Elecciones 2023: Santa Fe y Chubut

Una enorme indiferencia se expresó en las elecciones santafesinas

La participación del 62% del padrón electoral en las elecciones santafesinas configura el reflejo más preciso de la situación provincial. Debemos retrotraernos nada menos que 80 años para encontrar un resultado similar en 1941, que se explicó por la proscripción en las internas de la Unión Cívica Radical del tristemente célebre Enrique Mosca (candidato a Vicepresidente de la Unión Democrática en 1946) y el escandaloso fraude, moneda corriente por aquellos años.

No es un hecho aislado, ni una mera casualidad: en Chaco, Córdoba, Mendoza, Corrientes ya se habían dado niveles de participación por debajo del 70%. Y más significativos si se observa que de las 17 elecciones que hasta el momento se realizaron solo en Tucumán la participación fue levemente superior respecto a las de 2019. Esta cuestión ha intentado pasarse por alto o fue conscientemente minimizada, lo que expresa el temor evidente de la burguesía hacia el desinterés general en el actual proceso electoral.

Santa Fe ha venido siendo blanco de la atención nacional por el enquistamiento del narcotráfico en todos los eslabones de las instituciones burguesas. La justicia, los politiqueros, los banqueros, las fuerzas represivas son partícipes indispensables de este negocio multimillonario, con epicentro en la ciudad de Rosario. La contienda electoral se transformó en una competencia por quien prometía más mano dura y despliegue represivo en los barrios más aquejados por esta lacra social. Allí no hubo grandes diferencias entre Juntos por el Cambio y el peronismo.

Sin ir más lejos, el actual Gobernador del PJ Omar Perotti triunfó en las elecciones de 2019 con el slogan de “Paz y Orden”, un llamado evidente al fortalecimiento del aparato represivo. Perotti, imposibilitado de presentarse nuevamente a Gobernador resultó el candidato a diputado más votado a nivel provincial. Sin embargo, sus 240.000 votos estuvieron bastante lejos de los 460.000 de las primarias de 2019. La rápida pérdida de expectativas se enmarca en la pérdida de expectativas generales hacia el proceso electoral.

La victoria provincial de Juntos por el Cambio (JxC), que incorporó en sus filas las reminiscencias del prácticamente extinto Frente Amplio Progresista (FAP), logró atraerse buena parte de los votos que había cosechado el propio Perotti. Con más del 63% logró dejar muy atrás al 28% de las listas del Frente de Todos. No obstante, la fragilidad del armado del frente de JxC quedó expuesta ya antes de las elecciones con las acusaciones de Carolina Losada (que responde a Bullrich) hacia Maximiliano Pullaro (que responde a la UCR – Lousteau y fue apoyado por Larreta) por su complicidad con el mismo narcotráfico. Finalmente, Losada, aunque fue la segunda candidata más votada, fue derrotada por Pullaro, el ex Ministro de Seguridad de la Provincia (490.000 a 320.000 votos).

No menos importante resulta analizar el fenómeno en Rosario, la ciudad más grande que concentra poco menos del 30% de los votos provinciales. Tanto el peronismo como JxC sufrieron una importante disminución en sus votos, a pesar de haber integrado en sus filas a “Ciudad Futura” el primero (que responde a Grabois) y el FAP (del ex Gobernador Bonfatti) el segundo. Rosario, como el resto de la Provincia vio fuertemente aumentada la abstención electoral, alcanzando un gigantesco 43%, que se suman al 10-15% de votos blancos y nulos (dependiendo la categoría). Hablar de “ganadores”, con el 60% de los habilitados para votar – en una elección obligatoria – dándole la espalda a la farsa electoral, resulta hipocresía o un evidente engaño.

También resulta interesante analizar al centrismo electoral que pudo superar el proscriptivo piso para Gobernador con un 2.72%. En tanto que en las categorías de diputado provincial alcanzaron poco más de 22.000 votos (1.38%). Si se las compara con las elecciones de 2019 en las que el MST se presentó por fuera, vemos que hay una marcada disminución desde los 63.000 de hace 4 años, hasta los actuales 41.000. Las internas en el FIT-U no tuvieron su origen en diferencias en el contenido político de la campaña. Ambas fueron igual de socialdemócrata y alimentaron las ilusiones democráticas en el voto a sus referentes. Contrariamente, la división se da en el marco de una vulgar disputa por lugar en las candidaturas, mostrando la fisonomía de los contrincantes.

Existe un denominador común entre vencedores (PO-MST) y derrotados  (PTS-IS) que es el de pasar por alto el esclarecimiento del papel de las elecciones y la elaboración de un balance crítico de lo que viene aconteciendo en el país. Sus expectativas en la consagración de un diputado o concejal van a contramano de la tendencia general observada hasta el momento de darle la espalda, en mayor o menor medida, a la farsa electoral. Este ocultamiento desarma a la militancia y a los luchadores provinciales para intervenir políticamente en la crisis en curso, desdeñada y malinterpretada por el centrismo electoralista.

Resta señalar que cometeríamos un burdo error si trasladáramos mecánicamente este desinterés en consciencia política revolucionaria. Hasta ahora la burguesía no ha podido insuflarle expectativas al proceso electoral, pero esto no significa que este fenómeno no pueda ser revertido por la maquinaria mediática. El trabajo día y noche en ese sentido empieza a mostrar la preocupación en las principales editoriales de los periódicos burgueses.

El resultado dependerá de si esta tendencia instintiva de los oprimidos logra entroncar con una creciente politización de la clase obrera, convirtiéndose en dirección efectiva de las masas. Solo la intervención del Partido Obrero Revolucionario es capaz transformar en consciente estos procesos inconscientes de las masas, por su basamento marxista, es decir por señalar, sin ambages ni engaños, el norte estratégico de la revolución y la dictadura del proletariado.


