Rechazar las paritarias del FMI
Abrir un debate en todos los lugares de trabajo sobre cuál es el salario mínimo que debemos percibir, de cuánto deben ser los ajustes y que sean mensuales, para que no se siga diluyendo el poder adquisitivo.
Con una inflación de casi 100% este año, el gobierno pretende acordar un 60% con la CGT, en línea con lo pautado en el presupuesto dictado por el FMI. Ese es el número del capital financiero, ¡no de los trabajadores! En el 2022 la pauta fue del 33% y la inflación fue el triple. La política del gobierno y del FMI es inflacionaria.
Esta es la trampa de siempre: queremos “empatarle a la inflación”, queremos “mantener el poder adquisitivo”. Todas mentiras. Los trabajadores no solo queremos recuperar todo lo perdido sino que queremos un salario mínimo que alcance a cubrir lo que cuesta la canasta familiar, que incluye todos los bienes y servicios necesarios e imprescindibles. Y eso significa que en algunos convenios el ajuste tiene que ser del 100 o 200% y más.
En una primera etapa el Gobierno buscará negociar con los burócratas más corruptos, más podridos, para después imponer el acuerdo al resto. Siempre tienen a mano subsidios, prebendas, y cargos para las próximas elecciones como moneda de cambio y también impunidad para sus manejos.
Los trabajadores tenemos que tener en claro que no es posible llegar a ningún acuerdo en nuestro beneficio en alguna mesa de negociación. Fernández gobierna para los grandes capitalistas y el FMI. Su interés es contrario, antagónico e irreconciliable con nuestros intereses. No hay cómo conciliar. La burocracia se apresta a nueva entrega de nuestros reclamos con la excusa de que se viene la derecha, de que hay que garantizar la gobernabilidad de Fernández. El camino es organizar la lucha generalizada por salario y trabajo, por terminar con toda forma de trabajo precarizado, en negro.