La clase obrera debe independizarse del gobierno, las patronales y los burócratas, para defender sus condiciones de trabajo y de vida gravemente amenazadas

La inflación imparable sigue licuando nuestros ingresos, aumenta la pobreza y el hambre. El gobierno es incapaz de contenerla. Las patronales hacen lo que quieren porque cuentan con la complicidad de toda la burocracia sindical

¡Organizar desde las bases una lucha unitaria y general por nuestros reclamos urgentes, con nuestros propios métodos de lucha, la movilización y la huelga general!

Nos llenan de discursos sobre las enormes ganancias empresarias, sobre el dominio monopólico en casi todos los rubros de la actividad económica que hace que los empresarios puedan fijar los precios a su antojo, que esas ganancias las convierten en dólares y la fugan, etc. Todas denuncias y diagnósticos muy buenos que muestran que son incapaces de tomar alguna medida que guarde relación con ese cuadro que nos están pintando.

Pero los grandes capitales quieren más, que se avance más rápido con las reformas pendientes contra los trabajadores y las jubilaciones, que se avance con los tarifazos. No solo no quieren pagar más impuestos sino que quieren que se los reduzcan, siendo el país de los que menos impuestos paga el capital.

No quedan dudas de que el gobierno del Frente de Todos gobierna para esos sectores a los que no quiere tocar, sabiendo que están destrozando la situación de la gran mayoría de la población, cada vez más pobre, más precarizada. Representa los intereses de los grandes empresarios y del capital financiero, reconociendo todas las deudas y arreglando pagarlas, cargando todo el peso sobre nuestras espaldas. Ajustando contra las masas.

No queda duda del papel miserable de la burocracia sindical que ha paralizado a los trabajadores para apoyar esas políticas.

Esta es la base de la crisis política que se vive y que empuja a los más desesperados a ganar las calles una y otra vez para reclamar que el Estado se haga cargo del desastre social. Y también del descontento en los medios sindicales contra sus dirigentes.

Empezaron a frenar las luchas en el último período de Macri porque había que garantizar la gobernabilidad y llegar a las elecciones, después porque el gobierno era nuevo, después con la excusa de la pandemia y ahora con el latiguillo de que si viene Macri es peor… y lo mejor es defender a este Alberto y ni siquiera cuestionarlo.

La incapacidad para dar respuesta a las demandas populares se transforma en represión. Contra los ambientalistas que rechazan la megaminería y denuncian el colosal saqueo de nuestros recursos, contra los campesinos en Santiago del Estero, contra casi dos mil feriantes en Moreno a los que destruyeron sus puestos con topadoras después de que la policía bonaerense arremetiera con gases y balas de goma. Las amenazas reiteradas contra los movimientos de desocupados para que no movilicen y menos que acampen. Situaciones que se viven a diario en todo el país.

¿Cuál es la respuesta? La lucha generalizada de la clase obrera, de todos los trabajadores, por imponer el salario que corresponde y puestos de trabajo genuino para los desocupados. No es suficiente que algunos sindicatos peleen y puedan defender su convenio. Es necesaria una lucha de todos los trabajadores encabezada por la CGT, hasta imponer los reclamos. Esta lucha debemos imponerla desde abajo, contra la voluntad de los dirigentes.

Daniel Yofra, del Sindicato de Aceiteros y Desmotadores, afirma que un trabajador debería estar percibiendo $173.000 en este mes, que no se trata de discutir porcentajes, se debe partir de las necesidades de los trabajadores, tampoco se trata de cuánto pueden o no pueden pagar los patrones, “hay que determinar cuánto debe ganar un trabajador para vivir dignamente… Con lo grande que es la CGT discutir un salario de pobreza es canallesco”.

Dice que la disparidad en los salarios de los trabajadores es “absurdo”, que el problema está en la sumisión que tienen los dirigentes sindicales nacionales, en su gran mayoría, que son los que negocian, que han dejado que las patronales les den lo que quieren sin siquiera discutir.

Hay que dar lucha. Si no se moviliza, si no se hace huelga, que es la herramienta que tenemos los trabajadores para enfrentar no solo a los patrones sino al gobierno de turno, va a ser muy difícil que lo podamos lograr… Si la CGT hiciera una huelga, por tiempo indeterminado, seguramente muchas cosas cambiarían. Los trabajadores no serían pobres y seguramente la clase se empoderaría”.

Qué gran paso sería que los dirigentes combativos y clasistas pudieran coordinar sus acciones unitariamente para desalojar a toda esa casta burocrática, podrida, que dirige la mayoría de los sindicatos y la CGT, organizando las asambleas y plenarios desde las bases, elaborando el pliego de reclamos de todos los sectores. La condición es romper con los gobiernos y las patronales, confiar exclusivamente en los métodos de acción directa de masas. Conquistar la independencia sindical y política.

Hay que discutir en cada lugar de trabajo, en cada barrio cuánto tenemos que percibir. Elegir a los delegados más decididos con mandato desde las bases para imponerlo a la patronal y a los distintos Gobiernos.

 

(nota de MASAS nº414)

 

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