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La situación crítica de las fábricas ceramistas

Una reflexión acerca de las cooperativas

Las fábricas ceramistas han llegado a una situación de inflexión con el corte de luz y gas en Cerámica Neuquén y Zanon, imponiendo el cese en la producción de las mismas. Los ceramistas han desarrollado múltiples acciones para exigir que el gobierno de la provincia intervenga, ya que con esta situación deja más de 130 familias sin ingresos económicos para poder sostenerse. La solidaridad de clase no tardó en llegar, con aportes económicos y de alimentos, pero sabemos que es una acción para moralizar la lucha.

Todos los gobiernos han intentado terminar con la experiencia obrera que tiene una importancia fundamental a nivel regional y nacional. Pero ha sido el gobierno de Figueroa el que tomó la firme decisión de poner fin a las gestiones obreras. La respuesta al reclamo de los obreros es la “Reconversión productiva”, con la cual las instalaciones se transformarían en centros de logística y distribución para otros rubros. Los obreros han discutido en sus asambleas aceptar esta propuesta en pos de defender los puestos de trabajo.

Ante este escenario desde el POR nos parece importante poder analizar y reflexionar las principales lecciones que aporta esta experiencia obrera que hemos defendido incondicionalmente desde el primer día, pero también planteando las limitaciones de la misma. Defender Zanon y Cerámica Neuquén es defender los intentos de poner en pie el programa de la clase obrera frente al cierre de fábricas por parte de la burguesía.

Desde 2001, momento en que los obreros tomaron y luego pusieron a producir la fábrica bajo control y luego gestión de sus trabajadores, se ha discutido cuál era la salida para las fábricas ceramistas. Como organización acompañamos este proceso y hemos criticado a la dirección política que osciló entre la expropiación y estatización, por un lado, y transformar la expropiación y la cooperativa en el fin último. Esto tuvo su expresión en consignas tales como “expropiación es revolución”. 

En nuestro XIV congreso, desarrollamos una resolución acerca de “La ocupación de fábricas y las empresas recuperadas por sus trabajadores”, en la cual concentramos las principales ideas con las cuales veníamos interviniendo en Zanon. Allí confrontamos la idea de defensa de las cooperativas y explicamos cómo éstas se habían transformado en una política de la burguesía para no estatizar las fábricas y lograr frenar la convulsión social del periodo de alza del 2001.

Fue el Kichnerismo quien impulsó la nueva ley de quiebras, con lo cual los trabajadores tenían la posibilidad de transformarse en propietarios de las fábricas que quebraran y eran abandonadas por la patronal. De esta forma transformaron a los trabajadores en propietarios que debían arreglárselas para ver cómo hacían para sobrevivir en los marcos del sistema capitalista, pero sin ninguno de los beneficios que tienen los empresarios burgueses.

Claro está que es la propia situación de la lucha de clases la que impuso la cooperativa y sería ridículo hacer responsable de ello a los obreros, pero quienes nos reivindicamos revolucionarios tenemos la tarea de hacer conscientes las definiciones y programas que levanta la clase obrera. Por eso hemos expresado hasta el cansancio que “expropiación” sin estatización no es “revolución”. Frente al proceso de desindustrialización que se vive en el país y el cierre de fábricas, la respuesta obrera es la ocupación y estatización bajo control obrero. 

“La bandera de la estatización representa la consciencia de no perder el carácter de clase de sus obreros. La estatización pone en manos de la clase (y su vanguardia) la responsabilidad de sacar adelante la empresa para beneficio de todos los oprimidos y en ese marco lleva a la clase a chocar con el Estado. Es esencial para los obreros no perder su condición de asalariados. Ahí radica el carácter transitorio de la consigna de estatización bajo control obrero, que muestra en la práctica a los obreros la necesidad de destruir esta sociedad y construir su propio Estado, su propia dictadura. Rechazar el programa de estatización por temor a retroceder en el control obrero significa abandonar el programa de la clase por uno extraño a la misma.” (Resolución XIV congreso del POR Argentina).

Reivindicamos que durante más de 20 años de luchas se haya podido defender los puestos de trabajo. Criticamos que se haya abandonado el programa de estatización bajo control obrero poniendo en pie una empresa única ceramista, confiando en las cooperativas. Ante la decisión de Figueroa de darle un golpe mortal a las fábricas no ha habido una respuesta de clase, desde las centrales sindicales. El programa de estatizar las fábricas que cierran solo puede ser impuesto por la lucha generalizada de la clase obrera, hay que barrer con las burocracias sindicales cómplices del ajuste.

Apoyamos la decisión de los obreros. Toca a toda la vanguardia asimilar este duro golpe, sacando las mejores conclusiones como así también seguir acompañando la lucha de los compañeros ceramistas en la defensa de los puestos de trabajo.

(Articulo de MASAS n°484)