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Milei no solo es el candidato de Trump, es su delegado colonial en Argentina, que debe cumplir todas sus instrucciones

La intervención directa de EE.UU., de su secretario del Tesoro Scott Bessent, salvó al Gobierno del naufragio esta semana. Intervino a primera hora del lunes para decir que su Gobierno tomaría todas las medidas necesarias para evitar el naufragio. Conscientes de que el Gobierno argentino se encontraba en un callejón sin salida, desesperado, por su propio fracaso. Tomaron medidas excepcionales de rescate. Aun no se sabe cuánto podrá sostenerse, porque el auxilio extraordinario del FMI en abril fracasó.

El Gobierno no podía ocultar que estaba en zona de default, de incumplimiento del pago de los próximos vencimientos de la deuda. No solo no acumulaba reservas sino que estaba derrochando a gran velocidad las que tenía para sostener la cotización del dólar (en tres días había vendido 1.100 millones de dólares y los especialistas especulaban sobre cuántos días tardaría en quedarse sin dólares).

El objetivo de Milei y su gobierno era llegar a las elecciones de octubre mostrando una baja de la inflación y un superávit fiscal, aunque fueran dibujados, para intentar tener un buen resultado e incrementar sus bancadas legislativas. Las elecciones provinciales de los últimos meses mostraron solo derrotas, especialmente en la Provincia de Buenos Aires donde quiso polarizar contra el Gobernador. La catástrofe económica se registró en las urnas y anticipaban un mal resultado para las elecciones nacionales de octubre, acelerando la crisis política.

La intervención del amo imperial apunta a socorrerlo en estas semanas preelectorales para atenuar el efecto del desastre y sobre todo de los cimbronazos políticos que puede ocasionar su derrota electoral nacional.

EE.UU. se anticipa diciendo que asistirá con dólares para hacer frente a una corrida, ya que Argentina no tiene a dónde recurrir para seguir pidiendo préstamos. Dice que podrá comprar nuevos bonos que emita el país y que puede comprar los ya emitidos, provocando una suba en su cotización, haciendo bajar el “riesgo país”. La certeza de que el país no contaba con los dólares para pagar las deudas (que era el objetivo central) y que no podría refinanciar era un golpe mortal para el Gobierno. Las cotizaciones de las acciones de las empresas argentinas y los bonos cayeron fuertemente desde enero, apenas se recuperaron con el préstamo y los anuncios de abril, para seguir por la pendiente pocas semanas después.

Un ejemplo: el bono Bonar 2041(en dólares), que cotizaba la semana pasada unos 48 dólares, expresaba que por cada 100 dólares de valor nominal, el mercado reconocía menos de 48 dólares, mostrando cómo había crecido el riesgo de cobrarlo a su vencimiento. La intervención abierta de EE.UU. hizo que su cotización subiera fuertemente.

El Banco Mundial anunció que está acelerando su “apoyo a la Argentina”, de “hasta US$4.000 millones en los próximos meses en respaldo de la agenda de reformas y crecimiento a largo plazo del país”. Debería decirse en apoyo a los fondos especulativos que se fugarán esos dólares del país.

Esta actitud excepcional de EE.UU. es la retribución por los servicios prestados y por los que sigue y seguirá prestando Milei. Es un sirviente que sigue con obediencia todas sus orientaciones en un momento en que la gran potencia está cada vez más aislada, donde tiene pocas bases donde apoyarse en Latinoamérica. No podemos hablar de un aliado porque supondría condiciones de igualdad, la relación es de absoluto sometimiento, que ni siquiera se disimula.

Las exigencias del amo imperial siguen en el orden de privilegiar a sus empresas en las inversiones en el país y en la extracción de sus recursos, por sobre la presencia de empresas chinas o europeas y romper todo lo que puedan la presencia China en la economía. Seguramente avancen sobre la presencia militar en nombre de su “seguridad nacional” y el “combate al narcotráfico y el terrorismo” y en otras medidas que viene anticipando su nuevo embajador Lamelas. Argentina refuerza con esta intervención su condición de colonia de EE.UU.

