La posición del bolchevismo sobre la paz sin anexiones

En los masas anteriores publicamos el Informe y el Decreto sobre la Paz del 26 de octubre de 1917. El objetivo era el de comprender lo que está ocurriendo en la guerra de Ucrania. La cuestión de la paz sin anexiones aparece objetivamente en el conflicto, en la medida en que el imperialismo pretende anexionarse Ucrania, como medio de extender y reforzar el cerco económico y militar de Rusia. Y a su vez, bajo la intervención de las fuerzas rusas en Ucrania, ha surgido la anexión del Donbass. El Comité de Enlace por la Reconstrucción de la IV Internacional (CERCI) afirma que sólo el proletariado unido y en lucha puede imponer al imperialismo una paz sin anexiones. Esto exigiría que Rusia respetara la autodeterminación y la unidad territorial de Ucrania.

Como vemos, la defensa proletaria del fin de la guerra corresponde a la aplicación de la bandera de la paz sin anexiones, enarbolada por el bolchevismo, y aplicada por el recién creado gobierno obrero y campesino en la Revolución de Octubre de 1917. El Decreto de Paz sin Anexiones del 26 de octubre de 1917 bastaría para ayudar a comprender las nuevas condiciones de guerra promovidas por la ofensiva de Estados Unidos, los aliados europeos y la OTAN, y respondidas por Rusia con la invasión militar en Ucrania.

Los extractos que publicamos a continuación permiten ampliar y profundizar la comprensión del significado y el contenido de clase de la bandera de la paz sin anexiones, que sólo puede ser aplicada por el proletariado en su lucha por el derrocamiento del capitalismo. Una de las primeras formulaciones del bolchevismo, bajo la dirección de Lenin, apareció en febrero de 1916, y guió el camino para la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, y permitió al Segundo Congreso Panruso de Diputados Obreros y Soldados, celebrado los días 25 y 26 de octubre de 1917, aprobar el Decreto de Paz sin Anexione (POR Brasil – Masas nº679)s 


Los extractos que siguen corresponden a la Primera Variante de la Proposición del CC del POSDR y a la Proposición del Comité Central del POSDR a la Segunda Conferencia Socialista, de finales de febrero y principios de marzo de 1916. Se trata de un proyecto preparado y presentado por Lenin al Comité Central, que debía ser aprobado en forma de tesis en respuesta a la Segunda Conferencia Socialista, convocada por la Comisión Socialista Internacional. Las tesis sobre la paz sin anexiones fueron enviadas a las secciones bolcheviques en el extranjero y a los internacionalistas de izquierda en países como Francia, Suecia e Inglaterra. La Proposición se debatió en las reuniones de la izquierda en el marco de la Conferencia de Kienthal. Hemos seleccionado la tesis número 10 de la Primera Variante de la Proposición porque contiene una definición de anexión, que no puede confundirse con la abolición de las fronteras entre naciones. Y las tesis número 5 y 6 de la Proposición, donde Lenin denuncia la posición hipócrita de los seudosocialistas sobre la paz sin anexiones. Reproduce la distinción entre anexión y eliminación de las fronteras nacionales. La anexión se caracteriza cuando la incorporación de un territorio se impone violando la autodeterminación de la nación oprimida. Es importante comprender la relación entre anexión y autodeterminación. En la Tesis 6, Lenin expone el carácter de clase de la defensa de la paz sin anexiones y su vínculo con la guerra civil dirigida a la conquista del poder por el proletariado.

