapropistas que tampoco han podido resolver definitivamente sus problemas, arremeten y retroceden al no lograr unificar sus acciones con los otros sectores sociales que también están en franca rebelión contra el gobierno, tales como los maestros urbanos, las regiones que cargan en sus espaldas el peso del atraso del país y son sometidos a sobrevivir bajo las privaciones de los servicios más elementales como el derecho a la educación, a la salud, al agua potable, a la energía eléctrica, etc.

Lo característico de este momento político es que los combatientes, a pesar de los retrocesos que realizan obligados por las limitaciones de sus movilizaciones y por la incapacidad crónica del gobierno para atender sus necesidades, no salen derrotados abandonando sus banderas para terminar sometidos a las miserias de sus existencias. No; por ejemplo, los maestros saben que el gobierno está obligado a tratar de consolidar sus planes reduccionistas del presupuesto educativo porque es la única forma de paliar las consecuencias de la crisis económica cargando sus nefastas consecuencias sobre el destino de la educación y de los derechos ganados del magisterio; saben que existe la necesidad de superar las falencias de la movilización anterior para arremeter nuevamente en mejores condiciones hasta lograr la victoria si quieren preservar sus derechos profesionales, sociales y económicos.

La experiencia les enseña que el único camino para la victoria es lograr que sus movilizaciones se suelden con el resto de los sectores sociales que también están en lucha; están asimilando la necesidad de forjar una sola plataforma de lucha que encarne las necesidades de todos los sectores y comprenden la necesidad de dotarse de verdaderas direcciones que se pongan a la cabeza de sus luchas expulsando a la burocracia sindical corrompida y traidora. La experiencia vivida por las masas vale más que todos los manifiestos que se publiquen y más que los discursos de los actores políticos.

(POR Bolivia – MASAS nº2691)

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