El FMI y el gobierno de EE.UU. siguen con fuerte presión para que se libere la cotización del dólar, se acumulen reservas, se termine con las restricciones a las empresas para comprar y girar dólares al exterior; para avanzar con la reforma laboral e impositiva.

Que EE.UU. directamente, como país, se convierta en acreedor de Argentina, reemplazando a acreedores privados, endurece las condiciones de cualquier negociación futura. Vendrán más condicionamientos para nuestra economía.

La orden de Scott Bessen en contra de la eliminación de las retenciones a las exportaciones fue acatada inmediatamente por Caputo que dio por terminadas la baja de las retenciones a cero, dice que en 3 días alcanzó la recaudación que buscaban. El Secretario del Tesoro respondió a la exigencia de los productores norteamericanos de soja que lo increparon por ayudar con miles de millones de dólares a la Argentina mientras el país elimina impuestos a las exportaciones mejorando su precio para exportar a China. Así, el Gobierno argentino deberá enterrar su promesa a la Sociedad Rural de que iría reduciendo las retenciones hasta eliminarlas por exigencia del amo, reabriendo un conflicto con el “campo”.

Cuando Scott Bessent dice que“Inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en sus pagos” es para tratar de atenuar la respuesta negativa de los “mercados” anteel resultado electoral y minimizar los “intentos destituyentes”. Saben perfectamente que entre los empresarios más poderosos discuten cómo reemplazar al Ministro de Economía o a Milei antes que todo explote.

Bessent alienta el voto por Milei diciendo: “También he estado en contacto con numerosas empresas estadounidenses que tienen la intención de realizar importantes inversiones extranjeras directas en múltiples sectores de Argentina en caso de un resultado electoral positivo”. Es una especie de chantaje al electorado: si votan bien… habrá inversiones. La realidad es que estos dos años no las hubo. También presionan al Gobierno para que garantice su gobernabilidad logrando alianzas con otros sectores políticos viendo su incapacidad para seguir imponiendo por decreto sus políticas.

En 2018 Trump apoyó a su candidato Macri y ordenó al FMI entregar un préstamo extraordinario para asegurar su reelección. Fracasó. Son decenas de miles de millones de más deuda para el país, que pagamos todos, para sostener antes a Macri y ahora a Milei. Toda la deuda debe ser desconocida. Es un fraude. No es para ayudar al país, es para socorrer a los especuladores, para despilfarrar dólares en importaciones. Otra vez EE.UU. interviene abiertamente en la política nacional, en la economía, para sostener a su candidato. Ya Kristalina Georgieva desde el FMI dio su apoyo a Milei para que continúe con la aplicación de su programa de ajuste.

Ni el Congreso ni la Justicia podrán detener esta entrega de la soberanía. Se han negado a investigar todas las irregularidades de los préstamos anteriores y el destino de esos dólares, no hay razón para que esta vez pueda hacerlo, a menos que se vean obligados por una imponente movilización popular que amenace su propia existencia.

Las centrales sindicales, los sindicatos, los movimientos de desocupados, los partidos que se reclaman de la clase obrera y el pueblo deben pronunciarse inmediatamente rechazando la intervención colonial y llamando a la movilización y medidas de repudio y rechazo, en defensa de la soberanía nacional pisoteada por este gobierno vendepatria. No alcanzan los discursos. Es necesario adoptar medidas concretas de resistencia. Este mayor sometimiento tendrá consecuencias aún peores para la mayoría.

La clase obrera es la única clase que puede liderar la lucha por la emancipación nacional, con su política, con sus métodos de lucha, estructurando frente único antiimperialista para luchar por la liberación nacional y social. La burguesía, su Estado, sus instituciones, sus partidos, nos han llevado a este extremo de sometimiento y entrega que hunde al país, no deben seguir gobernado, debe ser expulsada del poder.

Es necesario desconocer todos los acuerdos e imposiciones de EE.UU. ¡Fuera de Argentina! ¡No a las agresiones militares contra Venezuela y Panamá! ¡No a las sanciones contra Brasil! ¡No a la extensión de la OTAN! ¡Fuera de América Latina!

Con estas banderas también intervenimos en la campaña electoral.

(Editorial de Masas n°489)