El abstencionismo en Chubut, un fenómeno que se nacionaliza

El peronismo de Chubut sufrió un duro golpe en su intento reeleccionista. Las que resultaron ser las últimas elecciones previo a las PASO nacionales dieron como vencedores – en resultados bastante reñidos – a Ignacio Torres de Juntos por el Cambio, quien se impuso al candidato Juan Pablo Luque (actual intendente de Comodoro Rivadavia, la ciudad más populosa de la Provincia) de Arriba Chubut por 5 mil votos. Terminaron así con 20 años ininterrumpidos de gobiernos peronistas, tal cual sucedió en San Juan y San Luis.

La maniobra ensayada en distintas provincias no obtuvo aquí los resultados esperados y mostraron la incapacidad no solo para despegarse de las responsabilidades del Gobierno Nacional en la situación actual, sino principalmente del desastre provincial. Curiosamente Luque, a pesar de llevar como candidato a Vicegobernador al actual Vicegobernador, salió a criticar abiertamente a Arcioni en plena campaña electoral en más de una oportunidad.

Para explicar este resultado basta hacer un breve recorrido por la situación provincial atravesada por enormes luchas durante los últimos años. El Gobernador Arcioni, delfín de Massa y, por tanto, aliado del Gobierno de Alberto Fernández, enfrentó la primera gran movilización del Frente de Todos, sufriendo un duro revés cuando intentaba someterse a las transnacionales interesadas en la explotación minera provincial (“Proyecto Navidad”). Las movilizaciones populares de 2019 continuaron desarrollándose a lo largo de todos estos años, logrando voltear también la “ley de zonificación minera” de diciembre de 2021, entre otras grandes conquistas.

Las luchas estatales contra los pagos salariales escalonados, la férrea resistencia contra el desfalco de las cajas jubilatorias, la creciente organización de los docentes por condiciones laborales y salariales, expresan el enfrentamiento contra un Gobierno que ha dilapidado sus recursos y entregado sus riquezas para afrontar el pago puntilloso de una deuda externa condenatoria en una Provincia quebrada económicamente. Sumado a esto, la criminalización de los luchadores contra la minería saqueadora y contaminante no hizo más que multiplicar el odio contra el propio Gobierno, en lugar de frenar la creciente movilización.

Esta situación, con las regalías comprometidas, ha significado un enorme desgaste de “Arriba Chubut”, frente entre el “Frente de Todos” y el “Frente Renovador” provinciales. Ambos habían cosechado el 75% de los votos en 2019 cuando fueron separados (33.97% y 41.35% respectivamente), es decir un total de 220.000 votos. En la actual elección, presentándose en unidad, apenas superaron los 110.000, lo que muestra un rechazo abrumador. Este rechazo fue capitalizado hasta cierto punto por Juntos por el Cambio, que ya había mostrado una primera victoria en las legislativas de 2021.

En abril las elecciones solitarias de Trelew habían anticipado la derrota del peronismo pero también mostrado el fenómeno recurrente de estas elecciones. La abstención sería nuevamente el punto más destacado con un 69% de participación, cifra que se repitió este 30 de julio, convirtiéndose así en la elección a Gobernador con menor participación electoral en Chubut desde 1983. Casi 150.000 personas no concurrieron a votar, que sumados a los 33.000 entre votos blancos y nulos (41.000 si tomamos las categorías legislativas), nos da más del 40% de rechazo a la farsa electoral. Una cifra alarmante para la politiquería burguesa.

Otro hecho distintivo fue la obtención de un diputado provincial por el FIT-U que obtuvo 14.000 votos en la categoría legislativa (4.44%). Mirado con más atención se ve un retroceso respecto a las legislativas de 2021 (fenómeno común respecto a las ejecutivas), pero también un leve retroceso respecto a las elecciones a Gobernador de 2019. La conquista del diputado obedece a la efectiva fusión entre el FIT y el MST que habían logrado 16.000 votos anteriormente yendo separados. Indudablemente la conformación del FIT-Unidad obedecía a los cálculos estrictamente electoralistas de hacerse de mayor número de bancas. Su intervención electoral significa una valiosa labor para la politiquería burguesa, alimentando las ilusiones democráticas en un contexto que va a contramano de esas tendencias, motivo que ratifica nuestra caracterización sobre el serio obstáculo que representan para la politización de las masas.

Finalmente, el panorama provincial muestra un candidato victorioso (en compañía de Larreta y Bullrich, interesados en llevar agua para sus molinos) que deberá enfrentar tempranamente una situación explosiva. Su conformidad con la deuda usuraria y el mantenimiento de los compromisos con las multinacionales mineras avizoran nuevos y más grandes enfrentamientos contra las masas.

Esto coloca a la orden del día la necesidad de incorporar a la lucha al conjunto del movimiento obrero provincial que hoy se mantiene, en gran medida, bajo la tutela burguesa con dirigentes sindicales interesados en sumarse a las distintas tiendas políticas burguesas (Camioneros, UOCRA y UOM en las listas del peronismo; Petroleros con el histórico Jorge “Loma” Ávila como primer candidato a diputado nacional de Juntos por el Cambio). La lucha por la independencia política de la clase obrera, de ruptura de las ataduras con sus direcciones traidores, podrá entroncar con la lucha de la población por sus condiciones de vida, solo si su vanguardia organizada en Partido Obrero Revolucionario logra colocar claridad en la situación actual y transformar en conciencia política el instintivo hartazgo y descontento expresado en las elecciones chubutenses.

(nota de MASAS nº439)

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *