Garantizar un masivo y contundente paro de la CGT y las CTAs el 9 de Mayo organizándolo desde las bases

La CGT anunció el segundo paro general al que han adherido las CTAs. No hay antecedentes de dos paros generales en los primeros 5 meses de un gobierno, como hay pocos antecedentes de un ataque tan brutal contra los trabajadores en tan poco tiempo.

Se anunció que el consejo directivo de la CGT aprobó por unanimidad el plan de acción que comienza el próximo 23 de abril en que adhiere a la movilización de las universidades en defensa de la educación pública. Y el 1º de Mayo convoca una movilización en todas las provincias apoyándose en sus 80 regionales.

Es la respuesta del movimiento obrero a los miles de despidos estatales y privados; a la reducción deliberada de salarios, jubilaciones y planes, mediante la liberación desenfrenada de precios y tarifas; al abandono de los comedores; a la asistencia médica; a la recesión provocada; a la reducción de presupuestos de salud, educación, obra pública, de ciencia y tecnología, de cultura, etc. Casi no se recuerda una caída tan drástica del consumo en general, de alimentos, del consumo de carne, de pan, de leche y hasta de medicamentos recetados. Una caída provocada conscientemente, con la estúpida idea de que por esa vía se termina con la inflación. Al mismo tiempo que promete que cumplirá con todas las exigencias del FMI y los acreedores entregando las empresas del Estado y los recursos, facilitando el saqueo generalizado.

Es la respuesta conjunta que suma a los cientos y miles de luchas que protagonizan los trabajadores en sus lugares de trabajo, en sus sindicatos y los desocupados con sus movimientos, semana tras semana, enfrentando las amenazas y la represión directa por parte del Gobierno dictatorial. La respuesta unitaria de las centrales potencia la voluntad de resistir y derrotar la política de los grandes capitalistas y el imperialismo que encarna Milei.

En el plenario de la CGT hubo discursos de apoyo al plan de acción y de solidaridad con los heridos y detenidos durante la represión policial del día anterior tratando de disolver de manera violenta la manifestación que protagonizaron la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y la Unidad Piquetera que reclaman por el deterioro de los comedores comunitarios.

Hubo un rechazo unánime a la decisión del gobierno de poner un tope a los acuerdos salariales -no homologando a los que superen ese tope-, como pasa por ejemplo con la paritaria de camioneros, la de aceiteros y también la de la UOM. El gobierno garantizó libertad para que suban todos los precios de la economía menos el precio de la fuerza de trabajo, interviniendo en los “acuerdos entre partes”. Este es un aspecto central de la política del gobierno.

El Gobierno convocó por primera vez oficialmente a una delegación de la CGT, el día anterior a la reunión de su directiva, haciendo un esfuerzo para que no se concretara el llamado a parar, tratando de dividir a las direcciones. Participaron el jefe de Gabinete, Nicolás Posse y el ministro del Interior, Guillermo Francos, las promesas que hicieron se desvanecieron rápidamente. Ejercen la máxima presión junto con los empresarios, para tratar de dividir y paralizar a las direcciones sindicales y no dejan de trabajar para que se levante el paro.

El Gobierno acusa a la CGT de no haber hecho paros contra Alberto Fernández, habiendo caído el poder adquisitivo de los salarios, lo que es cierto. Como es cierto que se trata de direcciones burocráticas que defienden la gran propiedad de los medios de producción y la explotación obrera, que han abandonado la lucha por el salario mínimo vital, contra las formas de precarización laboral, por terminar con toda forma de trabajo en negro. Es cierto que la burguesía ha podido avanzar tanto sobre los derechos de los trabajadores por la pasividad y complicidad de las direcciones sindicales.

Pero es innegable que las medidas que ha adoptado son las que corresponden con la gravedad del ataque contra la clase obrera y contra la Nación. Y en gran medida son producto del malestar en las bases, del insistente reclamo de paro general aunque muchos no acuerden con sus direcciones. Es nuestro paro, es nuestra movilización, son las medidas que reclamamos semana tras semana, vamos con nuestras propias banderas.

Es de fundamental importancia que la clase obrera intervenga unitariamente, como un solo puño y con sus propios métodos de lucha, que tome la iniciativa de centralizar la resistencia, garantizando la más amplia participación en todos los sectores, con sus propios reclamos. Esta actitud ayuda a explicar que es la única clase que puede liderar este proceso y derrotar las políticas de Milei que son las del gran capital nacional y extranjero. Que no será el Congreso ni las elecciones el terreno donde dirimir esta lucha, como pretende toda la oposición democratizante e impotente. Solo se resuelve en el terreno de la lucha de clases.

• El salario mínimo vital y móvil debe elevarse inmediatamente al igual que las jubilaciones. El mínimo es lo que cuesta la canasta familiar (hoy $1.250.000).

• Rechazamos todos los despidos y suspensiones.

• No se puede exportar un gramo de cereal ni de carne, ni alimentos procesados, hasta que esté asegurado que todos los habitantes del país están alimentados;

• Por la derogación del Decreto 70/2023 (DNU)

• Poner en marcha inmediatamente un plan de obras públicas bajo control colectivo de los trabajadores;

• Rechazar los proyectos de reforma laboral de los capitalistas; defender las paritarias; defender todos los derechos conquistados, ahora y para el futuro también;

• Ningún impuesto al salario de los trabajadores;

• Contra toda forma de ilegalizar o limitar el derecho de huelga; la sindicalización y la organización desde los lugares de trabajo; no a la declaración de “actividades esenciales”;

• Incrementar los presupuestos de educación, salud, ciencia, etc.

• Contra toda privatización de empresas del Estado, por la recuperación de las privatizadas bajo Menem que ocupan sectores vitales de la economía; No a la privatización del sistema jubilatorio;

• Por el desprocesamiento de luchadores, terminar con el Protocolo represivo, castigo a los responsables de la represión sobre las marchas y la ocupación de los lugares de trabajo, castigo a todos los elementos que hicieron inteligencia sobre las protestas y a quienes dieron las órdenes;

• Por el desconocimiento de toda la deuda externa fraudulenta, ruptura con el programa del FMI.

• Por el monopolio estatal del comercio exterior y la banca. Basta de fuga de divisas, de contrabando, de extorsión sobre el país. Recuperar el Paraná, los lagos, los puertos. Recuperar todo el petróleo y el gas para el país, que nos obligan a pagar como si lo importáramos desde Oriente Medio.

• Recuperar las Malvinas que son Argentinas. Fuera las bases de la OTAN. Ninguna intromisión de EEUU en los asuntos del país. Continuidad del plan nuclear, el puerto de Tierra del Fuego, las represas en Santa Cruz, etc.

• Ningún acuerdo militar con EEUU, ningún apoyo a la guerra provocada en Ucrania por EEUU y la OTAN; apoyo a la lucha del pueblo palestino por su liberación contra el genocidio del Estado de Israel.

Este pliego solo puede ser impuesto por medio de la lucha de clases. Es necesario que la clase obrera se independice políticamente de todas las variantes patronales para que pueda convertirse en caudillo de la mayoría oprimida en un auténtico frente único antiimperialista y luche por su propio poder para terminar con este sistema que nos lleva a la barbarie. El capitalismo no puede ser reformado, está en plena descomposición. Es necesario desbloquear las fuerzas productivas y organizar la economía sobre otras bases, socialistas.

(Nota de MASAS n°455)

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