PRIMERA VARIANTE DE LA PROPOSICIÓN DEL CC DEL POSDR A LA SEGUNDA CONFERENCIA SOCIALISTA

“10. Una característica de la hipocresía actual en relación con el “programa de paz” es el supuesto reconocimiento unánime de la lucha contra las antiguas y nuevas anexiones. Pero la mayoría de los que hablan de las anexiones y de la lucha contra ellas no saben qué son las anexiones o generalmente ni quieren pensar en ellas. Está claro que no se puede denominar anexión a toda incorporación de un territorio “ajeno”, porque, en general, los socialistas sienten simpatía por la abolición de las fronteras entre las naciones, el acercamiento y la unión de las naciones, la formación de Estados más vastos. Está claro que no se puede considerar anexión a cualquier violación del statu quo: esa forma de pensar sería en extremo reaccionaria y burlaría los conceptos fundamentales de la ciencia histórica. Está claro que no se puede considerar anexión a toda incorporación coercitiva y militar de un territorio, porque los socialistas no pueden objetar la violencia si ésta es utilizada en beneficio de las masas populares y del progreso humano. Está claro que sólo puede y debe considerarse anexión la incorporación de un territorio contra la voluntad de sus habitantes. En otras palabras, el concepto de anexión está estrechamente vinculado al concepto de autodeterminación de las naciones.”


Propuesta del Comité Central del POSDR a la Segunda Conferencia Socialista

“5. El más importante de los “problemas de la paz” en la actualidad es el de las anexiones. Y justamente es en este problema donde se hace más evidente la hipocresía socialista, tan generalizada hoy, y también las tareas de la propaganda y agitación realmente socialistas.

Es necesario explicar qué es una anexión, y por qué y cómo deben luchar los socialistas contra las anexiones. No se debe considerar como anexión toda incorporación de territorio “ajeno”, pues los socialistas, en términos generales, están en favor de la eliminación de fronteras entre las naciones y de la formación de Estados más grandes; ni toda violación del statu quo puede considerarse como una anexión, pues sería archirreaccionario y una burla de los conceptos básicos de la ciencia histórica; ni puede llamarse anexión a cualquier incorporación de territorio por medios militares, pues los socialistas no pueden repudiar la violencia y las guerras en beneficio de la mayoría de la población. Se debe considerar anexión sólo la incorporación de un territorio contra la voluntad de su población: en otras palabras, el concepto de anexión está indisolublemente vinculado al concepto de autodeterminación de las naciones.”

“5. (…) Cualquier “programa de paz” es engaño al pueblo e hipocresía, si no se basa, en primer lugar, en explicar a las masas la necesidad de una revolución, y en el apoyo, la ayuda y el desarrollo de la lucha revolucionaria de masas que se inicia en todas partes”

(…)

Es el deber de los socialistas apoyar, ampliar e intensificar todo movimiento popular por el cese de la guerra. Pero, en realidad, sólo cumplen ese deber los socialistas que, como Liebknecht, en sus discursos parlamentarios, exhortan a los soldados a deponer las armas, y predican la revolución y la trasformación de la guerra imperialista en una guerra civil por el socialismo.

(Obras Completas, Lênin, tomo XXIII, páginas 276, 287 e 288)


Los extractos del libro de 1916 «El imperialismo, fase superior del capitalismo» proporcionan una definición del imperialismo, fundamental para comprender el reparto del mundo y una de sus características fundamentales, que es la política de dominación de los monopolios y del capital financiero mediante anexiones.

EL IMPERIALISMO, FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO

“Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. Una definición tal comprendería lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de los grupos monopolistas de industriales y, por otra, el reparto del mundo es el tránsito de la política colonial, que se expande sin obstáculos en las regiones todavía no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial de dominación monopolista de los territorios del globo, enteramente repartido.”

(…)

“Lo característico para el imperialismo consiste precisamente en la tendencia a la anexión no sólo de las regiones agrarias, sino también de las más industriales (apetitos alemanes respecto a Bélgica, los de los franceses en cuanto a la Lorena), pues, en primer lugar, el reparto definitivo de la Tierra obliga, al proceder a un nuevo reparto, a tender la mano hacia toda clase de territorios; en segundo lugar, para el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiración a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorios no tanto directamente para sí, como para el debilitamiento del adversario y el quebrantamiento de su hegemonía (para Alemania, Bélgica tiene una importancia especial como punto de apoyo contra Inglaterra; para Inglaterra, la tiene Bagdad como punto de apoyo contra Alemania, etc.).”

