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Bolivia: brutal represión a los cocaleros

Miles de cocaleros de ADEPCOCA movilizados exigiendo el cierre del mercado paralelo creado por el MAS, marcharon demostrando la unidad granítica de los cocaleros de los Yungas frente al grupo liderado por Alanes, apadrinado por Evo Morales y los cocaleros del Chapare.

Centenares de policías armados hasta los dientes nuevamente reprimieron brutalmente la marcha de los cocaleros para proteger las instalaciones del mercado paralelo masista. La batalla campal duró todo el día.

La “marcha pacífica de banderas blancas” anunciada por el grupo de Alanes para ese mismo día tuvo que ser suspendida ante la contundencia mayoritaria de los cocaleros que defienden el mercado legal de la coca de Villa Fátima.

Se trata de un revés a las pretensiones del gobierno y Evo Morales de imponer una ADEPCOCA paralela como es su costumbre cuando pierde el control de algún sector social o sindical. Pero con los cocaleros de los Yungas se ha encontrado con la horma de su zapato.

El gobierno ya ha salido con el gastado argumento de que los cocaleros yungueños estarían implicados en la preparación de un “nuevo golpe de Estado” dirigido desde Santa Cruz por el Facho Camacho y el Comité Cívico cruceño.

Las movilizaciones de los productores de coca de La Paz, de los médicos y trabajadores en salud del sistema público y de la Caja Nacional de Salud, de los maestros urbanos y rurales, de los transportistas, etc. son genuinos movimientos reivindicativos impulsados por la crisis económica ante la incapacidad del gobierno para atender sus demandas.

No hay que dejarse amedrentar con las patrañas del gobierno de calificar toda protesta social de golpista y camachista para justificar la represión policial y de grupos de choque organizados desde el Ministerio de Gobierno.

En cambio, los paros cívicos de Santa Cruz alrededor del censo, si son capitaneado por la ultraderecha cruceña, el Facho Camacho y el Comité Cívico de Santa Cruz y tiene la clara intención de rearticular a la vieja derecha contra el gobierno.

(POR Bolivia – Masas No.2711)

 


REPRESIÓN GUBERNAMENTAL: MEDIDA PREVENTIVA PARA IMPEDIR UNA FUTURA ECLOSIÓN SOCIAL

Lo primero que se debe hacer es diferenciar las movilizaciones de los productores de coca de La Paz, del movimiento de los médicos y de los trabajadores en salud del sistema público y de la Caja Nacional de Salud, de los maestros urbanos y rurales, de los transportistas, etc., del paro cívico de Santa Cruz; tienen objetivos y contenidos políticos diferentes. Los primeros son de un claro contenido reivindicativo y que están vinculados a la agudización de la crisis económica que hace que estos sectores se encuentren al borde de la asfixia económica y se ven obligados, por desesperación, a salir a las calles para exigir al gobierno soluciones inmediatas a sus problemas cotidianos; el paro cívico de Santa Cruz, apoyado por sectores que tienen la esperanza de que un nuevo pacto fiscal permita mejorar -en el futuro- los ingresos de las regiones, enarbola el objetivo del censo para el 2023, pero que es capitalizado por la dirección de la ultraderecha cruceña capitaneada por el Facho Camacho y el Comité Cívico de Santa Cruz.

Los primeros apuntan legítimamente a la solución de sus necesidades vitales y el paro cívico busca polarizar, desde la derecha, con el gobierno del MAS, pero choca con los intereses de los sectores más pobres que también sienten bronca contra el gobierno porque el paro les significa mucho sacrificio que les priva del ingreso diario para alimentar a la familia, en esta medida, probablemente un nuevo paro mucho más largo sería un contundente fracaso.

El gobierno trata de mostrar ambos movimientos como partes de un solo objetivo: el de desestabilizar la gestión presidencial de Luis Arce con la finalidad de crear las condiciones de un nuevo “golpe de Estado”. Por tanto, cualquier brote del malestar social es mostrado como derechista y golpista.

La millonaria campaña que desarrolla en este sentido tiene la finalidad de aislar a todos los inconformes por igual y crear las condiciones de volcar a la opinión pública contra ellos. Busca crear toda una corriente popular en su favor para justificar una política represiva mucho más dura contra todo tipo de movilizaciones futuras. La violencia que está ejerciendo contra los cocaleros o los cívicos cruceños, lejos de fortalecerlo, está generando reacciones adversas en la población. Los pobladores de Villa Fátima y Villa El Carmen de la ciudad de La Paz, escenarios donde se realiza la brutal represión a los cocaleros, muestren una clara parcialización con los cocaleros de la ADEPCOCA legal contra los del grupo de Alanes claramente identificado con el evismo y manifiestan predisposición para salir a las calles con el propósito de expulsar al ilegal mercado de la coca de Alanes tan resguardado por la policía.

Otra de las variantes de la política represiva del gobierno, desde hace algún tiempo atrás, es que se empeña en organizar grupos de choque contra las movilizaciones de los diferentes sectores con elementos claramente identificados con el oficialismo y también contratando forajidos con la finalidad de moler a palos las costillas de los inconformes. En La Paz han hecho el papel de huestes paramilitares los llamados “satucos” a la cabeza del matón Gustavo Torrico, ahora convertido en viceministro, y, en los últimos días ha procedido de la misma manera en Santa Cruz dirigidos por los ministros de obras públicas y de gobierno. Se trata de un típico rasgo fascista que, sin embargo, no tiene posibilidad de fortalecerse debido a la debilidad del gobierno de Arce Catacora.

El gobierno está consciente de que no tiene posibilidad de contener el malestar social por la vía de la satisfacción de las necesidades de los amplios sectores más necesitados del país. Está consciente de que asoma por el horizonte una amenazante eclosión social como producto de la agudización de la crisis económica; en consecuencia, sabe que para no ser aplastado por la furia de los hambrientos tiene que tomar medidas preventivas para frenar, por la vía de la represión y el amedrentamiento, la llegada de días turbulentos que pueden terminar echándolo del poder. Es debido a ese peligro que desde hoy, procura darle contornos aterradores al abuso policial que no duda en invadir los domicilios particulares para cazar a los movilizados; pero lejos de lograr su propósito, radicaliza mucho más a los movilizados en su contra.

(POR Bolivia – Masas No.2711)

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