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El litio en manos de los buitres

El Senador Parrilli realiza una contundente denuncia para mostrar quiénes manejan nuestros recursos. Vamos a tomar algunos aspectos de su documento.

Dos de las tres empresas que explotan litio en nuestro país, Allkem y Livent, se fusionaron creando una única empresa: NewCo. Los principales accionistas de Livent y Allkem son Blackrock, Vanguard, JP Morgan y HSBC. Son los dos fondos de inversión estadounidenses más grandes del mundo, el banco estadounidense más grande y el banco británico vinculado al lavado de dinero del narcotráfico a nivel global.

Livent es estadounidense y su principal accionista es BlackRock que posee el 16% de las acciones. Le siguen Vanguard que posee el 11,1% y Wellington que posee el 5,10%. Tres fondos buitre tienen el 32,2% de las acciones de la empresa y controlan las decisiones (el resto se divide en casi 500 accionistas minoritarios).

Livent es propietaria del Salar del Hombre Muerto en Catamarca hace casi 30 años y opera con una filial bajo el nombre de Minera del Altiplano S.A. Ya hemos denunciado varias veces su subfacturación de precios de las exportaciones de litio y sub declaración de las cantidades exportadas. Durante 2022 la empresa vendió la tonelada de litio a un precio 90% inferior al valor internacional. Las multas que le aplican son insignificantes.

Allkem es australiana, creada en 2022, por fusión de Orocobre con Galaxy Resources, también australiana. El principal accionista es el banco HSBC que posee el 24,78% de las acciones, seguido por el banco JP Morgan con el 13,59% y el fondo Citicorp Nominees con el 9,13%. Los tres poseen el 42% de las acciones. Allkem es propietaria mayoritaria del Salar Olaroz en Jujuy, junto con Toyota y la empresa provincial JEMSE y operan con una filial denominada Sales de Jujuy S.A.

Uno de los actuales directores “independientes” de Allkem es Fernando Oris de Roa, ex funcionario de la Ciudad de Buenos Aires y embajador en EE.UU. durante los últimos años del gobierno de Mauricio Macri. Una puerta giratoria: del gobierno de la Ciudad, a la embajada, a los fondos buitre y bancos internacionales.

Estos fondos y bancos son accionistas entre sí, es decir que el dinero va todo hacia los mismos bolsillos, conformando una red de intereses con poder de lobby y alta capacidad de presión económica.

Esos mismos fondos y bancos son los principales tenedores de nuestra deuda externa y se encuentran entre los diez compradores del bono internacional con el que el macrismo nos endeudó a 100 años.

BlackRock, tuvo un rol clave ejerciendo su influencia para que el FMI le concediera el mega préstamo de U$S 45 mil millones al gobierno de Macri. También salvó al gobierno de Cambiemos de la corrida cambiaria de 2017 junto con el fondo buitre Templeton, cuando compraron bonos del Tesoro por U$S 3.000 millones, beneficiándose con la bicicleta financiera.

BlackRock es el mayor fondo de inversión del mundo, gestiona activos por 9 billones de dólares. Tiene acciones y directores en casi todas las corporaciones más importantes del mundo. Su poder reside en que administra una gran cantidad de recursos, lo que le otorga un poder sistémico de lobby e influencia sin precedentes.

Solo China y EE.UU. tienen un PBI superior a los activos que maneja BlackRock. Este mega-fondo de inversión tiene influencia en la Reserva Federal y la Secretaría del Tesoro de EE.UU., encargada de representar a ese país ante el FMI.

BlackRock se caracteriza por el uso de mecanismos extorsivos, como en 2020, cuando en pandemia se renegoció la deuda privada.

¿Por qué les interesa tanto el litio? BlackRock es uno de los principales financistas de la denominada transición energética. Posee tres de los fondos de inversión más grandes en energías renovables y se convirtió en un gran inversor de las empresas de litio cuando el mercado de las energías renovables se consolidó como uno de los sectores con mayor rentabilidad y ganancias extraordinarias.

En una carta enviada por Larry Fink, el CEO de BlackRock, a sus accionistas afirmó: “Nos enfocamos en la transición energética no porque seamos ambientalistas, sino porque somos capitalistas y fiduciarios de nuestros clientes”. A través del fondo especializado “BlackRock World Mining Trust” tienen más de U$S 36 mil millones invertidos en minería en todo el mundo.

El litio que saquean de nuestros países sólo favorece a un puñado de fondos buitre y bancos internacionales.

BlackRock manifestó que el “nacionalismo de los recursos naturales constituye amenaza para la inversión en minería”. Lo mismo que dice el FMI: “cualquier restricción a la exportación, impuesto o subsidio a los minerales críticos por parte de los Estados resulta un problema para el funcionamiento eficiente de los mercados”. Claramente las banderas coloniales que flamean en el territorio. Las reglas de juego que apoyan y promueven son las que les permiten llevarse el litio y los dólares, sin pagar impuestos y sin que nadie los controle.

Rechazan promover cierto desarrollo industrial en los propios paises. Rechazan cualquier control sobre su actividad. Solo pagan regalías e impuestos y liquidan divisas sobre las cantidades y precios que se les antoja declarar. Son ellos los que imponen su ley e impulsan reformas constitucionales como la de Morales en Jujuy para desalojar y expropiar los derechos de las comunidades originarias para su saqueo ilimitado.

La extorsión con la deuda externa, a través del FMI, apunta a quedarse con el litio y los recursos naturales. La respuesta debe ser su estatización bajo control obrero colectivo y desconocer la deuda. Tareas que ninguna fuerza de la burguesía puede llevar adelante.

 

(nota de MASAS nº439)

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