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Fernández y su discurso de apertura: reivindica el acuerdo colonial con el FMI

Dijo Fernández con toda caradurez: “… fui capaz de enfrentar a los acreedores privados y pude ponerles freno a los condicionamientos que el FMI le había impuesto al gobierno que me precedió”.

El Gobierno y luego el Congreso reconocieron íntegramente la deuda fraudulenta, aceptaron un plan de pagos impagable y tasas de interés extraordinarias. Se trata de una conducta abiertamente antinacional que bloquea y condiciona el desarrollo económico.

A continuación defiende la política de ajuste del FMI. Dijo Fernández: “Que quede claro: tanto el ministro de Economía, como yo, no necesitamos al FMI para saber que debemos lograr el equilibrio fiscal. No podemos persistir con políticas que generan déficit en nuestras cuentas públicas, porque, aunque no sea factible alcanzar ese objetivo de la noche a la mañana, el equilibrio fiscal debe ser nuestro horizonte… Cumplimos este año con las pautas fiscales, que nos propusimos, reduciendo el déficit fiscal que se ubicó en el 2,4% del PBI”. Debió decir: que el FMI exigió.

Esas políticas de ajuste son inflacionarias, ajuste de las tarifas, reducción de subsidios, altas tasas de interés, que afectan a la mayoría. También se puede mejorar la situación fiscal elevando la recaudación, aumentando impuestos, terminando con el contrabando, apropiándose de la renta de sectores parasitarios de la economía, etc. Este no es el camino del FMI, y tampoco el del Gobierno, que no cuestiona su programa y sus exigencias.

Dijo también: “Tampoco necesitamos al FMI para saber que la Argentina debe aumentar sus exportaciones, pues si no generamos divisas no vamos a poder sostener nuestra actividad económica y eso va a significar menos trabajo y salarios más bajos. Cuidar el valor de la divisa es fundamental para seguir el camino del crecimiento”.

El Presidente oculta que buscan aumentar las exportaciones para poder pagar la deuda externa fraudulenta. Cuidar las divisas significa impedir que se fuguen y recuperar todo lo fugado. Significa dejar de importar productos que se producen o se pueden producir en el país. Gobierno, Congreso y Justicia han hecho todo lo necesario para que no se investigue y castigue la fuga de divisas y se recuperen esas divisas.

El Presidente no puede decir que el país está sometido a un acuerdo colonial por una deuda fraudulenta contraída por el gobierno anterior pero asumida por este Gobierno. Todo el verso de que sería investigada, que se pagaría sólo lo legítimo era eso, sólo verso.

Toda la deuda debe ser desconocida. Se deben romper los acuerdos con el Fondo y terminar con sus controles y auditorías permanentes. En ese acuerdo están las bases de la superinflación que soportamos todos. Mientras el país siga atado a ese acuerdo la inflación seguirá en las nubes, pero también caerá la actividad económica. Y seguirá el ajuste y no habrá fondos para la inversión pública que se necesita, (no las dosis homeopáticas que permite el Fondo). Es una vergüenza mendigar durante meses y años que bajen las tasas de interés que el Directorio del Fondo rechaza una y otra vez o que relajen un poquito las exigencias.

Todos los acuerdos con el FMI terminaron en desastres, especialmente para la mayoría. Esta vez no será diferente. Este es un tema que debería ser central en el debate electoral.

Todos los partidos de la burguesía y todas sus instituciones se someten al capital financiero. Sólo la clase obrera puede tomar la bandera de desconocer la deuda externa y romper con el FMI, luchando con sus propios métodos para imponerlo.

(Nota de MASAS nº431)

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