(Obras Completas, Lênin, tomo XXIII, páginas 387, 388 e 390)


Los extractos que figuran a continuación proceden del folleto «Balance de una discusión sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación», julio de 1916. El primer extracto expone una definición más acabada de la anexión, muestra que los marxistas se oponen a las anexiones no porque se lleven a cabo por la fuerza, sino porque violan la autodeterminación de la nación oprimida. Lenin destaca la relación intrínseca entre el derecho a la autodeterminación y el desmembramiento de una nación mediante la anexión. La segunda, aborda el problema de la opresión nacional. La lucha contra las anexiones corresponde al programa proletario de lucha contra toda forma de opresión nacional. La tercera, indica la relación entre la unidad de la clase obrera y la lucha revolucionaria por la autodeterminación de la nación oprimida y contra las anexiones.

Balance de una discusión sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación

El concepto de anexión habitualmente incluye: 1) el concepto de fuerza (incorporación por la fuerza); 2) el concepto de opresión por otra nación (incorporación de una región “ajena”, etc.) y a veces 3) el concepto de violación del statu quo. Hemos señalado todo eso en las tesis y no fue criticado.

Ahora bien, ¿pueden los socialdemócratas oponerse al uso de la fuerza en general? Claro está que no. Por lo tanto, no nos oponemos a las anexiones porque configuren fuerza, sino por alguna otra razón. Tampoco pueden los socialdemócratas defender el statu quo. Por muchas vueltas que se le dé, la única conclusión posible es la siguiente: una anexión es la violación de la autodeterminación de una nación, es el establecimiento de las fronteras de un Estado en contra de la voluntad de la población.

Oponerse a las anexiones significa estar a favor del derecho a la autodeterminación.

(…)

  1. ¿POR QUÉ LA SOCIALDEMOCRACIA SE OPONE A LAS ANEXIONES?

Desde nuestro punto de vista, la respuesta es clara: porque la anexión viola la autodeterminación de las naciones o, dicho de otro modo, porque es una de las formas de opresión nacional.

(…)

Nosotros afirmamos: para que estemos en condiciones de realizar la revolución socialista y derrocar a la burguesía, los obreros deben unirse estrechamente, y a esta estrecha unión contribuye la lucha por el derecho de las naciones a la autodeterminación, es decir, contra las anexiones.

(Obras Completas, Lênin, tomo XXIII, páginas 449, 455 e 457)


Los extractos que siguen son del folleto «Una caricatura del marxismo y del economisismo imperialista», agosto-octubre de 1916. El primer extracto diferencia la guerra de dominación imperialista de la guerra de liberación nacional. La segunda, establece el vínculo programático entre la lucha por la liberación nacional y la autodeterminación, lo que implica oponerse a las anexiones. La tercera, se refiere al vínculo entre política interior y exterior. No pueden separarse ni oponerse. En cuarto lugar, aborda la anexión económica y la anexión política. Esto es importante porque, por regla general, el imperialismo lleva a cabo la anexión económica mientras mantiene formalmente la independencia política de la nación oprimida. La quinta sección establece la condición entre el derecho de autodeterminación y el derecho de separación.

Una caricatura del marxismo y del economisismo imperialista

¿Entonces, cómo descubrir y definir “la esencia” de una guerra? La guerra es la continuación de la política. En consecuencia debemos examinar la política de preguerra, la política que condujo a la guerra y la provocó. Si era una política imperialista, es decir, que defendía los intereses del capital financiero, y saqueaba y oprimía las colonias y los países extranjeros, entonces la guerra que surge de esa política es imperialista. Si era una política de liberación nacional, es decir, si era la expresión del movimiento de masas contra la opresión nacional, entonces la guerra que surge de esa política es una guerra de liberación nacional.”

“La autodeterminación de las naciones es lo mismo que la lucha por la completa liberación nacional, por la plena independencia, contra las anexiones, y los socialistas no pueden —sin dejar de ser socialistas— rechazar tal lucha, en cualquiera de sus formas, inclusive hasta llegar a la insurrección o la guerra.”

