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Condena a un espía, infiltrado en la Agencia Walsh

Fue acusado de espionaje político y de obtener información para brindarla a la Federal. Era integrante del denominado Cuerpo de Investigaciones de la Policía Federal.

El agente de la Policía Federal, Américo Balbuena, se infiltró como periodista en la agencia de noticias “Rodolfo Walsh” por diez años, desde 2002 hasta 2013. Fue condenado a dos años de prisión en suspenso e inhabilitación especial por el doble de tiempo. Sus exjefes de la Policía Federal, Alejandro Sánchez y Adolfo Ustares, también fueron condenados a dos años de prisión en suspenso e inhabilitación especial por el doble de tiempo.

Este hecho prueba nuevamente la existencia de trabajos de inteligencia sobre organizaciones sociales y políticas. Es el Estado que considera como sus enemigos a quienes se organizan para defender los intereses populares.

El escándalo de los servicios de inteligencia de los últimos años que espiaban a funcionarios del propio gobierno, a sus familiares y hasta los familiares del submarino hundido, como antes fue el “proyecto X”, como mantener activos a los espías que provenían de la dictadura hasta hace pocos años, muestra que esta cloaca no será desarticulada por ningún gobierno burgués. Y muestra hasta dónde llega la descomposición del Estado burgués, su corrupción. A lo sumo los dan de baja de algún organismo para que pasen a funcionar en otros. O privatizan sus servicios, pero nunca dejan de actuar.

“El abogado Aufieri destacó que en varias causas penales contra luchadores sociales aparecieron notas de Balbuena, y en particular recordó que cuando el fallecido militante Oscar Kuperman fue procesado apareció un volante que su agrupación no había podido imprimir en forma masiva, pero cuyas copias había entregado en manos de periodistas ‘de confianza’”. (Página 12)

La lucha por la plena vigencia de las libertades democráticas exige el desmantelamiento de todos los organismos de inteligencia de las fuerzas represivas, militares o policiales y castigo para los responsables de actos de espionaje contra las organizaciones sindicales, políticas y sociales. Se deben difundir las fotos y los nombres de todos los integrantes. Y la apertura de los archivos de todos esos organismos. Es un crimen de extrema gravedad. Esta leve condena para Balbuena y sus superiores es una excepción. Ya está demostrado que la Justicia burguesa dilata las investigaciones o las cierra para que todas estas prácticas queden impunes, caratulándolas como acciones de “cuentapropistas”.

Solo tribunales populares, basados en la organización y movilización popular podrán investigar hasta las últimas consecuencias estos crímenes.

 

(Nota de MASAS nº433)

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