¿Celebrar la democracia?

Un reformista inclaudicable analiza el fallo que condena a Cristina Kirchner y las revelaciones del escandaloso viaje de jueces, fiscal, empresarios, ministro de seguridad, etc. y dice “¿Cómo caracterizar esta situación, cuando este 10 de diciembre deberíamos estar celebrando los 39 años de nuestra recuperada democracia? Lamentablemente el diagnóstico no hace lugar a optimismo alguno: nuestra democracia ha sufrido un significativo retroceso. Hoy la Argentina tiene un sistema político mucho menos democrático”.

Polemizamos con sus ideas, bastante difundidas entre los sectores progre, que muestran toda su impotencia para responder a la magnitud de la crisis que se vive.

¿Cómo recordará Borón el Punto Final, la Obediencia Debida, los indultos? ¿Cómo recordará la represión en La Tablada? Con muertos y desaparecidos. ¿Y la llamada Reforma del Estado? Que entregó todas las empresas y todas las riquezas, que desnacionalizó la educación y la salud, que generó una desocupación record, completando la tarea que la dictadura no pudo llevar adelante. La represión creciente en las barriadas, la represión a los mapuche, los miles y miles de procesados por luchar. La represión del 19 y 20 de diciembre, la matanza del Puente Pueyrredón. La inteligencia y persecución de los partidos y movimientos sociales. Bajo la democracia burguesa creció la concentración económica en manos de las multinacionales, el país es más sometido que nunca a los designios del capital financiero. Creció dramáticamente la pobreza, la desocupación, la precarización del trabajo.

Los capitalistas que ordenaron y financiaron el golpe y la represión, y se beneficiaron bajo la dictadura siguen con todo su poder. No pagaron por sus crímenes. Sus propiedades crecieron.

En todo su análisis no aparece el contenido de clase de los fenómenos que describe. Para alguien que se consideraba marxista este es un renunciamiento importante. Debería empezar por decir que se está refiriendo a la democracia burguesa, que es una de las formas de la dictadura del capital.

La pudrición a la vista de la Justicia Federal sólo hace visible lo que existe desde hace décadas y ningún gobierno se anima a desmantelar, convirtiéndose en su cómplice. Le recordamos que los Stiuso, Larcher y compañía comandaron los servicios de inteligencia desde la dictadura hasta el final del mandato de Kirchner.

Acordamos que la causa de Vialidad es un ataque burdo y violento que apunta a proscribir a Cristina Kirchner. Pero debe ser inscripta dentro de un cuadro general de avance de las formas de dictadura civil. De la represión e ilegalización de los movimientos de desocupados de las luchas obreras, de los pueblos originarios. De la proscripción de los activistas y delegados en los lugares de trabajo, de la ausencia de democracia sindical, del imperio de las bandas de matones de la burocracia. ¿Borón no lo sabe?

No le llama la atención el silencio de los medios oficialistas sobre un viaje que ocurrió el 13 de octubre. No le llama la atención que el Jefe de Gabinete de asesores de Fernández protegiera y encubriera a esos “viajeros”. No se pregunta qué hacía en esa mesa un hombre de Stiuso, Leonardo Bergroth, ex servicio de inteligencia que en la época de los Kirchner hacía de enlace entre inteligencia y los jueces.

El reformista incurable, ¿aun stalinista? hace referencia a “la derecha y su instrumento militar” que proscribieron al peronismo, ocultando que por encima de ellos estaba el imperialismo, el gran capital, la oligarquía terrateniente, que recurría al “partido militar”, al golpismo, porque no podía dominar a los oprimidos por medios democráticos (debería recordar el papel gorila, reaccionario, del Partido Comunista y el Partido Socialista frente al golpe del ´55).

Después de tan traumática experiencia (la dictadura), potenciada por la Guerra de las Malvinas, se selló un pacto entre los diferentes actores políticos por el que nunca más se recurriría al golpe militar para dirimir los conflictos que se agitaban en el seno de la polis”.