(…)

“Es fundamentalmente erróneo, antimarxista y anticientífico, separar “la política exterior” de la política en general, ni qué hablar de oponer la política exterior a la interior. Tanto en política exterior como interior, el imperialismo tiende hacia la violación de la democracia, hacia la reacción. En este sentido el imperialismo es, indiscutiblemente, la “negación” de la democracia en general, de toda la democracia v no sólo de una de sus reivindicaciones, la autodeterminación de las naciones.”

(…)

“El gran capital financiero de un país puede siempre acaparar a sus competidores de otro país, políticamente independiente, y constantemente lo hace. Esto es completamente realizable desde el punto de vista económico. La “anexión” económica es plenamente “realizable” sin la anexión política y tiene lugar a menudo. En la literatura sobre eí imperialismo encontrarán a cada paso informaciones de que la Argentina, por ejemplo, es en realidad una “colonia comercial” de Inglaterra o que Portugal es en realidad un “vasallo” de Inglaterra, etc, Y en realidad es así: la dependencia económica respecto de los bancos ingleses, las deudas a Inglaterra, la adquisición, por parte de Inglaterra, de sus ferrocarriles, minas, tierras, etc., todo ello permite a Inglaterra “anexarse” estos países económicamente, sin violar su independencia política.

Autodeterminación de las naciones significa independencia política. El imperialismo trata de violar tal independencia porque la anexión política hace a menudo más fácil la anexión económica, más barata (es más fácil sobornar a los funcionarios, asegurar las concesiones, implantar una legislación ventajosa, etc.), más conveniente, menos enojosa; de igual modo el imperialismo trata de remplazar la democracia en general por la oligarquía. Pero hablar del carácter económicamente inalcanzable de la autodeterminación bajo el imperialismo es completamente absurdo”

(…)

“Nosotros exigimos de nuestros gobiernos que abandonen las colonias, o —para expresarnos en términos políticos exactos y no con algaradas de agitación—, que otorguen a las colonias plena libertad de separación, derecho real a la autodeterminación; y nosotros mismos estamos seguros de poner en práctica este derecho y otorgar esa libertad no bien conquistemos el poder. Lo exigimos de los gobiernos actuales y lo haremos cuando seamos gobierno, no para “recomendar” la separación, sino, al contrario, para facilitar y acelerar la unión y la fusión democráticas de las naciones.”

(…)

“Si exigimos la libertad de separación para los mongoles, persas, egipcios y para todas las naciones oprimidas y atropelladas sin excepción, no lo hacemos porque estemos por su separación, sino sólo porque estamos por la unión y la fusión libre y voluntaria y no por la unión coercitiva. ¡Esa es la única razón!”

(Obras Completas, Lênin, tomo XXIV, páginas, 33, 35, 44, 45 e 70)


El siguiente extracto pertenece al artículo «La guerra y el Gobierno Provisional», del 13 de abril de 1917. Lenin desenmascara la farsa del gobierno provisional, creado en la revolución de febrero, que de palabra representaba la renuncia a las anexiones. El objetivo del desenmascaramiento del gobierno de Miliukov es demostrar que sólo el proletariado puede y debe luchar consecuentemente contra las anexiones.

La guerra y el Gobierno Provisional

Cierto estadista, Bismarck, si no nos equivocamos, dijo una vez que, en lenguaje diplomático, aceptar “en principio” significa rechazar de hecho. Así hace Milukov. “En principio”, él está en contra de las anexiones”, de hecho está por las anexiones. Por eso es partidario de la guerra “hasta el fin”.

(Obras Completas, Lênin, tomo XXV, pág. 33)


El extracto que figura a continuación se encuentra en el conjunto de formulaciones destinadas a la Conferencia del POSDR (b) de la ciudad de Petrogrado. El proyecto de resolución sobre la guerra aparece como punto 9, abril de 1917. El primer extracto recoge la denuncia de la verborrea del gobierno burgués sobre la renuncia a las anexiones. Lenin muestra que tal gobierno no puede oponerse realmente a las anexiones porque está ligado al capital financiero. La segunda, refuerza el carácter de clase de las guerras de dominación y establece el contenido proletario de la lucha contra dichas guerras. La tercera, se refiere a la exigencia de defender el fin de la guerra de dominación y la paz sin anexión. Sólo entonces, en caso de negación por parte del imperialismo, los explotados estarán preparados para iniciar una guerra revolucionaria.

