Brasil: No al aumento de tarifas

En defensa de la estatización, sin indemnización, de todo el sistema de transportes, ¡bajo control de los trabajadores y usuarios!

Pases gratuitos para estudiantes y desocupados

Contra el aumento del coste de la vida, ¡hay que luchar por un salario mínimo vital, con reajuste automático! ¡Empleo para todos con estabilidad!

¡Toda la fuerza a las manifestaciones contra la subida de tarifas! ¡No al divisionismo! ¡Unificar las luchas en torno a las reivindicaciones básicas de los oprimidos!

Establecer el vínculo entre la lucha contra el aumento de las tarifas y la lucha contra las privatizaciones, ¡así como contra la represión de los luchadores! ¡Abajo los juicios, las detenciones, los despidos políticos y toda la legislación antihuelga!

¡Que las centrales, sindicatos, movimientos y organismos estudiantiles convoquen una Jornada Nacional de Lucha, con paros y manifestaciones masivas en las calles!

El gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas/Republicanos, ha decidido aumentar las tarifas del metro y del CPTM de 4,40 a 5,00 reales. También han subido las tarifas de autobús en varias ciudades, así como las de los autobuses interurbanos (EMTU). El aumento del coste del transporte tiene un fuerte impacto en el coste de la vida de los trabajadores y de la juventud oprimida. Teniendo en cuenta el nuevo salario mínimo de 1.412,00 reales, el coste medio del transporte representa el 15,6% de esta cantidad.

El aumento de las tarifas sólo sirve para enriquecer a un puñado de capitalistas, que se benefician de un servicio esencial. La inmensa mayoría de los asalariados tienen que utilizar el transporte público todos los días, para ir a trabajar, estudiar, buscar empleo, etc. Como los salarios no aumentan al mismo ritmo, la factura no cuadra: muchos acaban teniendo que ir y volver andando a pie de su lugar de estudio/trabajo (a veces sumando largas distancias), o tienen que gestionar su presupuesto familiar recortando tal o cual gasto -cuando no hay forma de reducir gastos, la solución es endeudarse, favoreciendo a bancos y usureros-. El presupuesto de las familias pobres funciona, como dice el refrán, como una manta corta: si cubre la cabeza, deja fuera los pies.

Con las contrarreformas aprobadas en los últimos años, especialmente la reforma laboral, se han fortalecido el subempleo y la informalidad, lo que ha provocado la eliminación de derechos y la reducción de los salarios. El año pasado, según el IBGE, la renta media de los brasileños aún no había recuperado el nivel anterior a la pandemia. En términos absolutos, Brasil tenía 80,5 millones de pobres y miserables en 2022, de una población total de 203 millones. Como se puede ver, la crisis del capitalismo es implacable, y el aumento de las tarifas de transporte sólo empeora la situación.

Por eso, la lucha contra este aumento debe situarse en el contexto más amplio de la defensa de las condiciones de vida de los explotados, en defensa de sus reivindicaciones básicas de empleo, salario y derechos. El POR levanta la bandera del salario mínimo vital, que es la cantidad necesaria para mantener a los trabajadores y a sus familias, calculada por las asambleas y ajustada automáticamente: si suben los precios, suben los salarios. Ningún trabajador debe recibir menos del salario mínimo calculado por el DIEESE, que es de 6.294,71 reales. Además de eso, es fundamental defender el empleo para todos, con estabilidad, aplicando la escala móvil de horas de trabajo, que significa dividir las horas de trabajo entre todos los que pueden trabajar, sin reducir los salarios. Estas banderas deben combinarse con la defensa de los pases libres para estudiantes y desempleados, ya que estos sectores requieren medidas específicas de protección.

Es un programa que parte de lo más concreto, que es la respuesta al problema de la miseria de las masas, pero no se queda ahí, tiende puentes con banderas más generales, como la lucha por la estatización, sin indemnización, de las empresas de transporte, bajo control de los trabajadores y usuarios.

Por eso es importante que las direcciones de las centrales, sindicatos, movimientos y organismos estudiantiles convoquen asambleas presenciales, organicen comités y movilicen a sus bases para construir un movimiento masivo y unificado. Debemos rechazar cualquier medida que lleve a la división de la movilización, como la definición de dos manifestaciones en fechas muy próximas, una convocada por los organismos estudiantiles (4/1) y otra por el Movimiento Pase Libre (10/1), lo que evidentemente dispersa las fuerzas. Nuestro objetivo debe ser unificar las luchas, incluso a nivel nacional. Es esencial que las direcciones convoquen una Jornada Nacional de Lucha, con paros, bloqueos, ocupaciones y grandes acciones callejeras.

Vale la pena recordar que el proceso de privatización ha ido avanzando en el último período, como se ha visto en el caso de Sabesp, y también amenaza al Metro y al CPTM. Las dos jornadas de huelga, el 3/10/23 y el 28/11/23, sirvieron para desenmascarar el privatismo del ultraderechista gobernador Tarcísio, pero también mostraron la necesidad de que el movimiento supere los métodos fallidos de presión parlamentaria, la apelación a los tribunales burgueses y el electoralismo. La movilización sólo puede avanzar en el terreno de la independencia de clase y con los métodos históricos de lucha del proletariado, es decir, con la acción directa de las masas.

Esta es también la forma de hacer frente a la intensificación de la represión contra los luchadores. El gobierno ha dejado un rastro de persecución política a su paso: trabajadores despedidos en el Metro y cuatro detenidos en la manifestación en Alesp contra la privatización de Sabesp. La lucha contra la subida de las tarifas debe dar una respuesta política al problema, exigiendo la retirada de los procesos judiciales, ¡abajo las detenciones, los despidos políticos y toda la legislación antihuelga!

(POR Brasil – Masas n°705)

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