Es el colmo del ridículo. La dictadura no se podía sostener y corría el peligro de ser volteada por el levantamiento popular. El imperialismo jugó un papel central en Latinoamérica para dar salida a las dictaduras militares y reemplazarlas por las “democracias” tuteladas. Para la gran burguesía y el imperialismo quedaba la dictadura militar como un último recurso. Sólo un reformista incurable puede creer que la burguesía y el imperialismo no volverán a utilizar la bota militar. El “Nunca Más” fue una ficción literaria, para defender esta democracia burguesa, una ilusión. ¿A qué actores políticos se refiere? Los principales partidos políticos de la burguesía fueron tolerantes y cómplices con la dictadura, colaboraron con funcionarios, pactaron la impunidad de los represores, rota por la lucha popular.

El problema es que ese pacto hoy está roto: el recurso a la violencia se ha naturalizado en las huestes furiosas y cada vez más intolerantes de la derecha. Su lenguaje y su gestualidad trasuntan una violencia pocas veces vista en nuestra recuperada democracia; el fallido magnicidio…”.

No puede entender que la base de esta radicalización está en la descomposición capitalista, acá y en casi todo el mundo. Las formas democráticas van desapareciendo porque el capital necesita atacar más a fondo y más rápido las condiciones de vida y de trabajo de las masas. Las formas democráticas van desapareciendo cada vez que no pueden contener pacíficamente la revuelta popular. Borón no puede entender que esos sectores son los mismos que llevaron adelante la dictadura más feroz para extirpar a lo mejor de nuestra sociedad, a esa vanguardia forjada en la Resistencia, y en el Cordobazo. Esos sectores jamás renunciaron a sus objetivos, a sus métodos.

Dice Borón: “El ‘partido militar’ no existe más, pero el imperio y la derecha han trabajado arduamente para reemplazarlo por un ‘partido judicial’ que, lawfare mediante y en alianza con el duopolio que con sus fakenews, calumnias y encubrimientos envenena el alma de argentinas y argentinos. Unos y otros se han adueñado del país y en Argentina como en casi toda Latinoamérica persiguen, encarcelan y proscriben a los líderes populares”.

Insistimos la dictadura militar abierta queda como un recurso extremo. Bajo las formas democráticas burguesas creció la utilización de los medios y la Justicia para controlar ideológicamente y disciplinar a la sociedad. No ahora, desde hace bastante más que 4 décadas. Clarín y La Nación fueron soportes de la dictadura. La colonización de la Justicia y su relación con los servicios viene también desde la dictadura. ¿En qué país vive Borón? Si no se comprende la naturaleza de clase de estos fenómenos no podrá acertar cuál es el camino para acabar con las bases de esta dictadura civil, de esta amenaza creciente de la derecha: sólo por la vía de una revolución social que termine con la gran propiedad, que desconozca toda la deuda, se puede empezar a terminar con tanta violencia que emana del poder más concentrado.

Como Borón no puede entender esto se le ocurre que “Se impone reconstruir nuestra democracia. Para ello el gobierno debe convocar sin más demora a una ‘consulta popular no vinculante para que sea el pueblo quien decida los pasos que deberán tomarse para acabar con la mafia enquistada en la Justicia Federal y democratizar el sistema de medios, condiciones indispensables para acabar de una buena vez con el poder de la ‘dictadura mediático-judicial’. Sin esa convocatoria y sin un ‘hecho de masas’ que permita doblegar las resistencias de la derecha nuestra democracia irá languideciendo hasta dar a luz a renovadas y más siniestras formas de despotismo”.

Como no puede entender de qué se trata la lucha de clases, sale ciego a tirar manotazos al aire y dice que la solución debe ser convocar a una “consulta popular no vinculante” como si fuera posible reformar la Justicia capitalista. Y como si fuera la forma en que el pueblo puede decidir algo, ¿cuándo en la historia pasó algo así? Pero, además, ¿por qué razón “no vinculante”? ¿Teme por el resultado de la consulta? Es extraño. Pareciera que el “hecho de masas” es en realidad una encuesta para orientar a los legisladores sobre qué deben hacer.

Debería balancear por qué no se pudo aplicar la Ley de Medios que se votó en el Congreso en el 2009 y Macri anuló por decreto. No se pregunta por qué el gobierno de Fernández no anuló el decreto de Macri y dio vigencia a aquella ley. Podría reflexionar que esta democracia y este gobierno es cómplice o por lo menos cobarde frente a ese poder.

No hay ninguna vía legal o constitucional para derrotar a la derecha, a las mafias, sólo la acción directa de masas, con sus propios métodos puede aplastarlos.

 

(nota de MASAS nº427)

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