Balance del 24 de Marzo: Nuestros 30.000 compañeros detenidos desaparecidos ¿Luchaban por la democracia?

Esta afirmación se reiteró en estas jornadas de Memoria: que los 30.000 detenidos desaparecidos “luchaban por la democracia”. Es un grave error político. Porque dicho así podría parecer que su objetivo era este régimen político. Nada más alejado de la realidad.

Eran 30.000 compañeros que planteaban que había que hacer una revolución, que querían transformar la sociedad y terminar con el capitalismo ya podrido. Fueron desaparecidos y asesinados por ocupar un lugar en la vanguardia obrera y juvenil. La dictadura no se equivocó, trabajó para terminar con esa vanguardia por orden del gran capital y del imperialismo que planificó la represión en todo el Continente.

Todos reivindicaban la acción directa de masas y ponían el cuerpo en las fábricas, en los barrios, colegios, universidades. No es casual que dos de cada tres desaparecidos fuera un trabajador. En todo caso podríamos decir que pelaban por la democracia sindical, para expulsar a los burócratas traidores, para recuperar los sindicatos para los trabajadores.

Una vanguardia que se politizaba, que debatía sobre estrategia, sobre cuál era el camino de la revolución, desde los que aspiraban a una “patria socialista” en el peronismo hasta los que planteábamos que la estrategia era la dictadura del proletariado. Unos que consideraban que había que militar dentro del peronismo porque las masas eran peronistas, porque la clase obrera era peronista y había que ganar su dirección, y otros que considerábamos que había que independizarse políticamente, que permanecer en el peronismo era subordinarse a su política burguesa, a los burócratas y políticos partidarios de la conciliación de clases, de la defensa del orden capitalista.

Unos compañeros creían que el retorno de Perón era su triunfo y un enorme triunfo popular y quienes decíamos que no venía para cumplir con los sueños, las demandas y las reivindicaciones postergadas sino que venía a “pacificar” a frenar las luchas, a dividirlas, utilizando toda su autoridad política. Todos esos compañeros daban la vida por sus ideas, con gran pasión y compromiso.

La represión criminal empezó bajo el gobierno democrático de Perón e Isabelita, con la creación de la Triple A, con la intervención de los gobiernos de las provincias, con el nombramiento de Villar y Margaride al frente de la Policía Federal en enero de 1974, con indudables antecedentes represivos.

Cuando hacemos Memoria debemos traer el recuerdo de los periódicos obreros y antiimperialistas, los documentos de la militancia de los años ´70, los volantes, declaraciones, los actos, las consignas de la época, qué se pintaba en las paredes, las asambleas. Es muy doloroso haber perdido compañeros tan valiosos, tan militantes, con tanto esfuerzo y sacrificio por hacerse conscientes de esa realidad que quemaba, que había que moldear y transformar. Muchas veces sin reparar en los peligros de la represión que acechaba, de los políticos y burócratas traidores que se sumaban a la represión junto con la cúpula eclesiástica.

Pero más doloroso es ver que muchos de esos compañeros se han vuelto democratizantes, pacifistas, que reniegan de aquel pasado, de todas aquellas ideas y se resignan a tragarse todos los sapos o a pelear por lugar en el aparato del Estado. Sigue siendo necesario un buen balance del camino recorrido, de todos los errores cometidos. Hoy la revolución es más necesaria y urgente que hace 50 años, el capitalismo está completamente agotado y podrido y ya no hace falta explicárselo a nadie, está dramáticamente a la vista de quien quiera verlo.

 

(Nota de MASAS nº432)

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