Conferencia del POSDR (b) de la ciudad de Petrogrado

“Tampoco merece confianza alguna la promesa de este gobierno de renunciar a las anexiones, es decir, a la conquista de países extranjeros o a la retención por la fuerza de cualquier nacionalidad dentro de las fronteras de Rusia”

(..)

“Nuestro partido hará ver al pueblo, paciente y tenazmente, la verdad de que las guerras son sostenidas por los gobiernos, de que las guerras se hallan siempre indisolublemente ligadas a la política de determinadas clases y de que por lo tanto esta guerra, iniciada por los bandidos coronados, por monarcas como Nicolás II, y por los bandidos no coronados—los capitalistas— , puede terminarse con una paz verdaderamente democrática, no impuesta, sólo cuando todo el poder del Estado pase a una clase que realmente no está interesada en defender los beneficios de los capitalistas, a la clase de los proletarios y semiproletarios realmente capaz de poner fin a la opresión del capital.

Sólo esta clase es capaz de renunciar efectivamente a las anexiones, de liberarse de la red del capital financiero y bancario, de convertir bajo determinadas circunstancias, no sólo de palabra sino de hecho, esta guerra rapaz en una guerra revolucionaria proletaria, en una guerra que se haga, no para aplastar a los pueblos débiles, sino para liberar a los obreros y a los campesinos del mundo entero del yugo del capital.”

“Los camaradas arriba mencionados, como redactores del órgano central de nuestro partido, y en nombre del partido, declararon ( Sotsial-Demofuat, núm. 47, Ginebra, 13 de octubre de 1915), que si la revolución colocase a nuestro partido en el poder durante la guerra, propondríamos inmediata y abiertamente a Alemania y a todos los otros pueblos una paz no impuesta, es decir democrática. Y que, en el caso de que los capitalistas alemanes, ingleses, franceses, etc., rechazaran esa paz, nosotros mismos iniciaríamos una guerra revolucionaria, llamando a nuestro lado a los obreros de todos los países”

Nota del traductor – la mención a “los dos camaradas de encima” se refiere al propio Lenin y a Zinoviev que redactaron el folleto “El Socialismo y la Guerra”.

 (Obras Completas, Lênin, tomo XXV, páginas 88, 92 e 93)


Los extractos que siguen son de la «Séptima Conferencia (de abril) de toda Rusia del POSDR(b)», 24-29 de abril de 1917. Los distintos pasajes pueden tratarse como un todo. La clave está en el último extracto, donde Lenin diferencia entre una guerra revolucionaria y una guerra capitalista. El problema reside en cómo hacer que las masas comprendan la diferencia y marchen hacia la toma del poder y la constitución de un gobierno proletario. Una de las exigencias prácticas es desenmascarar las posiciones burguesas que de palabra defienden la renuncia a las anexiones. Observamos cómo Lenin repite y subraya que sólo el proletariado puede luchar por el fin de la guerra de dominación, y lo hace bajo el programa de la revolución proletaria.

Séptima Conferencia (de abril) de toda Rusia del POSDR(b)

“La guerra actual es, por parte de ambos grupos de potencias beligerantes, una guerra imperialista, es decir, una guerra que hacen los capitalistas por el dominio mundial, por el reparto del botín capitalista, por los mercados ventajosos del capital financiero y bancario, por la estrangulación de los pueblos débiles.”

(…)

“Tampoco merece ningún crédito la promesa del actual Gobierno de renunciar a las anexiones, es decir, a la conquista de otros países o a la retención p01 la fuerza de cualquier nación dentro de los límites de Rusia.”

