Petroleros: ni el preacuerdo flexibilizador cumplen las empresas

En los últimos días de agosto las empresas petroleras y el gremio petrolero de Neuquén, Río Negro y La Pampa, liderado por Pereyra, firmaron un preacuerdo laboral con el “supuesto” objetivo de reactivar el trabajo en el campo, reactivar el trabajo y el sueldo. Este preacuerdo que se firmó por seis meses, contiene una serie de puntos que precarizan las condiciones laborales, y que era lo que YPF buscaba con la tan mentada mejora de la productividad. Como de costumbre, la burocracia sindical aceptó estas modificaciones, anunciándolas como un gran logro, que no modifican el convenio colectivo, y que incluirían el 16 % de aumento que las empresas debían de la paritaria 2019. Estos puntos son: incorporación de bonos como el de paz social, adicional torre, adicional disponibilidad, adicional yacimiento, adicional choferes de transporte y adicional torre Servicios Especiales, que pasarán a ser no remunerativos. A ello se incorpora la forma de trabajo rotativa, por la cual los operarios podrán pasar hasta 7 días en sus casas sin goce de haberes, bajo una modalidad de suspensión. En los servicios especiales se autorizan las tareas de desmonte, traslado y montaje nocturnos, la adecuación de la cantidad de mecánicos, eléctricos y soldadores a las necesidades de las empresas y se suspende la asignación específica para que los mismos operarios de un equipo puedan colaborar en prestaciones a otro equipo cercano, es decir un preacuerdo flexibilizador de las condiciones laborales.

Este preacuerdo, que se traduciría en un acuerdo el 10 de septiembre, con las firmas de las partes, finalmente fracasó porque las empresas se negaron a pagar el 16 % de la paritaria nacional 2019, y si lo incorporaban, sería tomada como bono de productividad. Ante esto, tanto petroleros privados, como petroleros jerárquicos, tomaron la decisión de llamar al paro. Inmediatamente Nación obligó a todos los gremios petroleros nacionales a acatar una conciliación obligatoria, para evitar frenar la actividad en los pozos de gas, de petróleo y en las refinerías. Hasta al momento las reuniones no han tenido resultados, por lo que nuevamente se reunirán el miércoles 23 de septiembre. Pereyra, ante la presión de los obreros petroleros, denunció a las empresas que le están debiendo al sindicato y a la mutual los aportes por el orden de los $1100 millones, y apunta también al gobierno nacional solicitando que implemente ya el plan gas 4 que demandan las empresas (actuando casi como un lobista de las petroleras), que aumente el precio del barril criollo, y que permita la apertura de la paritaria 2020 (porque sostienen que si lo hicieron con camioneros, lo tienen que hacer con ellos), paritaria que hasta aquí se la viene negando desde el Ministerio de Trabajo.

Se debería llamar ya al paro total, exigir el pago total de la paritaria nacional 2019, que se abra la paritaria 2020, que no se aplique ninguna flexibilización laboral, que monten nuevamente los campamentos petroleros en Vaca Muerta y en todo el país para que todos los trabajadores estén en ellos produciendo y cobrando la totalidad de su salario, y no el actual 60 %. La cuestión de la energía es fundamental para el desarrollo del país, es necesario que YPF y toda la producción petrolera pase a manos del Estado, que se estatice sin pago a todas las privadas y que esté bajo control obrero colectivo, es la única manera de salir de esta situación a la que han llevado el gobierno nacionalista burgués de Fernández, las empresas petroleras multinacionales como Chevron, y el burócrata de Pereyra.

(nota de MASAS nº 378)

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