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El gobierno ratifica el salario mínimo de hambre

Cuando decimos que el gobierno profundiza los lineamentos del FMI significa que los explotados sufriremos las consecuencias del ajuste que impiden recuperar ni siquiera las condiciones de vida y de trabajo que teníamos. El salario mínimo decretado por el gobierno el jueves 25 de agosto es reflejo de esta orientación. A partir del 1° de Septiembre de 2022, el salario mínimo será $51.200 y llegará a 57.900 en noviembre, montos que están muy lejos de alcanzar las necesidades de una familia y de cubrir el aumento de precios (o sea no tiene nada de “vital” y “móvil”).

Si tenemos en cuenta que la línea de indigencia para el julio según el INDEC era de $49 mil pesos, entonces el salario no llega para comprar ni siquiera los alimentos que necesita una familia para no pasar hambre. Que quede en claro que no se habla de la línea de pobreza, ni tampoco de la canasta familiar, cuyo valor supera ya los $180 mil. El salario mínimo no llega así ni a la tercera parte de lo que necesita una familia para vivir.

Este mínimo tiene incidencia directa en la situación de cientos de miles de trabajadores formales que no están integrados a Convenio, y es una referencia para los millones de trabajadores en negro y aquellos con las escalas más bajas del movimiento obrero. Atado a este miserable ajuste del salario mínimo se ajustarán también las jubilaciones y pensiones (82% del SMVyM); el seguro de desempleo y también el Plan Potenciar Trabajo que representa un 50% del salario mínimo. El ataque como vemos no distingue entre trabajadores ocupados y desocupados, activos o pasivos.

Cabe desnudar el papel traidor de la dirección del CGT, que votó a favor de este ajuste miserable en el Consejo Nacional donde participan las cámaras patronales y las centrales sindicales. La CTA de Yasky se abstuvo y la CTA Autónoma votó en contra y sacó una tímida declaración donde no mencionan la responsabilidad del gobierno ni critican su política de ajuste.

Ante la situación insoportable que vivimos los sindicatos tienen que independizarse del gobierno y las patronales. Unificar las luchas en curso e imponerle a la burocracia desde abajo la convocatoria a paro general activo como parte de un plan de lucha en defensa de nuestros derechos, nuestras reivindicaciones. Los trabajadores ocupados y desocupados, la juventud, debemos organizarnos desde los lugares de trabajo, desde los barrios, las escuelas, para imponer con nuestros métodos de lucha y organización:

¡Por un salario y jubilación mínimo igual al costo de la canasta familiar!

¡Terminar con la desocupación con trabajo genuino para todos!

Terminar con los parásitos y especuladores: Desconocer la deuda externa y todos los acuerdos con el FMI y los acreedores privados. Nacionalizar el comercio exterior y estatizar todo el sistema financiero.

 

(nota de MASAS nº421)

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