(…)

“Si decimos que es necesario renunciar a las anexiones· y contribuciones, debemos señalar, además, cómo ha de hacerse; y si se nos pregunta quién tiene que hacerlo, diremos que se trata, en esencia, de un paso revolucionario y que ese paso sólo puede darlo el proletariado revolucionario”

(…)

“Somos partidarios de la guerra civil, pero sólo cuando la sostiene una clase consciente. Puede derrocarse a quien el pueblo considera un avasallador. Pero en la actualidad no hay ningún avasallador, pues los cañones y los fusiles los tienen los soldados y no los capitalistas; estos no se imponen ahora por la violencia, sino por el engaño, y gritar que nos avasallan no se puede, es un absurdo. Hay que saber situarse en el punto de vista del marxismo, el cual nos dice que esta transformación de la guerra imperialista en guerra civil se basa en condiciones objetivas y no en condiciones subjetivas.

(…)

“El tercer punto se refiere al problema de cómo poner fin a la guerra. La posición de los marxistas al respecto es conocida, pero la dificultad estriba en cómo hacerla llegar a las masas en la forma más ciara posible. No somos pacifistas y no podemos renunciar a la guerra revolucionaria. ¿En qué se distingue una guerra revoh1cionaria de una guerra capitalista? Se distingue, ante todo, por la clase que está interesada en ella y por la política que aplica la clase interesada en esa guerra… Cuan.do se habla a las masas, hay que darles respuestas concretas. La primera cuestión es, pues, ésta: ¿cómo distinguir una guerra revolucionaria de una guerra capitalista? El hombre del pueblo no comprende en qué consiste la diferencia, no comprende que se trata de la diferencia de clases. No debemos expresarnos sólo teóricamente, sino mostrando de modo práctico que sólo libraremos una guerra verdaderamente revolucionaria cuando el poder esté en manos del proletariado. Me parece que semejante planteamiento de la cuestión da la respuesta más clara a la pregunta de qué guerra es ésta y quién la hace.”

(Obras Completas, Lênin, tomo XXV, páginas, 177, 178, 180 e 181)


Los extractos que siguen corresponden al punto 9, Discurso a favor de la Resolución sobre la guerra, pronunciado por Lenin en la VII Conferencia (de abril) de toda Rusia del POSDR(b), 24-29 de abril de 1917. El ejemplo de Curlandia ayuda a comprender perfectamente la cuestión de la opresión nacional y la lucha proletaria por la paz sin anexiones. En las condiciones en que se plantea la lucha proletaria por la paz sin anexión, renunciar a esta tarea significa dejar de luchar por su fin.

Discurso a favor de la Resolución sobre la guerra

“Hemos creído necesario indicar esto porque el problema de una paz sin anexiones es el problema básico en todos estos debates acerca de las condiciones de paz. Todos los partidos reconocen que la paz será una alternativa y que una paz con anexiones representará una catástrofe inaudita para todos los países. Ante el pueblo, en un país en que impera la libertad p0lftiea, el problema de la paz no puede plantearse sino como una paz sin anexiones. Es necesario, pues, manifestarse por una paz sin anexiones, y no queda sino mentir, enturbiando el concepto de anexión o eludiendo el punto. “ (…)¿Acaso reconquistar Curlandia significa apoyar las anexiones?» Yo tuve que contestarle afirmativamente*. Nosotros nos oponemos a que Alemania se adueñe de Curlandia por la fuerza, pero nos oponemos también a que Rusia retenga por la fuerza a ese país.”

(…)

“No renunciar a las anexiones equivale a justificar una serie interminable de guerras por la conquista de los pueblos débiles. Renunciar a las anexiones equivale a dar a todos los pueblos el derecho a decidir libremente si quieren vivir solos e unirse a otras naciones. Naturalmente que para ello deberán retirarse las tropas. Admitir la más insignificante vacilación en el problema de las anexiones equivale a justificar guerras interminables. Por eso no podíamos permitir en este punto la menor vacilación. En lo tocante a las anexiones, nuestra respuesta es: libre determinación de los pueblos. ¿Qué debe hacerse para que esta libertad política sea también una libertad económica? Poner el poder en manos del proletariado y sacudir el yugo capitalista.”

(Obras Completas, Lênin, tomo XXV, páginas 215 e 216)

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